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Opinión

BBVA y los chinos: España desaprovecha una ocasión histórica

Chinos pegan carteles en la sede de BBVA1

La concentración protagonizada ante las puertas de la sede de la Fundación BBVA en Madrid por ciudadanos chinos por el cierre de sus cuentas, el viernes de la pasada semana, una manifestación inédita, denota un profundo problema diplomático y legislativo, y también de adaptación de la banca española a sus clientes chinos, que amenaza las inversiones del país asiático en España.

BBVA actúa bajo mandato del Sepblac a la hora de cumplir escrupulosamente con las obligaciones de transparencia y trazabilidad de las operaciones financieras. El problema concreto, que se ha hecho público en las últimas semanas, es que BBVA ha bloqueado no solo las cuentas de ciudadanos chinos en España, sino también de españoles hijos de chinos asentados en el país. El bloqueo se produjo además en unas señaladas fechas para la comunidad china, durante la celebración del Año Nuevo; imaginen la que se montaría si un gran banco paralizara las cuentas de los españoles el día de Noche Buena o de Reyes.

Los bancos tienen que cumplir con la normativa vigente en materia de blanqueo de capitales, como no puede ser de otra forma, pero la normativa siempre tiene que estar iluminada por el marco de la Constitución, sin que se lesionen los derechos fundamentales de los ciudadanos. Y el bloqueo de las cuentas de ciudadanos originarios de China o de sus hijos nacidos en España socava directamente derechos fundamentales.

No es lógico que Portugal o Rumanía reciban más inversiones de China que España

BBVA debería haber enviado una circular informando debidamente de los documentos que sus clientes chinos tendrían que haber remitido, de los plazos y apercibiendo de que sus cuentas podrían ser bloqueadas.

En realidad, lo ocurrido es un exponente de un problema mayor, y es que los bancos en España no tienen intención de tener clientes chinos. No se entiende que el Gobierno apruebe la Ley 14/2013 de apoyo al emprendedor, que contempla la concesión de visados a extranjeros por inversiones en España, conocida como la 'golden visa', y que no se acompañe a la ley de los mecanismos necesarios para su desarrollo. Esas lagunas reducen las posibilidades de inversión de empresas chinas en el país.

Es un asunto que afecta a todas las áreas económicas, que requiere un Pacto de Estado, un debate interno profundo entre los Ministerios de Economía, Hacienda y Exteriores. Es necesario también que instituciones como el Banco de España y el Sepblac redacten una normativa específica de actuación de los bancos sobre sus relaciones con clientes extranjeros, y que la banca española la interprete y la adapte a sus productos.

Gracias a la Fundación ICO se han formado 300 españoles en Pekín, pero no se les está empleando

España cuenta con herramientas diseñadas para impulsar la inversión de China en el país. Pero no las está empleando debidamente. La Fundación ICO puso en marcha en el año 2003 un programa de becas para formar en Pekín a profesionales españoles y mejorar las relaciones comerciales entre los dos países. Existe ya una bolsa de 300 profesionales españoles formados en China, pero no se les está utilizando.

El problema entraña dificultades técnicas importantes. A la desconfianza de la banca española hacia los ciudadanos chinos se le une la limitación impuesta por China a la salida de capitales. Pero todo ello no debe llevarnos a la complacencia y a titulares reincidentes en los que se habla de "la mafia china" sin distinción.

España se arriesga a perder la posibilidad de atraer multimillonarias inversiones de empresas chinas; en realidad, ya está perdiendo ese tren, no es lógico que países como Portugal o Rumanía reciban más inversiones de China que España.

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