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Opinión

El Rey señala el camino

Felipe VI en el Congreso Mundial del Derecho

Comenté con Yolanda Gómez Sánchez, directora del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, y con Juan José Solozábal, catedrático de Derecho Constitucional,  “la suerte que tenemos” con el Rey Felipe VI.

Acabábamos de escuchar su discurso aceptando el premio “World Peace and Liberty Award”, una distinción que le entregaba el XXVI Congreso bienal de la “World Jurist Association” (WJA), la más prestigiosa organización mundial de juristas a favor del Estado de Derecho.  A lo largo del medio siglo de su actividad, la WJA sólo ha distinguido con ese premio a Winston Churchill (uno de sus promotores); al juez norteamericano, Earl Warren; al redactor de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, René Cassin; y al presidente de Sudáfrica, Nelson Mandela.

Comentamos “la suerte que tenemos” cuando escuchamos las palabras del Rey: pueden ser un hito en el calendario de las victorias de la democracia sobre sus enemigos actuales. El Jefe del Estado español se sitúa al frente de un combate global en defensa de la democracia representativa, el Estado de Derecho y la Declaración Universal de los Derechos Humanos, argumentos principales de su discurso de aceptación del premio de la WJA. Por eso, el futuro de nuestra democracia está mejor que en muchos países europeos. Ha comenzado la recuperación de los valores democráticos y constitucionales.

El discurso del Rey en la reunión de la ‘World Jurist Association’ marca el camino para superar los desafíos a los que se enfrenta Europa, entre ellos el del nacionalismo catalán

Entre otros párrafos del discurso del Rey, destaco estos:

“Que no hay libertad sin leyes se ha sabido siempre. Así como también que sin leyes no puede haber democracia. Por ello ley, libertad y democracia se encuentran unidas en el mejor pensamiento que ha producido la cultura universal. Valgan como muestra de esa intemporal convicción las palabras pronunciadas en el viejo y el nuevo mundo por tres cualificados representantes de los diversos saberes a través de los cuales la actividad intelectual se manifiesta: un filósofo griego, un jurista romano y un escritor y pensador mexicano”.

Aristóteles ya advirtió que sin leyes no puede haber democracia, sino demagogia. Cicerón nos diría que somos esclavos de las leyes para poder ser libres. Y en nuestra época Octavio Paz nos ha recordado que sin democracia la libertad es una quimera (…) unas ideas que han estado presentes en la historia de la civilización, pues, como también dijo Franklin Delano Roosevelt, ‘la aspiración democrática no es una simple fase reciente de la historia humana. Es la historia humana’”.

“En el espíritu de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 se contiene la pretensión de que esa realidad acabe extendiéndose al resto de los países del mundo, pues al margen de la diversidad de culturas y de identidades, la dignidad humana es una exigencia universal que sólo por medio de la democracia, la libertad y la ley puede lograrse”.

Felipe González, en el discurso que pronunció como “laudatio” al Rey para recibir la distinción de la WJA, señaló, con su mejor contundencia, que los ataques que la Monarquía está recibiendo son también ataques  contra  la unidad del “demos” de la democracia española que el Rey representa.

Y Felipe VI le respondió, reiterando su obligación como Jefe del Estado con la Constitución que garantiza la democracia, los derechos individuales, el pluralismo del pensamiento, la diversidad cultural y territorial y, en suma, garantiza la soberanía del pueblo español:

“Gracias también al Presidente Felipe González por sus palabras. Don Felipe González Márquez, presidente del Gobierno desde 1982 hasta 1996, representa siempre y hoy aquí entre nosotros a una generación de líderes políticos a la que los españoles debemos gratitud, reconocimiento y respeto. Una generación cuyo sentido de la historia de España, y su visión de futuro han sido la base de nuestra convivencia democrática y de nuestro bienestar durante las últimas décadas. El 30 de enero de 1986, una fecha tan simbólica para mí (jurando la Constitución como heredero de la Corona), me dirigió en el Palacio Real de Madrid las siguientes palabras: ‘Esta España democrática y libre apuesta hoy por su futuro constitucional en la persona de Vuestra Alteza Real’. Desde entonces, como él sabe bien, he procurado estar a la altura de esa muestra de confianza, y hacer honor a mi compromiso con la Constitución, con lealtad, entrega y dedicación a los intereses generales de todos los españoles. Y en personas como él he encontrado siempre gran apoyo y estímulo. La Constitución ha sido, es y será la guía de todos mis actos. Y la independencia y neutralidad de la Corona mi permanente compromiso cívico con España, al servicio de la democracia y de la libertad”.

Los desafíos que tiene Europa, entre los cuales la anormalidad de Cataluña estuvo presente durante todo el Congreso de la WJA, se vieron superables después de las palabras del Rey. ¡La suerte que tenemos por contar con un Jefe del Estado como él!

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