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Ciencia

Nuevos datos apuntan a que la esclerosis múltiple es desatada por un virus

Un estudio con más de diez millones de personas aporta nuevas evidencias de que la infección por el virus de Epstein-Barr, causante de la mononucleosis, es necesaria para desarrollar esclerosis múltiple.

Microfotografía de una lesión de EM desmielinizante Wikimedia Commons

Un nuevo trabajo basado en el análisis de datos de millones de soldados estadounidenses indica que para el desarrollo la esclerosis múltiple (EM), una enfermedad que se considera de origen desconocido, es condición necesaria la existencia de una infección previa por el virus de Epstein-Barr (VEB), con las implicaciones que esto tiene de cara al desarrollo de posibles terapias. 

La esclerosis múltiple es una enfermedad desmielinizante crónica del sistema nervioso central. Se desconoce la causa subyacente de esta enfermedad, pero desde hace tiempo se sospecha que el virus de Epstein-Barr, un herpevirus conocido por ser el causante de la mononucleosis aguda infecciosa, es un agente esencial para su aparición. Esto no quiere decir que las personas infectadas con este virus común vayan a desarrollar esclerosis múltiple, sino que en aquellas personas que lo desarrollan la interacción de virus con el sistema inmunitario es clave para iniciar la enfermedad.

Esta conexión, que hasta ahora era muy difícil de probar, es la que pone encima de la mesa el equipo de Kjetil Bjornevik gracias a un estudio de cohorte de gran alcance. En un trabajo publicado este jueves en la revista Science, los investigadores ofrecen los resultados dede analizar los datos de más de diez millones de reclutas militares de los Estados Unidos a los que se hizo un seguimiento durante un período de 20 años, y de los cuales más de 800 personas fueron diagnosticadas con esclerosis múltiple.

El riesgo de desarrollar esclerosis en individuos que eran negativos para el virus VEB aumentó 32 veces después de la infección

Tras analizar minuciosamente los datos y gracias a biomarcadores, los autores del trabajo pudieron hacer una especie de línea temporal de la aparición del virus y el diagnóstico la enfermedad. Y lo que descubrieron fue que el riesgo de desarrollar esclerosis en individuos que eran negativos para el virus VEB aumentó 32 veces después de la infección por este patógeno. “Estos hallazgos”, recalcan los autores, “no pueden explicarse por ningún factor de riesgo conocido y sugieren que el VEB es la causa principal de la EM”.

El gatillo de la esclerosis

“Durante mucho tiempo se ha postulado que la infección por el virus de Epstein-Barr (VEB) desencadena la esclerosis múltiple”, escriben William H. Robinson y Lawrence Steinman en un artículo de opinión en la misma revista. Tras el análisis, la seropositividad por el virus era casi omnipresente en el momento del desarrollo de la esclerosis, y solo uno de los más de 800 pacientes que desarrollaron la enfermedad era seronegativo al VEB en el momento del inicio de los síntomas. “Estos hallazgos proporcionan datos convincentes que implican al VEB como el desencadenante del desarrollo de la EM”, aseguran. 

Imagen de microscopía electrónica de dos viriones (partículas virales) del virus de Epstein Barr |Wikimedia Commons

Para el investigador español Bonaventura Casanova, neurólogo del Hospital La Fe y líder del Grupo de Investigación en Neuroinmunología del Instituto de Investigación Sanitaria La Fe, se trata de “un trabajo muy importante que abre unas oportunidades de investigación muy grandes”. “Es verdad que ya sabíamos que existía una relación entre el virus de Epstein-Barr”, explica a Vozpópuli. “El problema siempre ha sido que este virus es tremendamente prevalente, alrededor del 95% de la población ha tenido contacto con él, con lo cual darlo como factor etiológico es complejo”. 

"Se trata de un trabajo muy importante que abre unas oportunidades de investigación muy grandes”

Para Casanova, el principal valor de este trabajo es que establece una secuencia que hasta ahora no podía ser establecida entre la infección por el virus y la aparición de la enfermedad, y se ha podido medir gracias a un biomarcador que está revolucionando la investigación en neuroinmunología, como son los neurofilamentos presentes en el suero. “Es un biomarcador que nos permite determinar el daño cerebral en sangre periférica”, explica Casanova. “Este grupo, que es de los mejores del mundo, pudo ver que seis años antes de que un paciente fuera diagnosticado los neurofilamentos estaban elevados en sangre periférica. Es decir, antes de que encontremos una manifestación clínica ya existe una alteración neurológica que podemos medir”.

El eslabón perdido

Pero, ¿cómo se convierte un virus como este en una enfermedad del sistema nervioso central? - se preguntan los autores del artículo en Perspectives.  En la esclerosis múltiple, apuntan, se produce un ataque inflamatorio contra la vaina de mielina de las neuronas y los axones que la aíslan. La sospecha principal se centra en el daño que producen algunos anticuerpos y en la respuesta de las células B que moran en el líquido cefalorraquídeo y actúan como reservorio del virus, pero los mecanismos específicos por los que la presencia del virus VEB desata esta respuesta están por determinar.

Con todo lo que sabemos hasta ahora, señalan los autores del análisis, “es probable que la infección por VEB sea necesario, pero no suficiente, para desencadenar el desarrollo de la EM”. A su juicio, la infección por VEB es el paso patogénico inicial en la esclerosis, pero se deben encender otras mechas para desencadenar la fisiopatología completa.

Para el doctor Casanova también está claro que este resultado "no quiere decir que la esclerosis sea producida por el virus, sino que probablemente sea un agente necesario para que, en determinadas circunstancias genéticas, ambientales, etc., se pueda desarrollar". Una mayoría de la población tiene contacto con este virus, recuerda, y no todos desarrollan esclerosis (tiene una incidencia de 3 casos por cada 100.000 habitantes), por eso es tan complejo establecer causalidad. "No todos tenemos esclerosis, o sea que tiene que ocurrir alguna cosa más ”, señala.

Posibles tratamientos

La pregunta que queda en el aire es si con estos hallazgos puede haber nuevas oportunidades para una posible terapia contra la esclerosis. Tras estos resultados, Bjornevik y su equipo recuerdan que uno de los tratamientos más efectivos para la esclerosis son los anticuerpos monoclonales anti-CD20. A su juicio, dirigirse directamente al virus VEB podría tener grandes ventajas en comparación con las terapias basadas en anti-CD20, que deben administrarse mediante infusión intravenosa y pueden aumentar el riesgo de infecciones.  

“Ahora que se ha identificado el desencadenante inicial, quizás la esclerosis múltiple podría ser erradicada"

Para Bonaventura Casanova, que no ha participado en el estudio, tras estos resultados se abren varias posibilidades. “Por un lado ya hay una que es tratar con células específicas frente al virus que puedan modificar el curso de la enfermedad; tratar con antivirales - destruir el virus y ver si tiene algún efecto - y la otra sería vacunar a las personas para evitar la infección y suponiendo que eso evitaría que se disparase la enfermedad”. De hecho, sugiere, una posible vía de investigación sería un estudio a largo plazo con población vacunada para comprobar si desciende la incidencia de la enfermedad.

“¿Una vacuna contra el VEB protegería contra la EM?”, se preguntan igualmente Robinson y Steinman. “¿Pueden las células B que moran en el líquido cefalorraquídeo ser aniquiladas o inactivadas con terapias? ¿Los antivirales que se dirigen al VEB proporcionarían una terapia eficaz, especialmente cuando se administra temprano en el curso de la enfermedad?”. “Ahora que se ha identificado el desencadenante inicial, quizás la esclerosis múltiple podría ser erradicada”, sentencian.

El doctor Buenaventura, en cambio, se muestra mucho más cauteloso. “¿Erradicarla?”, asegura. “Permíteme que no sea tan optimista. Si somos capaces de quitar el gatillo a lo mejor es verdad que no se desarrolla la enfermedad. Esto abre muchas puertas de esperanza, pero ahora hay que demostrarlo, porque de momento sigue siendo solo una hipótesis”.

Referencias: Longitudinal analysis reveals high prevalence of Epstein-Barr Virus associated with multiple sclerosis (Science) DOI: 10.1126/science.abj8222 | Epstein-Barr virus and multiple sclerosis (Science) DOI: 10.1126/science.abm7930 

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