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Opinión

¿Es usted una marioneta, candidato Errejón?

Partidarios de Más Madrid, durante la asamblea del domingo.

Pues sí, ya tenemos un nuevo actor para las elecciones que se vienen: Más Madrid quiere hacerse más grande. Es un castillo hinchable de la política, lanzado a toda España de manera presurosamente asamblearia y alzado sobre la acción política de dos espectros: Íñigo Errejón y Manuela Carmena. Ni el uno ni la otra han confirmado nada, no tienen ideas claras respecto a su futuro, pero sus partidarios ya agitan pancartas con una imagen cuidadamente amable de ambos. No están, pero se les espera.  

Errejón decidió no acudir a la asamblea de su formación para "no influir" en la decisión de los presentes. Curioso, pues la política es por definición el arte de intervenir sobre la vida y las decisiones de los demás. Más bien no acudió porque presentarse en la asamblea en carne mortal hubiera hecho más clamorosa la ausencia de Carmena, el otro reclamo de Más Madrid, a quien ha dado visibles calabazas con la boca pequeña.

Hasta hace dos días, el probable cabeza de lista nacional de Más Madrid iba con idéntica cantinela a todas las entrevistas: "No me planteo dar el paso a la política nacional", aseguraba en El País hace solo un mes. Toda su acción política, decía, pasaba por hacer oposición en la Asamblea de Madrid, que para eso había sido votado en mayo por los madrileños. Pero Errejón ha cambiado de idea, parece. O le han hecho cambiar de idea.

Tampoco le seduce, ya se sabe, la idea de medirse en las urnas con Pablo Iglesias, su ex jefe en Podemos.  Y por eso, por no verse en el ring luchando con Iglesias e ir bien resguardado, Errejón confiaba en lanzar por delante a Carmena, otra procrastrinadora nata. Ya decidiremos cuando toque. Pero aquí hemos contado que la ex alcaldesa está afanada en un doble juego. Se deja querer por sus fieles amigos mientras fantasea con un ministerio o con ser defensora del pueblo, ideas que le seducen bastante más que lanzarse al fragor de la batalla política. Todo para ti, Íñigo, que ya no estoy para estos trotes. 

La variante Errejón ha sido primero promovida y más tarde saludada con una inmensa y roja alfombra en los medios más influyentes del bloque de la izquierda. En teoría está llamado a ser desequilibrante en las urnas de 10-N, pero quién sabe. Piensan en los laboratorios electorales que el efecto Errejón puede tener varias consecuencias: que usted, hastiado abstencionista, se levantará en la mañana del 10 de noviembre para caminar hacia el colegio de turno y depositará enérgicamente la papeleta de Más Madrid, que esa papeleta hace mucho daño a Pablo Iglesias y que el daño de Pablo Iglesias, lógicamente, es un paso más para el poder omnímodo que anhela Pedro Sánchez. Así Más Madrid sería un vehículo para mejorar las perspectivas políticas del PSOE, que entiende que Errejón y compañía son mejores compañeros de viaje que Pablo Iglesias. Y a lo mejor en un año acaban de ministros. Quién sabe.

Así, Más Madrid (o Más País o Más lo que sea) no sería más que el submarino del PSOE convenientemente regado desde los altavoces mediáticos para dividir aún más a la izquierda. Con Errejón el contradictorio habrá pocas hemerotecas y menos fact cheking. Tampoco demasiadas preguntas. Pero algunas sí debería contestar, sobre todo para saber el terreno que pisamos: ¿Cómo se monta una campaña electoral en apenas mes y medio? ¿Quién la paga? ¿Es usted una marioneta, candidato Errejón?

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