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Opinión

Sánchez necesita ganar a Rajoy, no a Iglesias

El empeño de Sánchez en hacer grande a Rajoy.

Los sociólogos llaman "luna de miel" o "efecto champán" al rebote demoscópico que sigue a la elección de un líder nuevo, desconocido. Pedro Sánchez no es nuevo, pero su muerte política en aquel tumultuoso Comité Federal del PSOE el uno de octubre, a manos de Susana Díaz y los barones, hizo de su vuelta algo tan remoto que la victoria parece haberle convertido poco menos que en la última Coca-Cola de este desierto político que es España. 

Con un Mariano Rajoy muy tocado en su imagen por la corrupción, y un Pablo Iglesias a quien la moción de censura no ha sentado del todo bien -en el 'barómetro' del CIS de julio su imagen entre los españoles incluso cae un 0,05% más-, era natural que Sánchez se alzara como "la novedad".

Pero le conviene no hacerse trampas al solitario. El resto de los partidos ya habían descontado esa subida y, como todo, es cuestión de ver el vaso medio lleno -recorta cuatro puntos la distancia con el PP y anula definitivamente el Sorpasso de Podemos-, o medio vacío -se queda a 3,9% de los populares en su mejor momento-.

¿Resulta que hay trasvase de Podemos al PSOE y no del PP menguante hacia su refugio natural, Ciudadanos?

Aunque solo el tiempo dirá quien tiene razón, hay una primera verdad incuestionable en este nuevo cuatripartidismo: ser segundo no basta; hasta que no logras el primer puesto es arriesgado cantar victoria. Y, sobre todo, si el estudio ofrece resultados tan sospechosos de cocina como que la suma PSOE-Podemos supera a la de PP-Ciudadanos... ¿Resulta que hay trasvase de Podemos al PSOE y no del PP menguante hacia su refugio natural, Ciudadanos? 

Antes, cuando un bipartidismo imperfecto campaba por sus fueros, el porcentaje que perdía el PP lo ganaba el PSOE, y viceversa, el resto iba a la abstención, y el primero gobernaba con CiU y PNV. Ahora ya no. Lo que se dejan los dos grandes lo recogen Podemos y Ciudadanos. De ahí que la abstención haya encogido respecto a hace unos años.

Por tanto, no nos engañemos: el sistema electoral que va a seguir beneficiando al primero -prima del último escaño en numerosas provincias-, es decir a Rajoy, que mantendrá más combinaciones de gobierno y ¡ojo! de veto a un posible Gobierno PSOE. Porque, mientras Sánchez siga necesitando a Podemos y los 15/20 escaños en el Congreso de los independentistas catalanes de Junts pel Sí y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), ese gobierno que Rubalcaba apodó "Frankenstein" es un castillo en el aire... diga lo que diga el CIS.

 

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