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Opinión

Ciao, ciao covid

Una persona espera en la fila para recoger alimentos proporcionados por la Asociación de vecinos de Aluche.

Ganas de gritar en todos los idiomas del mundo “adiós covid”, adiós a las terribles listas diarias de personas muertas, adiós a no poder despedirse de ellos, ni celebrar un funeral, adiós a hospitales saturados, adiós a no poder abrazar a quienes quieres y no conviven contigo, adiós a las fases, adiós a no poder salir de casa cuando a cada uno le convenga, adiós a las colas del hambre, adiós a la miseria, también a la miseria política, adiós a los parques sin niños, adiós a la no conciliación, adiós al teletrabajo con niños enchufados a los dibujos porque no queda otra, adiós a un virus que ha venido para quedarse pero que esperemos que sepamos hacerle frente cuando, según los expertos, en otoño nos pueda volver a sorprender. Sin las pizzas de Ayuso y sin el consumo particular de hidroxicloroquina por parte de Trump que han amenizado crónicas de extrema dureza.

En estos dos últimos meses en nuestro país se han truncado muchas vidas, muchos proyectos, muchas ilusiones, se ha perdido mucho por el camino y quizás no se deba perder la memoria de tanto dolor vivido. Veremos con el tiempo qué lecciones hemos aprendido. Cierto es que defiendo desde un periodismo libre la crítica a nuestros gobernantes, a una toma de decisiones erráticas sean del color que sean, una crítica que debe ser constructiva y no siempre lo es, pero de ahí a los escraches va un largo camino que jamás se debe recorrer ni permitir.

El suicidio de la política

Algunos se llenan la boca de ejercer un servicio público que jamás cumplen, solo cumplen un servicio particular y es el de alimentar el ego, el ego del poder sin tener en cuenta a nada ni nadie. Te puede gustar más o menos el Gobierno que te ha tocado, pero salir a una tribuna respetable como es la del Congreso y tildar la actuación frente a la pandemia de 'homicidio imprudente' como ha hecho Abascal, me parece un viaje sin retorno del suicidio de la política en este país. El escenario del Congreso debe ser un escenario de respeto a la ciudadanía y a la política.

Bienvenido sea el nuevo giro de Ciudadanos en aras de volver a un centro que solo ocupó unos meses, cuando hacía gala de irrumpir en el Congreso con esa pretensión que jamás cumplió. Bienvenida sea la crítica acompañada de la lealtad y de la vocación de servir al ciudadano porque no sólo hay que decirlo sino hacerlo y demostrarlo. Faltan semanas, días, horas, para decir “adiós covid” temporalmente mientras ya saludamos a otra situación dramática: el hambre.

Servir es tener en cuenta al otro en todos los sentidos, al adversario político y a todas las administraciones públicas existentes

Sánchez dice que en esta situación hay un arma muy poderosa, la unidad, y cierto que es así siempre que se base en la excelencia y en la creencia de la política como servicio público. No en la creencia de lo que uno hace, sino en lo que se debe hacer y todos le deben acompañar, como muchos han criticado en la manera de actuar del presidente. Servir es tener en cuenta al otro en todos los sentidos, al adversario político y a todas las administraciones existentes.

De esto quizás sí que ha pecado Sánchez, además de confinarnos tarde. La unidad de todas las fuerzas políticas ha vuelto a quedar en entredicho por parte de los que le han dado la espalda a prorrogar el estado de alarma que se instauró en nuestras vidas el 14 de marzo, ante una situación jamás vivida en los últimos cien años en nuestro país: una pandemia. Tampoco puede hacer gala el presidente del Gobierno de que 'no va a dejar a nadie atrás' cuando día tras día estamos viendo colas de personas que no tienen para comer. Esto no nos lo podemos permitir como sociedad. El adiós al covid también debe ser un adiós a la miseria humana, a la miseria política y un hola al servicio público, al empleo y a la protección del más débil en todos los ámbitos de la vida. Adiós covid, hola a una vida digna por la que deben trabajar todos y cada uno de los políticos que han sido votados.

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