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Opinión

Italia se planta frente a la Comisión Europea

Imagen de archivo de Giuseppe Conte.

Italia se planta. No va a ceder. Ha dicho basta a los burócratas europeos, quienes bajo una aureola de imparcialidad y tecnocracia, solo han defendido, hasta ahora, los intereses de una élite distópica. No tuvieron miramientos a la hora de destrozar a la ciudadanía griega, con la estimable colaboración de Syriza. Tampoco les tembló la mano a la hora de humillar a los distintos representantes de turno del gobierno español, e imponernos una austeridad y devaluación interna tremendamente dañinas. Y eso que España no era Grecia, aunque solo fuera por la enorme deuda privada bancaria española, y cuyos acreedores eran básicamente bancos alemanes, estadounidenses, franceses e ingleses. Pero por obra y gracia de no sé quién, bueno ustedes saben bien de quien, esa deuda privada acabó transformándose en deuda soberana. Sólo cuando las encuestas eran muy desfavorables para los intereses de la élite disfuncional decidieron levantar el pie del acelerador, dejaron de agobiar, y permitieron una expansión fiscal, el origen de la recuperación patria que ahora se desvanece.

Pero Italia parece decidida a no dar un paso atrás. La partida de póker se pone muy interesante. El choque político está servido. Aparentemente la Comisión tiene la mejor mano, sin duda, ese póker de ases llamado prima de riesgo. Pero ¿y si el gobierno transalpino fuera capaz de conseguir una carambola, llámese escalera de color o escalera real de color? Parece, vistas las experiencias anteriores, muy difícil, pero no es imposible. Por eso he intentado recabar información desde el lado italiano. Las informaciones y opiniones que aparecen reflejadas en la mayoría los medios de comunicación patrios están contaminadas, son demasiado simplistas y puede que al final tengan que desdecirse. Simplemente son parte de la distopía. Hace ya mucho tiempo que no espero ningún análisis medianamente lúcido desde esas cabeceras.

Las figuras de Alberto Bagnai y Claudio Borghi Aquilini

Y en esas estábamos cuando un seguidor italiano de estas modestas líneas me ha aportado información relevante sobre quién y quienes, desde la economía, están detrás de la postura transalpina, y si realmente están decididos al choque. La respuesta, vaya de antemano, es que sí. Dos de esas voces, que llevan ya años mostrando su preocupación por la deriva del euro y su impacto negativo en el país transalpino, son el académico Alberto Bagnai, postkeynesiano, y Claudio Borghi Aquilini, ex managing director de Deutsche Bank, conocido por tenEr un Plan B de salida del euro y la propuesta miniBoT. Desde orientaciones académicas, e incluso políticas diferentes, han llegado a las mismas conclusiones. Y ambos ocupan puestos de responsabilidad en el nuevo gobierno transalpino. Bagnai es el presidente de la Comisión Finanzas del Senado, y Borghi de la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados. Como señala el lector italiano de este blog, “ambas comisiones son las que de verdad cuentan a la hora de planificar la política económica italiana”.

Y el diagnóstico de ambos se parece muchísimo al que venimos haciendo desde estas líneas. Como me recalca nuestro interlocutor italiano: “gracias a ellos, a Bagnai y Borghi, he aprendido que el origen de la crisis no hay que buscarlo en la finanzas públicas, síntoma final y no causa, sino en el enorme endeudamiento privado de los países de la periferia, facilitado por la libertad indiscriminada de movimientos de capitales intrazona euro y la ausencia de riesgo de cambio determinada por esa aberración llamada Euro, provocando desequilibrios de balanza de pagos que solamente pueden realinearse mediante dolorosas devaluaciones internas”.

El gobierno italiano, ante el fuego cruzado de toda la prensa sigue repitiendo día tras día que no cambiará de un milímetro su postura y su propuesta presupuestaria

Es exactamente el mismo argumento que venimos manteniendo aquí. Nosotros nos apoyábamos en dos análisis contundentes. Por un lado, el profesor Alberto Alonso en un excelente artículo publicado en 2009 “¿Puede sobrevivir el Euro?”, señalaba que la característica fundamental de Alemania es que de manera persistente presenta una insuficiencia crónica de demanda, y su objetivo es colocar fuera sus excedentes de producción para alcanzar el pleno empleo (superávits por cuenta corriente), mediante mejoras de su competitividad a través de una disciplinada clase trabajadora. Estos superávits se traducen en déficits para el resto de países, que reciben el ahorro alemán, generándose burbujas financieras y procesos de endeudamiento en los países del sur. Cuando al final estallan esas burbujas acaba incrementado la deuda soberana hasta límites insospechados. Touché.

Por otro lado, el economista jefe de Nomura, Richard Koo, en la nota “The entire crisis in Europe started with a big ECB bailout of Germany”, aporta una idea complementaria. El denominado “problema de competitividad” de los países del sur de Europa fue consecuencia de una política monetaria excesivamente expansiva del BCE que aceleró e infló hasta límites insospechados las burbujas en la periferia, especialmente la inmobiliaria, lo que impulsó las importaciones alemanas, rescatando al país teutón de los miedos provocados por el estallido de la burbuja tecnológica, de la que apenas se beneficiaron los países europeos del sur. No hubiera habido necesidad de una política monetaria tan expansiva por parte del BCE si Alemania hubiera utilizado el estímulo fiscal para hacer frente a la recesión de balances. Pero los talibanes de la austeridad lo impidieron.

Ni un paso atrás

El gobierno italiano, ante el fuego cruzado de toda la prensa sigue repitiendo día tras día que no cambiará de un milímetro su postura y su propuesta presupuestaria, que además considera prudencial y conservadora con respecto a lo que realmente haría falta. El estímulo fiscal debería ser bastante más poderoso. Las encuestas de opinión sugieren que el gobierno transalpino “está consiguiendo enseñar al pueblo italiano que estos burócratas no elegidos por nadie trabajan a destajo para que estemos peor”. Por lo tanto no cederán. Como señalaba el primer ministro Giuseppe Conte, "No nos sorprende la decisión de la Comisión UE. Por primera vez hemos decidido elaborar una maniobra equilibrada y meditada, que abandona el camino de la austeridad y abraza la senda del crecimiento. Seguimos adelante, convencidos de que el nuestro es el camino adecuado: el ratio déficit/PIB al 2,4% no se toca". La partida de póker comienza.

Sin duda la mejor mano, aparentemente, la tiene la Troika y se llama prima de riesgo. Para ello que mejor que recurrir a otro italiano, el señor Mario Draghi, quien no se cortó un pelo subrayando el peligro para los bancos si la prima de riesgo seguía subiendo. Pero Mario Draghi sabe perfectamente que cuando él quiera puede llevar esa prima de riesgo a mínimos. Recuerden que a diferencia de lo que dicen los manuales de texto, el dinero es endógeno y los tipos de interés exógenos. Y en los rifirrafes dialécticos entre unos u otros, según nos señala nuestro interlocutor italiano, “Mario Draghi por fin ha entendido que o lo garantiza el BCE o Italia tendrá que garantizar sus bonos con su propio banco central y su propia divisa”. Entonces los tonos se suavizan. Además no nos olvidemos de los escarceos geopolíticos. Al menos desde Italia se plantea una alternativa a la distopía actual del Euro. Ya veremos como acaba todo.

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