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Ciencia

El sónar de los narvales es especial

Los narvales son animales tan esquivos y misteriosos que apenas sabemos nada sobre ellos. Provistos de enormes cuernos que contribuyeron al mito del unicornio (en realidad se trata de un larguísimo diente) los narvales pasan el invierno medio aislados en la bahía de Baffin, hasta que el hielo les permite emigrar a nuevas aguas. Para conocer mejor su comportamiento, el equipo del alemán Jens Koblitz colocó hidrófonos en 11 lugares estratégicos de Groenlandia y registró los sonidos de estos animales a una profundidad de entre 3 y 18 metros.

Sus clics se estrechan probablemente para evitar el rebote sobre la superficie helada del mar

En un trabajo publicado este miércoles en la revista PLoS ONE, los investigadores detallan el análisis de estos sonidos, que les ha llevado a descubrir que las llamadas de ecolocalización de los narvales son las más direccionales de la naturaleza y que sus clics se estrechan probablemente para evitar el rebote sobre la superficie helada del mar. "Los datos recogidos en este ambiente tan desafiante muestran que el narval emite clics de ecolocalización en forma del rayo más direccional entre este tipo de especies", asegura Koblitz.

Los científicos también han determinado la intensidad de estos clics y han descubierto que los narvales escanean el entorno vertical y horizontalmente durante sus ascensos y descensos. Esta caracterización de su sónar ofrece además una referencia para futuras monitorizaciones en el Ártico, donde en ocasiones se confunden con las belugas, el otro odontoceto que habita estas regiones. Conocer mejor los sonidos de los narvales puede ayudar también, según los autores, a conocer mejor cómo les afecta el cambio producido por el calentamiento global.

Referencia: Highly Directional Sonar Beam of Narwhals (Monodon monoceros) Measured with a Vertical 16 Hydrophone Array (PLoS ONE)  doi:10.1371/journal.pone.0162069

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