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Opinión

Álvaro Nadal, un ministro para batallar contra Podemos

El apellido Nadal iba cosido a la nueva cartera de Energía. Pero la sorpresa saltó con el nombre. El candidato era Alberto. El técnico. El experto en todos los renglones de la literatura energética. Lleva 4 años y la larga travesía del gobierno en funciones hincando codos como secretario de Estado de Industria. El hombre que, en la sombra, intentaba recomponer la mala relación entre el exministro Soria y las grandes energéticas. Pero de la chistera de Rajoy salió otro nombre. Alberto. El ‘alter ego’ con una dosis política más superlativa. Mensaje directo de los derroteros por dónde puede caminar la política energética durante una legislatura en la que el ideario de Ciudadanos en este tema viene cargado de guiños sociales. Guiños que pueden transformarse en una buena cosechas de votos futuros. Al fin y al cabo, la legislatura empieza sin plazo definido y el cálculo electoral no desaparece pese a que ya hay nueva foto del Consejo de Ministros.

En el sector ya se asume la futura ‘manu militari’ del nuevo ministro. “En caso de duda, se tomarán decisiones políticas, que gravarán a las empresas, porque nuestros clientes son un importante caladero de votos”, aceptan desde una de las grandes energéticas. Temas como la pobreza energética, la repercusión del déficit de tarifa o la posible supresión del impuesto al autoconsumo (exigencia de Ciudadanos) ya se empiezan a tachar como derrotas perdidas en algunos despachos ante el gen político del gemelo zurdo de los Nadal Belda.

El recelo entre el Ibex energético frente al ministro del ramo es evidente. La etapa Soria generó muchas heridas, algunas de ellas todavía abiertas. Rajoy quiso entregar la pipa de la paz con Alberto. “No se puede ser ministro de Energía enfrentado a Iberdrola”, defiende alguien que tiene ascendencia sobre el reelegido presidente. Alberto (Nadal) era el hombre para remendar relaciones después del gran gesto hacia el sector: un ministerio propio para un sector estratégico. La idea comenzó a deslizarse entre las Iberdrola, Gas Natural, Repsol y Endesa días antes de anunciarse el nuevo Ejecutivo. Un ministerio ‘verde’ que también acogiera el área de Medio Ambiente para armonizarlo con la normativa y comisaría europea que preside Miguel Arias Cañete.

Pero el plan inicial, el del ministro Alberto, varió tras un almuerzo entre Álvaro Nadal y la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. Tras los postres, Álvaro, el rasputín económico de Rajoy, la persona que le lleva la agenda, le preparaba para las reuniones internacionales, y que ejerció de lubricante entre los ministerios económicos en la anterior legislatura, le había ‘robado’ la cartera a su hermano. Pese al cambiazo, el amor fraternal sigue a prueba de bombas, apuntan quienes les conocen, pese a la ausencia de Alberto de la puesta de largo de su hermano como ministro. Este viernes por fin le llegó el premio. Desde pequeños, ambos gemelos querían trabajar en economía o en el Banco de España y, según algunos compañeros de carrera, ser ministros. Misión cumplida.

El plan inicial, el del ministro Alberto, varió tras un almuerzo entre Álvaro Nadal y la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría

Ahora, Álvaro, que nació unos minutos antes que su hermano, debe formar equipo, su gabinete. Y esa decisión genera morbo en el sector. Si cambia el pasado, tendrá que sancionar como ministro la salida de Alberto de la Secretaría de Estado de Energía. En algunos despachos de las eléctricas, sin embargo, las porras inciden en lo contrario: un ministerio copado por los Nadal. Un ministerio puramente liberal. Un ministerio que tendrá que lidiar con el afán de Albert Rivera de recuperar el Plan Energético Nacional, el antiguo PEN, en el que los anteriores gobiernos de UCD, del PSOE y el primer mandato de José María Aznar, se apoyaron para diseñar sus políticas energéticas. Su desarrollo fue fundamental, en su día, para reducir la dependencia del petróleo y decretar el parón nuclear socialista. Plan que combinaría un mix energético liderado por las energías renovables.

Aparte del desarrollo de las renovables, tanto Endesa, como Iberdrola y Gas Natural Fenosa, desde la pasada legislatura vienen denunciando que se deben cambiar algunos puntos considerados por ellos esenciales del actual marco regulatorio. Una vez eliminado el déficit eléctrico, hay que establecer una tarifa eléctrica que responda a los costes reales del suministro. “Es necesario analizar la validez de algunas reformas que fueron introducidas en un escenario de crisis y que, en estos momentos, carecen ya de sentido”, señalan desde el sector.

Por ejemplo, las eléctricas reclaman que se retiren los impuestos a la producción eléctrica y otras tasas impositivas que suponen un alto porcentaje en el recibo de la luz. Otra de las reivindicaciones que hacen es “rediseñar” los criterios de reparto del bono social para que el descuento que se ofrece -un 25% sobre el total de la factura- sea percibido por hogares con niveles de renta mínimos y se impida que los reciban otros clientes que no se encuentran en esa situación crítica.

Son los nacionalistas vascos los que tienen la llave para decantar mayorías dentro de la Comisión de Industria y con los que Nadal tendrá que tender más puentes

Peticiones que tendrán difícil defensa en una Comisión de Energía del Congreso, donde el PP ha perdido ya varias votaciones, al carecer de mayoría en una mesa presidida por Unidos Podemos. Al frente de ésta última Comisión está el diputado Ricardo Sixto Iglesias, licenciado en Geografía e Historia y miembro durante la pasada legislatura del Consejo Federal de IU. Ahora está bajo la disciplina de Unidos Podemos y será el que tenga que lidiar en el Congreso debates de tanta envergadura como los que afectan a la reforma energética, el cierre de Garoña o el futuro del cementerio nuclear (ATC). Debates que necesitarán de más cintura política que técnica.

El PP ya ha perdido en la Comisión de Industria la votación que facilitó recientemente la comparecencia en ella del presidente del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), Fernando Marti, duramente criticado a mediados de octubre por el PSOE, Ciudadanos y Unidos Podemos, grupos que hicieron piña con Esquerra Republicana, Bildu y el PNV.

Son, precisamente, los nacionalistas vascos, los que tienen la llave para decantar mayorías dentro de la Comisión de Industria y con los que Nadal tendrá que tender más puentes. Hace dos semanas, el PNV fue el que impidió que salieran adelante varias resoluciones de esta comisión a favor de un cierre urgente de Garoña. A Unidos Podemos es a la fuerza política que más le interesa la elaboración de un calendario urgente para el cierre de las centrales nucleares y para frenar definitivamente la construcción del cementerio nuclear en la localidad conquense de Villar de Cañas. Finalmente, no se darán pasos en esta dirección hasta que se constituya la correspondiente ponencia parlamentaria.

Debates que necesitarán de tanta cintura política como técnica. El escenario idóneo para dos Nadal.

@miguelalbacar

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