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Opinión

Los polvos de Arenas y Zoido enlodan hoy al PP andaluz

María Dolores de Cospedal, entre Juan Ignacio Zoido (izda.) y Javier Arenas, la semana pasada

Javier Arenas y Juan Ignacio Zoido ya no son amigos. Rompieron relaciones personales hace varios años, desde que el alcalde de Sevilla fue anfitrión de María Dolores Cospedal en la Semana Santa de 2012, extasiados ambos ante el Cristo de “La Lanzada”. En esa época se inició el distanciamiento de dos viejos amigos, a causa de las intrigas y luchas internas por el poder territorial en el PP, y en concreto la enemistad de Arenas con Cospedal. Fue entonces cuando el alcalde Zoido se alineó con la hoy ministra, desmarcándose de las cosas de Javié.

El distanciamiento fue lento, pero constante, dicen que cruel y doloroso. Se habló de “traición” y el partido se tensionó. Javier Arenas fue quien hace años apadrinó al juez Zoido para su entrada en política, dejándole encargado del partido en su última huida a Madrid en 2012, tras quitarse en sambenito de “eterno perdedor” después de lograr 43.742 votos más que el PSOE. Un año antes, Zoido, consiguió la alcaldía de Sevilla con una mayoría histórica para la derecha, antes nunca vista, y que Juaninasio  no fue capaz de revalidar cuatro años después.

Javier y Juan Ignacio, mucha mili juntos, abrieron la guerra contra los Eres fraudulentos de la Junta con Zoido como director jurídico de la gran operación política, mediática y judicial. Cuando en 2010 estalló el Caso Mercasevilla, el PP, por vez primera, creyó que había pillado chicha. Ellos se jugaban mucho, así que no escatimaron esfuerzos económicos, mediáticos y políticos para poner en marcha la denuncia contra un gran escándalo de corrupción que acabó afectando a todo el PSOE y a sus dos últimos presidentes federales, Chaves y Griñán, sentados en el banquillo.

La foto de la familia de los ERE

La Andalucía del millón de parados estuvo predispuesta siempre a apoyar un cambio de métodos y políticas del gobierno socialista, cuyo fin último era cebar una red clientelar por toda la región. Quizás por ello mucha gente aplaudió y apoyó la ofensiva anticorrupción del PP que, esta vez sí, parecía que tenía posibilidades de llegar a gobernar. Pero su gran error fue el no predicar nunca con el ejemplo, limpiando su casa al mismo tiempo que denunciaban la suciedad del vecino.

Al contrario, los dirigentes populares siempre defendieron que lo suyo eran ‘casos aislados’ o ‘cuestiones administrativas’ y que la verdadera corrupción estaba en “el robo de 1.500 millones de euros de los parados” consentido por el régimen socialista. La realidad final del sumario demostraría la falsedad del dato, al estimarse en unos 136 millones lo verdaderamente malversado o robado con los Eres, que ya son millones. Ninguna jueza reclamó nunca a los miles de beneficiarios la devolución de sus pensiones.

Arenas y Zoido diseñaron la guerra contra los Eres fraudulentos de la Junta, con Zoido como director jurídico de la gran operación política, mediática y judicial"

Arenas y Zoido se plantearon en 2010 como objetivo bombardear las fuentes que ellos creían daban de beber a las sucesivas mayorías del PSOE-A, y lo harían por tierra, mar y TDT, contando con jueces, fiscales, policías, guardias civiles y, como no, medios de comunicación engrasados y en primer tiempo de saludo. La foto de familia del banquillo de la vista oral de la pieza política de los Eres fue desde entonces soñada por un PP que parecía dispuesto –si ganaba– a regenerar la vida política andaluza con Javier Arenas ejerciendo de don limpio. Nada más lejos de la realidad, tal y como la historia refleja.

La posición del PP respecto a la corrupción en Andalucía quedaba expuesta gráficamente el pasado jueves en el vuelo Madrid-Almería con el ministro de Justicia, Rafael Catalá, sentado junto a Gabriel Amat, líder del PP almeriense, alcalde de Roquetas, presidente de la Diputación y “hermano mayor” de Javier Arenas. Un político inmensamente rico desde que está en política, que lleva cinco años (y siete jueces) sometido a investigación judicial a cuenta de la denominada Trama Amat que abarca su patrimonio personal, familiar y de socios en decenas y decenas de mercantiles bajo sospecha de haber sido beneficiadas desde el ayuntamiento de Roquetas. No es la primera vez que Catalá y Amat coinciden en público en Almería. Arenas también fijó en aquella provincia su residencia política como diputado andaluz.

"Un antes y un después de la 'amarga victoria'

Para el PP andaluz hubo un antes y un después de su amarga victoria del 22M andaluz. A Zoido le resultaba imposible apretar más, abarcando la alcaldía, el parlamento andaluz y el partido donde se le veía especialmente incómodo. Nunca fue lo suyo desde que siendo secretario general en 2007 el alcalde de El Ejido, Juan Enciso, le puso un pistolón sobre una mesa de diálogo en Antequera.

Planificó Zoido su sucesión en la persona del alcalde de Tomares José Luis Sanz y en el último minuto el dedo de Mariano Rajoy dio el visto bueno a la propuesta de Moragas, Soraya y Arenas – frente a Cospedal y Zoido – en la figura de un nuevo y desconocido líder andaluz llamado Juan Manuel Moreno Bonilla –“llamadme Juanma”– típico producto político nacido en las NNGG y que, como Susana Díaz, siempre cotizó a la SS gracias al partido.

En Sevilla el arenismo venció al zoidismo en el último congreso a cara de perro, hecho que ha agrandado definitivamente la sima entre ambos"

Bonilla perdió sus primeras autonómicas frente a Susana por 344.874 votos y no acaba de lograr su encaje como líder natural del PP-A. Es más, por su débil liderazgo frente a los reinos de taifa, el PP aparece dividido por la mitad en Granada, Jaén, Huelva y Sevilla. En Granada y en Jaén están a la espera de que se sustancien las denuncias judiciales por irregularidades en sus respectivos congresos provinciales. En Sevilla el arenismo venció al zoidismo en el último congreso a cara de perro, hecho que ha agrandado definitivamente la sima entre ambos.

La amenaza naranja

Un sondeo publicado por varios periódicos hace unos días, convenientemente agitado y publicitado por el PSOE, vaticina un posible descalabro que devolvería a la formación popular a los tiempos del “Andaluz como tú” de Gabino Puche. Según esa encuesta, Ciudadanos lograría un aumento espectacular en votos y escaños a costa del PP. También subiría el PSOE, mientras que Podemos-IU bajarían.

Todo lo cual conduce a pensar que el tándem Arenas-Zoido no acertó hace ocho años en su estrategia a medio y largo plazo, pensando más en sus intereses personales y políticos del momento que en el futuro del PP andaluz como partido. La derecha no puede rentabilizar hoy su operación de desgaste al PSOE por la corrupción de los Eres sencillamente porque no han demostrado ni credibilidad ni legitimidad moral en la lucha contra su propia basura interna y no será porque no hayan tenido y tengan imputados en activo.

Susana está feliz con la derecha que tiene enfrente, enlodada por sus cuitas internas, y se permite, incluso, echar al PP del Consejo Consultivo"

El PP andaluz se enfrenta en la actualidad a unas autonómicas que dice Susana que no adelantará y lo hace más débil y desestructurado que nunca.

El discurso españolista y patriotero de Susana y la posición dura de C,s en el “procés” han arrinconado ideológicamente el discurso del PP andaluz a la esquina de la radicalidad extrema y, como bien apuntó Arenas en 2012, solo una formación que agrupe electoralmente al centro y a la derecha puede ganarle al PSOE en Andalucía.

Susana está feliz con la derecha que tiene enfrente, enlodada por sus cuitas internas y se permite hacerles perrerías como insinuar malévolamente en el Parlamento que Bonilla tiene “los bolsillos oscuros” o, sin avisar, echarles del Consejo Consultivo esta semana en lo que se ha interpretado como una humillación pública del PP con ruptura total de viejos consensos y el inicio de una larga precampaña electoral.

 La gota que ha colmado el vaso de la líder del socialismo rociero ha sido el intento del PP por situarla en el photocall judicial de la Audiencia de los Eres como testigo, algo que a la dirigente socialista le ha producido una gran irritación política y personal. “Hasta ahí podíamos llegar”, le oyeron decir a la señora presidenta.

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