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Ciencia

Guerra de sexos: ¿de qué depende que dominen machos o hembras en una especie?

Un nuevo trabajo ofrece nuevas claves para comprender las asimetrías de poder y control reproductivo entre sexos en diferentes especies de mamíferos.

Bonobos y hienas, dos especies en las que las hembras son dominantes por distintas vías. Martin Surbeck / Oliver Honer

Desde pequeñitos, viendo los documentales de La 2, hemos interiorizado una visión un tanto simplista sobre los sexos en la naturaleza, en la cual abundan los mal llamados “machos alfa” y las hembras ocupan un papel secundario. Sin embargo, y a pesar de nuestros sesgos, la naturaleza es mucho más compleja e interesante de lo que pensamos.

En dos especies de simios tan próximas como los chimpancés y los bonobos, por ejemplo, se producen situaciones diametralmente opuestas. En los chimpancés, los machos dominan a las hembras y tienen prioridad sobre el acceso a recursos de alto valor alimenticio, mientras que en los bonobos son las hembras las que ganan la mayoría de los conflictos contra los machos y disfrutan de un acceso privilegiado a los alimentos.

¿De qué dependen estas diferencias en la organización en las especies de mamíferos? ¿Existe una manera de cualificar y analizar los elementos que contribuyen a este gradiente?

En una revisión publicada este miércoles en la revista Trends in Ecology & Evolution, un equipo de investigadores ha establecido un nuevo marco para evaluar la distribución del poder entre los sexos, y su aplicación muestra que en algunas especies animales, las hembras gobiernan y que sus caminos hacia el poder parecen muy diferentes a sus contrapartes masculinas.

Derribando estereotipos

"El progreso en esta área se ha visto obstaculizado durante mucho tiempo por una visión binaria de las asimetrías de poder entre los sexos, donde la mayoría de las especies estaban dominadas por machos y el dominio femenino era anecdótico", dice la coautora Elise Huchard, ecóloga conductual del Instituto de Ciencias Evolutivas de Montpellier, Francia. "Esta visión simplista se ha visto reforzada por los estereotipos que los investigadores tienen debido a la sociedad en la que viven y luego, inconscientemente, los proyectan en los animales que están estudiando”.

"El progreso en esta área se ha visto obstaculizado por una visión binaria de las asimetrías de poder entre los sexos”

Huchard ha pasado parte de su carrera estudiando la dinámica del poder en los mamíferos y notó que la distribución del poder entre los sexos rara vez se cuantificaba. Después de que ella y sus colegas definieran cuidadosamente qué significa poder y cómo se puede medir en animales, desarrollaron un sistema para medirlo.

“Cualquier especie se puede posicionar en un continuo desde el dominio masculino estricto hasta el dominio femenino estricto para que podamos probar hipótesis sobre cómo las hembras o los machos pueden empoderarse a sí mismos”, dice la investigadora.  

Entre las especies que han estudiado, los autores pueden establecer un gradiente que permite identificar los rasgos y comportamientos que varían en los diferentes animales y destacan que en ocasiones se producen cambios de dominancia en función de los diferentes contextos evolutivos.

La clave en las especies en las que las hembras tienen poderes el control reproductivo |Davidian et al./Trends in Ecology and Evolution

El sutil poder de las hembras

Al analizar las características que se dan a lo largo de este rango de dominancia sexual y reproductiva, los autores detectan que para los machos el camino hacia el poder se basa en la coerción y el dominio físico. Para las hembras, sin embargo, las rutas para establecer el poder social pueden ser fisiológicas, morfológicas, conductuales y socioecológicas. 

Para los machos el camino hacia el poder se basa en la coerción, las hembras utilizan vías más diversas

En uno de los extremos que citan está por ejemplo grandes simios como el babuino egipcio (Papio hamadryas), cuyos machos son mucho más grandes que las hembras y mantienen acceso exclusivo a múltiples hembras apartándolas por la fuerza de su grupo natal, rompiendo así sus lazos sociales y de apoyo. Y en el otro las hienas manchadas (Crocuta crocuta), cuyas hembras tienen completo control reproductivo debido a la peculiar anatomía de sus genitales externos — un clítoris alargado y eréctil a través del cual copulan y que les permite elegir activamente cuándo y con quién se aparean.

El hilo conductor de las especies en las que las hembras tienen poder, como las hienas y bonobos, es el control reproductivo"

El hilo conductor de las especies en las que las hembras tienen poder, como las hienas, los lémures y los bonobos, es el control reproductivo, el control sobre cuándo y con qué pareja aparearse, sostienen Huchard y su equipo. Esto viene en forma de resistencia al apareamiento, promiscuidad e incluso, en el caso de las hienas, genitales diseñados específicamente para permitir que las hembras controlen la fertilización.

Mientras que en los sistemas en los que se produce un control reproductivo coercitivo de los machos se ve facilitado por un gran dimorfismo sexual, señalan, “cuando las hembras retienen cierto control reproductivo, generalmente en especies con tamaño sexual moderado, pueden intercambiar cópulas por recursos o servicios que los machos pueden proporcionar”.

Sexos en continua lucha

Pese a que la visión prevalente sobre estas diferencias de poder se han considerado tradicionalmente estáticas, los autores señalan que se pueden producir cambios a partir de factores que resten el control reproductivo de los machos, como ha podido suceder, por ejemplo, en el caso de los bonobos.

“Señalamos cómo los miembros de cada sexo pueden empoderarse socialmente, con respecto al acceso a recursos no reproductivos”

“Aquí proponemos que el grado de control reproductivo masculino y femenino determina si y cómo los miembros de cada sexo pueden empoderarse socialmente, con respecto al acceso a recursos no reproductivos”, concluye el trabajo. “Ilustramos además cómo el mecanismo por el cual surge el poder puede influir en su durabilidad”. 

Los científicos también esperan que este marco se utilice para cuantificar el poder intersexual en contextos reproductivos y sociales y “para facilitar el estudio y la comparación de las relaciones de poder intersexual en las sociedades de mamíferos, quizás incluso incluyendo a los humanos”, subrayan.

"El degradado en dominancia/poder existe entre especies (como ya sabíamos), entre sociedades que se enfrentan a distintas condiciones ecológicas, y también entre individuos con distintas historias personales", explica a Vozpópuli el biólogo Antonio José Osuna, experto en comportamiento animal que no ha participado en el estudio. "Aunque unas son más evidentes que otras, hay muchas formas de poder en la naturaleza, y hace falta una mirada profunda para reconocerlas".

Referencia: The eco-evolutionary landscape of power relationships between males and females (Trends in Ecology & Evolution)

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