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Opinión

Ahora sí hace falta mascarilla...Illa, Illa, Illa

Salvador Illa

Debe ser rentable el negocio de los verificadores de noticias, pues funcionan unos cuantos y lo hacen a pleno pulmón. Tan intensa es su actividad que, a veces, se les pasan por alto algunos bulos que son realmente malintencionados. Pero claro, esto ocurre, sin duda, porque están desbordados. No hay que ser retorcido ni desconfiado.

Sin ir más lejos, este mismo jueves, el informativo de una cadena de televisión se esforzaba en convencer a sus espectadores de la necesidad de aprobar cuanto antes el ingreso mínimo vital en el que trabaja el ministerio de Pablo Iglesias. Para defenderlo, recurría al testimonio del vicepresidente, de Pepe Álvarez (UGT) -fular fucsia para la ocasión-, de un par de expertos y de un ciudadano emeritense, que afirmaba: “Es que no he tenido ingresos desde hace meses, no puedo comprar absolutamente nada ni pagar la luz y el agua”.

Pocos segundos después, la voz en off que relataba la información aseguraba lo siguiente: “Satisfacción entre los sindicatos y malestar entre los empresarios. La patronal, CEOE, ha plantado hoy al Ministerio de Trabajo en una reunión”. Rápidamente, aparecía el testimonio de un profesor universitario, que afirmaba: “Me parece increíblemente mezquina la actitud de los empresarios. Me parece que tenemos la obligación de ayudar a las familias que más lo necesitan”. Después, se mostraba una familia, la de una tal María del Mar, con tres hijos, también residente en Mérida: “En mi casa no entra ningún tipo de ingreso. Para nada. Pero para nada”.

Recurrir a los dramas que puedan vivir familias concretas resulta útil para cerciorarse de que existe una parte de la población que, al mínimo embate de una crisis, se desengancha del convoy del bienestar y queda a la intemperie, sumida en la tiniebla de la pobreza. Ahora bien, utilizar casos particulares para editorializar en favor de una medida política de ese tipo resulta mezquino. Todo un atentado a la inteligencia.

En cualquier caso, no está de más que quienes tantos minutos han destinado en las últimas semanas a hablar de fiestas en los balcones, conciertos solidarios, maratones de series, cumpleaños felices en las ventanas, coreografías de enfermeros y niños pintando arcoiris caigan en la cuenta de que el coronavirus genera sufrimiento a varios niveles y que sus intentos de quitar hierro al penoso -y necesario- confinamiento son absolutamente ridículos e innecesarios.

Utilizar casos particulares para editorializar en favor del ingreso mínimo vital resulta mezquino.

Pero bueno, como la cosa va de bulos durante estos días, porque así se lo ha propuesto el Gobierno y así se lo ha susurrado a su 'Brunete mediática', convendría reparar en el golpe bajo que la noticia dedica a los empresarios, pues la CEOE ha declinado asistir a la citada reunión del Ministerio de Trabajo por su desacuerdo con la propuesta de Unidas Podemos, no por su negativa a negociar sobre esa prestación. Así lo aclara en este comunicado, perfectamente manipulado por esta cadena de televisión. Quizá la empresa de fact check que tan ligada está a este canal, y que tanto se preocupa por las informaciones de otros medios de comunicación, debería esforzarse en revisar estos noticiarios, pues estas cosas son habituales en su escaleta. Y las mentiras son igual de perjudiciales para los ciudadanos si las publica uno de 'los suyos' que si lo hace 'el contrario'.

Las mascarillas de Illa

Serán unos cuantos los que saldrán retratados de esta crisis por las tragaderas que han demostrado con la propaganda gubernamental y por su respaldo a esa estrategia torticera iniciada en Moncloa, que consiste en asignar la etiqueta de 'desestabilizadores' a quienes se niegan a tragar con las medias verdades, las falacias y las humillaciones al ciudadano que han tenido su origen en el Gobierno durante las últimas semanas. El ministro de 'la cosa', Salvador Illa, comparecía este viernes en el Palacio de La Moncloa junto a María Jesús Montero -que esperaba un proximo 'Plan Marchal' de la Unión Europea- y recurría a un retruécano para justificar que, a partir de ahora, y al contrario que hasta el día de hoy, el Gobierno recomienda el uso de mascarillas. De hecho, avanzaba que a partir del lunes se repartirán en las bocas del metro.

Sobra decir que el Ejecutivo no dijo la verdad cuando nos convenció de la poca efectividad de estos elementos de protección. “No hace falta llevar mascarilla porque tiene poca efectividad y provoca alarmismo”, dijo Illa el 27 de febrero. En esos días, el gran Fernando Simón afirmó que no existía riesgo de contagio local de coronavirus.

Sobra decir que en Corea del Sur, donde lucharon contra el SARS y el MERS y saben bien de lo que hablan, recomiendan encarecidamente la utilización de 'cubre-bocas'. De hecho, el experto epidemiólogo que protagoniza este vídeo lo considera como el mejor elemento profiláctico, junto al confinamiento y al lavado de manos.

Se ampararán las autoridades españolas en las dudas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y en la tardía respuesta de organismos como el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades. La realidad la describe el especialista en el citado vídeo: en Europa había escasez de mascarillas y existía el riesgo de que, ante la recomendación de su uso hace unas semanas, los ciudadanos hicieran acopio de ellas de forma abusiva y dejaran a los sanitarios sin el material suficiente. No se dijo la verdad, pues. Se ocultó con una patraña. Una de las tantas que ha pronunciado el Gobierno y 'técnicos' y que han pasado desapercibidas para los especialistas en verificar la veracidad de las noticias de otros.

El fact check de Rosa Maria Mateo

La última empresa que ha establecido un servicio de 'fact check' sobre el coronavirus ha sido Radiotelevisión Española, la que el pasado domingo, en su informativo nocturno, se empeñaba en comparar las altas hospitalarias con los fallecimientos, en lugar de con los ingresos. La misma cadena que dedica varios minutos, cada día, a destacar las fiestas en los balcones. Y la que está tan alejada de las tesis del Gobierno como su administradora, Rosa María Mateo, quien apoyó públicamente al PSOE en las elecciones de 2011. Sin duda, un perfil independiente.

El periodista radiofónico Carlos Alsina resumía en dos minutos esta mañana las falacias que Pedro Sánchez y Adriana Lastra pronunciaron ayer en el Congreso de los Diputados. Por supuesto, el servicio de fact checking de RTVE no ha dicho ni una palabra al respecto.

Dada la magnitud de esta crisis y lo difícil de prever que era su verdadero impacto, hubiera bastado con ser sincero y con atribuir los errores a la locura que ha generado en todo el mundo el coronavirus y a lo confusas que han sido las directrices de la OMS. Lejos de eso, en Moncloa se han dedicado a desacreditar a quienes cuestionaban la propaganda oficial y a lanzar a sus sabuesos mediáticos contra los críticos que señalaban los evidentes fallos que han cometido. Porque, reitero, petimetres como Iván Redondo persiguen un objetivo político por encima de la solución de la crisis sanitaria. Y, desde luego, no hay comportamiento más desleal con el país.

No he percibido un gran esfuerzo de los verificadores por controlar al poder político. Reitero, no hay que pensar mal: estarán muy ocupados.

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