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Opinión

El PNV le 'rompe la cintura' a Rivera

Envejecimiento y declive económico vasco
Andoni Ortúzar e Íñigo Urkullu

El PNV ha afrontado los Presupuestos como si de una partida de mus se tratara: disimulando en todo momento sus intenciones. Con Mariano Rajoy ha negociado a la chica, pactando partida a partida y amagando continuamente con retirarse si no derogaba el 155 en Cataluña, cuando realmente ya tenía decidido ganar a la grande e impedir que Albert Rivera llegue a La Moncloa a corto plazo, aún tragándose el sapo de aprobar las cuentas del Gobierno del 155.

La clave es que, habiendo sido pragmático en su relación con "el Estado", esta vez venía incentivado porque Rivera ha puesto reiteradamente en cuestión el concierto y el cupo. Eso, que proporciona mucho respaldo a Ciudadanos en el resto de España, es casus belli para todos los vascos, no nacionalistas incluidos, que en esta guerra PP y PSE van de la mano con el PNV y hasta con EH-Bildu.

Fue el presidente de su ejecutiva, el EBB, Andoni Ortuzar, quien lo explicó de forma gráfica hace ya tres semanas: "A Rivera le hemos roto la cintura" quitándole ese oscuro objeto de deseo ciudadano que era el adelanto electoral a otoño. Desde entonces todo ha sido escenificación, puro ejercicio de funambulismo político de los de Sabin Etxea para no indisponerse ni con su base social más abertzale ni con los sindicatos ELA y LAB ni tampoco con el PDcaT. 

Urkullu está hasta la coronilla de Puigdemont y de su sucesor al frente de la Generalitat, Quim Torra; no entiende la dinámica suicida en que han embarcado a la política catalana

De éste último y de su líder, Carles Puigdemont, acabó el lehendakari, Iñigo Urkullu, hasta la coronilla en las horas previas a la aprobación del 155 por el Senado, aquel 26 de septiembre; intentó pararlo en una frenética mediación telefónica a tres bandas, con él y Rajoy, que fracasó porque el expresidente de la Generalitat se echó atrás in extremis por miedo a la calle -"lehendakari, convocaré elecciones", le había prometido horas antes-. Y a su sucesor, Quim Torra, directamente "no le entiende", asegura una fuente conocedora de los entresijos de esta negociación.

Eso sí, Arnaldo Otegi y el portavoz del PNV en el Parlamento Vasco y líder del partido en Guipúzcoa, Joseba Egibar, se han hartado de ir a las manifestaciones de Barcelona contra la "represión" tras el 1-O, pero como tienen otras más cercanas y amenazadoras, las de miles de jubilados vascos todos los lunes en la plaza del Ayuntamiento de Bilbao contra el recorte de las pensiones, Ortuzar y Urkullu han recordado a los del EBB que la solidaridad bien entendida empieza por uno mismo.

Vamos que, puestos a elegir entre el riesgo de desestabilización emocional de una parte de la base peneuvista con las imágenes de la "represión" policial el 1-O, y arreglar la desestabilización material de las familias vascas en las que hay abuelos a los que van a subir las pensiones un 1,6%, eligen pulpo popular como animal de compañía.  

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