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Ciencia

Los bebés no sienten las cosquillas como tú crees

Su cerebro aún no ha aprendido a relacionar el tacto y los otros sentidos

Cuando le haces cosquillas en la planta del pie a un bebé y ves su reacción de risa o de retirar el pie, lo que él está experimentando no es exactamente lo que tú esperarías en esa situación. El equipo de Andrew Bremner, de la Universidad de Londres, comenzó estudiar el tema a partir de una conocida ilusión cognitiva que se produce en los adultos al cruzar los pies o los brazos y recibir una caricia. En un alto porcentaje, la persona confunde el origen del estímulo simplemente porque sus manos o pies están cambiados de lugar. Y en las pruebas con bebés sucedía un hecho muy interesante: los niños de más seis meses confundían el origen del estímulo como los mayores pero los bebés de alrededor de cuatro meses eran muy superiores identificando dónde se estaban produciendo las cosquillas.

“Si uno trata de imaginar cómo debe ser, resulta una idea un poco liosa".

"Nuestro trabajo es el primero en plantear una cuestión que es bastante importante en nuestras primeras experiencias sensoriales", asegura Bremmer. "Cuando los niños sienten el contacto en su mano, ¿son capaces de apreciar de dónde procede ese estímulo en el mundo exterior?". La respuesta, a la vista del estudio que publican esta semana en la revista Current Biology, parece ser "no". A diferencia de lo que nos ocurre en la edad adulta, su cerebro aún no ha aprendido a establecer una correspondencia entre el tacto y lo que sucede fuera, de modo que si haces cosquillas a un bebé, para él no existe ninguna relación entre las caritas que le estás poniendo y lo que siente.

"Creemos que esto significa que antes de los seis meses de edad, los bebés humanos perciben el contacto solo en su cuerpo, sin relación con el mundo exterior", explica Bremmer. "Si uno trata de imaginar cómo debe ser, resulta una idea un poco liosa". Para llegar a estas conclusiones los científicos realizaron una serie de pruebas que consistían en hacer cosquillas de forma mecánica a bebés de distintas edades mientras tenían las piernas rectas y cuando las tenían cruzadas. Los bebés más pequeños movían la pierna que estaba siendo estimulada en un 70% de las ocasiones, mientras que los de más de seis meses lo hacían solo un 50% de las veces, un resultado que no es mejor que el mero azar.

Su cerebro aún no ha aprendido a relacionar el tacto y los otros sentidos

El trabajo de Bremmer ha sido inspirado también por estudios anteriores con personas ciegas de nacimiento, que pueden localizar la fuente del estímulo mucho mejor que las otras personas cuando sus piernas están estiradas o cruzadas. Los adultos que pierden la vista después del nacimiento, sin embargo, no muestran la misma habilidad. Los resultados con bebés de menos de seis meses hacen pensar a los autores que tiene un origen similar. "Nuestro argumento es que para los bebés muy pequeños el contacto es percibido simplemente de forma táctil en su cuerpo; no es percibido como algo relacionado con lo que ven u oyen, o quizás con lo que huelen", concluye Bremmer. "No está relacionado con los objetos percibidos por la visión. Para mí esto suena a una especie de mundo alienígena donde el mundo del tacto está muy separado de las otras realidades sensoriales".

Referencia: Human infants' ability to perceive touch in external space develops postnatally (Current Biology) http://dx.doi.org/10.1016/j.cub.2015.08.055

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