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Opinión

Carolina Punset tras el velo

Carolina Punset.

…¡¡PERO SI LES HAS LLAMADO PALETOS!!...- Le dije.

-  Ya lo sé…- me respondió Carolina riéndose. – …¡Es que son unos paletos!

Esa conversación tuvo lugar al día siguiente de su intervención en el discurso de Investidura del President Ximo Puig, cuando afirmó que  la inmersión lingüística en  valenciano era volver a  la aldea.

Apenas hacía unos meses que Carolina Punset se había incorporado al proyecto de Ciudadanos-C’s, como cara visible del partido en la Comunidad Valenciana, mediante unas elecciones primarias ad hoc en las que ella era la única candidata y con el total respaldo de la Organización naranja. Unas primarias realizadas de forma idéntica a las que estos días critica con tanta vehemencia, y que en su día no cuestionó en absoluto.

Por entonces compartía despacho con  el  portavoz adjunto en Les Corts, Alexis Marí,  un hombre a quién le encantan  las motos de gran cilindrada y  los Ferraris rojos , y que  también llegó a su puesto por  vía directa porque fue el artífice de la negociación que llevó a buena parte de la estructura de  UPyD a militar en C’s. Los dirigentes y afiliados de UPyD que no se sumaron a ese cambio  lo interpretaron como una traición y una deslealtad, pero la jugada le salió redonda a este antiguo miembro de la Guardia Civil.  Yo, incauto de mí,  no imaginaba entonces  que Alexis Marí, su subordinado, estaba ocupando mi lugar con respecto a ella en todos los planos, incluida una relación  sentimental oculta y paralela.

Las críticas que le llovieron tras aquel polémico discurso no hicieron mella en Carolina como habría cabido esperar. Por el contrario a ella le hizo feliz la reacción de los agraviados pues la ponía en el centro de los focos de los medios, lo que disparó su tasa de popularidad. Tampoco faltaron quienes la felicitaron y adularon por su “valentía”, pero no era valor lo que indujo a Carolina a faltarles al respeto a tantos valencianos, si no pura y simple falta de empatía, una característica de su personalidad que la impide sentir  el mínimo afecto por esa sociedad que dice representar. Los medios de comunicación habían dejado de ser una herramienta para el ejercicio de la acción política y habían pasado a ser un fin en si mismos, con el sólo objetivo de valerse de ellos para su promoción personal.

Todo empezó 10 años antes, en Altea, donde el ambiente político resultaba asfixiante debido a las consecuencias de años de destrucción del paisaje, en particular del litoral, por la acción combinada de gobiernos locales y empresarios inmobiliarios. Por entonces “Caro” no estaba muy satisfecha con su desarrollo profesional y le propuse la idea de organizar un movimiento político de carácter municipal que levantara la bandera de la indignación popular contra la agresión al medio ambiente. A ella le entusiasmó la iniciativa, nos pusimos en marcha y trabajamos duro. El resultado fue sorprendente: Obtuvimos un acta de Concejal en las municipales de 2007 y tres en las siguientes de 2011.

Estaba encantado con el entusiasmo y satisfacción que el ejercicio de  la actividad política le producía . Tan feliz que no dudé en dejar a un lado mi actividad profesional y dedicarme en cuerpo, alma y hacienda propia a la carrera política de quien entonces era mi mujer. Todo esto que cuento sobre su trayectoria política hasta su aterrizaje por la cúpula en Ciudadanos lo describe ella misma en el  libro : No importa de donde vienes sino a donde vas, (Espasa) en el que se relata todo el camino que transitamos desde 2006 cuando, ingenuo de mí, nuestra intervención en política sólo perseguía cambiar las cosas en busca del  bien común.

 Después de ocho años en política municipal consideramos llegado el momento de saltar al ruedo nacional pero nos topamos con un importante problema: su falta de empatía con todo lo “social”. (A Carolina el populus le da repelús) Algo que, obviamente, la alejaba de  posiciones políticas de izquierda, más próximas a mi orientación.

En eso que nos cruzamos con C’s donde se dedicó, junto a su asistente Alexis Marí, a maniobrar en luchas intestinas y a su promoción personal en los medios, obviando de raíz  los antiguos ideales referentes a la lucha por el bien común y el interés general. Según me contaba,    tenía encandilados a la mitad masculina de Las Corts, incluido su antagonista el Conseller de educación, Vicent Marzá,  y se veía a si misma magnífica e irresistible.

Yo llevaba un tiempo muy inquieto observando a mi compañera y madre de mis hijas con un comportamiento muy extraño. Un día de noviembre de 2015 regresé anticipadamente y sin avisar  de un viaje, y lo que me encontré fue lo suficientemente ilustrativo  para sugerirle mi invitación de  marcharse de casa para que no  regresase nunca más.

 Un par de meses después tomó la decisión de recoger el acta de  Europarlamentaria por la vacante que dejaba Juan Carlos Girauta, lo que permitió a su nueva pareja subir en el escalafón y ocupar su puesto al frente de Cs en las Corts. Dos excelentes sueldos, al que  sumaba Marí otro sueldo como consultor de  una gran empresa privada que mantiene estrechos vínculos con la Administración Pública. (Ingresos hábilmente disimulados bajo el manto de la dedicación parcial.)

Lo menos soportable de ser Eurodiputado para alguien como Carolina es que, por trascendentes que sean sus acciones políticas para los ciudadanos, estas raramente despiertan el interés de los medios de comunicación, esto es: no proyectan imagen.  Añádase a ello el hecho de que el resplandor de Carolina Punset en la Ejecutiva nacional de Ciudadanos llevaba tiempo apagándose y siendo eclipsado por otras voces. Desde el minuto uno se le despertaron celos respecto de Inés Arrimadas, la recién nombrada Portavoz Nacional por Rivera, cargo al que Carolina aspiraba abiertamente.

Ese ocaso de su figura y el afán por recuperar su protagonismo la lleva a dejar la ejecutiva provocando   el mayor daño posible al partido que la acogió.  Acusa a la dirección de Cs  por su presunta deriva a la derecha al haber facilitado  el    gobierno de la nación junto al PP , cuando ella misma  gobernó en coalición  con el PP de Altea entre el 2011 al 2015.

Quizá como último patético intento de notoriedad  haya decidido celebrar su boda con Marí  a bombo y platillo  el mismo día del congreso de Cs (¡!!!! que tiemble Albert Rivera!!!!). Tendrá otro día de aparición en  medios, esta vez incluso de  la prensa rosa , y quizá también por esta razón busque con tanto ahínco arroparse con la presencia de conocidos    políticos que se  han dejado embaucar  para participar en  este juego de frivolidad  que recuerda  los vicios de una forma de gobernar  reciente en la comunidad valenciana.

Cualquiera que lea este artículo podrá pensar que está escrito por rencor después de un divorcio como tantos otros.  No voy a invertir una línea en desmentirlo  porque esa interpretación se circunscribe dentro de lo anecdótico. Lo que de verdad importa  es descubrir a la opinión pública a  un personaje  de quien  me siento responsable por haber contribuido a su forja como político, y que ha acabado en el lado opuesto de nuestras iniciativas, y sobre todo de los valores que defendíamos.

Es posible que  pretendan reflotar UPyD,  crear una nueva formación   o preparar su entrada en otro partido,  pero que  se lo piensen  antes de abrirles las puertas porque un político que se precie de serlo puede tener muchos defectos, pero no puede asentarse en la soberbia, ni carecer de empatía, ni ser  desleal.

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