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Opinión

Votantes y realidades alternativas

Donald Trump, nuevo presidente de EEUU.

Veles, Macedonia, seguramente no figura en ningún mapa de centros de opinión internacionales. Su página de Wikipedia en inglés parece sacada de una parodia de guía de viaje por Europa del este; es la pura definición de ninguna parte. Esta ciudad pequeñita en un rincón olvidado de los Balcanes, sin embargo, tiene la distinción de albergar un auténtico imperio mediático en internet, siendo como es la sede de más de 100 medios de comunicación en inglés.

La historia, explicada con detalle en este artículo en Buzzfeed, tiene su miga. A principios de año, durante la interminable campaña de primarias republicana, un grupo de adolescentes de Veles se percató de que las bases conservadoras americanas tienen un apetito insaciable de noticias políticas. Estados Unidos tiene un ecosistema vibrante de medios de comunicación de derechas que van desde revistas medio serias, como National Review,  a pozos de teorías de conspiración delirantes como Infowars. Por cada página más o menos en contacto con la realidad como Daily Caller, hay un albergue de parafascistas como Breitbart, y todas parecen tener su público.

Esta constelación de webs de política-ficción macedonias basan todo su modelo de negocio en conseguir que sus “noticias” sean compartidas en las redes sociales

Los emprendedores macedonios, aparte de ver un mercado con amplia demanda, también se dieron cuenta que muchos de los medios conservadores no se caracterizan por ser especialmente precisos con la realidad. Es un ecosistema que ha sido capaz de tirarse años autoconvenciéndose de que los Clinton ocultan algún secreto horrible, a pesar de nunca haber encontrado nada. Al fin y al cabo, a la audiencia no parece importarle demasiado. La gran innovación de los chicos de Veles fue entrar en este mercado con una ventaja competitiva importante: en vez de tener periodistas en plantilla, los tipos directamente se inventan las noticias y listos, buscando titulares escandalosos para conseguir tanta difusión como sea posible.

Esta constelación de webs de política-ficción macedonias como BVANews.com, ConservativeState.com o TheRightist.com basan todo su modelo de negocio en conseguir que sus “noticias” sean compartidas en las redes sociales. Cuando entras en Facebook, lo que ves en el muro es fruto de una serie de algoritmos complejos que intentan mostrarte actualizaciones, fotos, enlaces y contenidos que van a parecerte interesantes. Cada persona ve contenidos completamente distintos; Facebook tiene un montón de información sobre qué miras y qué dejas pasar de largo cuando visitas su página, así que la selección que ofrece es muy efectiva.

Las bases del partido republicano, como hemos comentado, son extraordinariamente propensas a leer muchísima información política en internet, y visitan y comparten enlaces con entusiasmo. Eso las hace un objetivo perfecto para bombardearlas con toda clase de noticias fantasiosas sobre Hillary Clinton y la campaña electoral (“el Papa apoya a Trump”, “Hillary vende armas a ISIS” y derivados), y ganar 3.000 o 4.000 dólares en publicidad cuando un artículo se hace viral.

Este verano, antes de leer sobre Veles, me preguntaba cómo de habitual era que esto sucediera. Había empezado a ocultar Facebook a mis familiares y conocidos republicanos, un poco harto de ver enlaces a teorías conspirativas sobre los Clinton. Sabía del amplio ecosistema mediático conservador americano, ya que lo leo con entusiasmo, pero tantos medios con tantas noticias absurdas me parecían casi demasiado. Lo que no sabía es si todos esos artículos sobre un agente del FBI que investigaba a Clinton había sido asesinado tenían audiencia o no.

El total de reacciones generadas por páginas de noticias falsas en Facebook sumaban 8,7 millones, siendo un post de Endingthefed.com sobre el Papa apoyando a Trump la noticia más popular

Buzzfeed, de nuevo, ha mirado los números, y los resultados son bastante descorazonadores. Entre el mes de agosto y el día de las elecciones, las 20 noticias que más reacciones han generado en Facebook producidas por medios tradicionales (“me gusta”, compartir, visitas) sumaban 7,3 millones de reacciones. La historia más compartida es del Washington Post, repasando casos de corrupción de Trump. En el mismo periodo de tiempo, el total de reacciones generadas por páginas de noticias falsas sumaban 8,7 millones, siendo un post de Endingthefed.com sobre el Papa apoyando a Trump la noticia más popular. Claramente, el cártel macedonio de noticias tiene público y audiencia.

Esto es un problema por varios motivos. Primero, la propensión a consumir noticias ficticias parece estar, al menos en Estados Unidos, desproporcionadamente concentrada entre votantes de derechas. Hemos tenido una campaña presidencial muy extraña, con el candidato republicano mintiendo constantemente. Si un porcentaje considerable de sus votantes están informándose sólo a través de Facebook y páginas webs de fantasía, esto no es una gran noticia para el debate democrático.

Los lectores llegan a las noticias cada vez más a menudo tras navegar un muro lleno de fotos de gatitos, contenido pagado, artículos de medios contrastados e historias ficticias

Segundo, Facebook se está convirtiendo en el mayor agregador de noticias políticas en internet para muchísimos votantes. Hace unos meses Emily Bell describía cómo Facebook se estaba tragando el periodismo. Los lectores llegan a las noticias cada vez más a menudo tras navegar un muro lleno de fotos de gatitos, contenido pagado, artículos de medios contrastados e historias ficticias que un algoritmo sin demasiado criterio ha decidido hacer viral. Es una caja de resonancia de noticias sólo seleccionadas para gustarte, no un portal de información.

Tercero, y más importante, como consumidores parecemos ser crónicamente incapaces de discernir qué contenidos son ciertos y cuáles no. Sam Wineburg, de Stanford, acaba de completar un estudio con más de 7.800 adolescentes para ver si eran capaces de distinguir si una noticia era falsa. Un desalentador 80% de la muestra no sabía cómo determinarlo. Sabemos, y hay una amplia literatura al respecto, que los votantes tienden a interpretar noticias, artículos y eventos según un prisma ideológico; instintivamente creemos que las noticias que nos dan la razón son ciertas y las que nos contradicen son falsas. Si ahora vivimos en un mundo donde las noticias que recibimos en una caja de resonancia de nuestras propias convicciones como son las redes sociales, sin filtro alguno sobre qué es realidad y qué es ficción, lo de tener votantes informados va a ser una quimera.

Es todavía temprano para saber si esta clase de dinámicas en los medios y redes sociales ha sido un elemento marginal en campañas electorales recientes o si estamos ante un cambio real en el debate político que contribuye a la polarización

De momento, es todavía temprano para saber si esta clase de dinámicas en los medios y redes sociales ha sido un elemento marginal en campañas electorales recientes o si estamos ante un cambio real en el debate político que contribuye a la polarización. Facebook parece ser de la opinión que hay algo que no funciona en cómo difunden noticias y está estudiando cómo resolverlo. Aun así, este es un tema al que habría que prestarle atención, y más viendo lo que hemos visto este año a ambos lados del Atlántico.

La gran ironía, por cierto, es que hace unos meses los medios conservadores americanos acusaban a Facebook de intentar esconder las noticias que ellos publicaban. Quizás no eran del todo conscientes sobre quién les estaba quitando tráfico.

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