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Opinión

A Torra le traen carbón

El presidente de la Generalitat, Quim Torra

Nadie da un duro por el President. La mayoría de sus Consellers buscan una salida ante lo que prevén un hundimiento estrepitoso.

La salida de Ernest Maragall como Conseller de Exteriores para encabezar la candidatura de Esquerra al ayuntamiento de Barcelona supuso el pistoletazo de salida. Con un papel cada vez más devaluado, Quim Torra no controla el Govern ni el ámbito independentista. Quería ser el pal de paller, emulando a Jordi Pujol, y ha terminado por convertirse en un estorbo. Nadie le consulta, nadie le obedece. Sus salidas de tono, su mesianismo, su falta de liderazgo, lo han convertido en un cadáver político. Ni Junts per Catalunya, ni el PDECAT, ni Esquerra, piensan en el como un político capaz de liderar el post 1-O. Ni siquiera sus amigos de los CDR, las CUP o la ANC . Torra está amortizado, nos confesaba un dirigente de la ANC, en la que solo le queda Elisenda Paluzie, fuertemente cuestionada por los propios integrantes de la otrora potente asociación separatista.

A Torra le van a dejar aún más solo si se confirma la salida de Elsa Artadi, que se iría a la lista del PDECAT para Barcelona. La idea es que Artadi, muñidora de los acuerdos con Sánchez junto a Pere Aragonés, sea quien reúna bajo el mismo paraguas neo convergente a las diferentes candidaturas separatistas no afines a Esquerra, intentando parar el golpe que todas las encuestas vaticinan para los de Puigdemont. En las filas del ex partido de Pujol cunde el pánico ante la atomización de la órbita separatista y el incremento de voto a los republicanos, a punto de hacer el temido sorpasso para los herederos convergentes. De ahí la peregrina idea de que la lista la encabece el actualmente encarcelado Joaquim Forn con Artadi de segunda de a bordo. Una jugada desesperada, máxime si tenemos en cuenta que Forn no va a poder desempeñar papel alguno por su actual condición, recayendo sobre la economista todo el peso de la campaña y la posterior labor municipal, sean cuales sean los resultados. Eso no le preocupa a Artadi, que vería con buenos ojos tener en sus manos las riendas del grupo municipal del PDECAT barcelonés, incluso para emplearlo como contrapoder contra la Generalitat. Se empieza a rumorear en los pasillos de Palau la posibilidad de un eventual gobierno de coalición entre Artadi, Maragall y un tercer socio que podría ser perfectamente el PSC de Iceta.

Artadi habría dejado manifiesta su disconformidad con la estrategia que emana de Bruselas, mostrándose partidaria de línea que defiende Junqueras

Por otra parte, la poderosa política, antaño mano derecha del fugado de Bruselas, hace tiempo que desea romper los lazos que aun la mantienen, al menos en apariencia, ligada al de Waterloo, a Torra y al sector híper ventilado del separatismo reacio a nada que no sea la política del tot o res. En sus contactos con el ejecutivo socialista, Artadi habría dejado manifiesta su disconformidad con la estrategia que emana de Bruselas, mostrándose partidaria de línea que defiende Junqueras.

El tiempo político que se abre con las municipales es una espada de Damocles que pende encima de Torra, instalado en su mundo irreal. Los separatistas en su mayoría - hablamos de la clase política – optan cada vez más por el acuerdo con un Sánchez dependiente de sus votos. Más allá de las declaraciones incendiarias, destinadas a su parroquia, que el diputado neo convergente Bel dijese el otro día que estaba dispuesto a pactar los presupuestos para, inmediatamente, ser desmentido por la furibunda Nogueras, muestra hasta qué punto están divididos. Torra se encuentra en medio de un huracán que podría llevárselo por delante pasando a la historia como el President que ni legisló, ni gobernó. Naturalmente, si ustedes ven TV3, escuchan Catalunya Ràdio o RAC1 no encontrarán nada de esto, porque la consigna es mantener la ficción. Pero la realidad es que los separatistas están hartos de Torra y desean quitárselo de encima lo antes posible. Como sentenciaba la persona que nos hacía estas confidencias, al fin y al cabo, el mismo se define como Presidente Custodio, es decir, transitorio. No tiene más mérito que haber metido la pata todas las veces que ha podido.

De ahí que le traigan carbón. No los reyes, sino los suyos.

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