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Ciencia

El ADN desmonta el abominable fraude de las nieves

El abominable fraude de las nieves

El yeti o “abominable hombre de las nieves” – una misteriosa criatura simiesca que supuestamente vive en las montañas de Asia – forma parte de la mitología de Nepal y el Tíbet. Durante siglos ha habido supuestos avistamientos, han aparecido presuntas huellas y se han contado historias sobre extrañas criaturas peludas de generación a generación. Ahora, un nuevo estudio de ADN de supuestas muestras del yeti pertenecientes a distintos museos y colecciones privadas está zanjando definitivamente los orígenes de esta leyenda del Himalaya.

En una investigación publicada en la revista Proceedings of the Royal Society B, el equipo de Charlotte Lindqvist ha analizado nueve especímenes del “yeti”, incluyendo hueso, dientes, piel, pelo y muestras fecales recogidas en la meseta del Himalaya y del Tíbet en las últimas décadas. De ellas, una resultó ser de un perro, y las otras ocho eran de osos negros asiáticos y osos pardos del Himalaya o del Tíbet.

"Nuestros descubrimientos indican que las “pruebas” biológicas del yeti son de osos locales”

"Nuestros descubrimientos indican con certeza que las “pruebas” biológicas de la leyenda del yeti son de osos locales, y nuestro estudio demuestra que con la genética deberíamos ser capaces de resolver otros misterios similares”, afirma Lindqvist, profesora asociada de ciencias biológicas en la Universidad de Buffalo. Su equipo no es el primero en investigar ADN del yeti, pero los proyectos anteriores hicieron análisis genéticos mucho más simples, lo que dejaba muchas preguntas sin responder, según ella misma afirma. “Este estudio representa el análisis más riguroso hasta la fecha de las muestras que se suponían de criaturas homínidas anomálas o míticas”, escriben en su paper.

Un hueso encontrado en una cueva del Tíbet y atribuido al yeti

Lindvist y su equipo investigaron muestras como un fragmento de piel de la mano o garra de un “yeti” – parte de una reliquia monástica- o un fragmento de fémur de un “yeti” descompuesto encontrado en una cueva de la meseta tibetana. La piel resultó ser de un oso negro asiático, y el hueso de un oso pardo tibetano. Las muestras que examinaron fueron proporcionadas por la productora británica Icon Films, que las incluyó en su especial de Animal Planet de 2016 “Yeti o no”, donde exploraban los orígenes de este ser legendario.

 “Este es el análisis más riguroso hasta la fecha de las muestras que se suponían de criaturas míticas”

En opinión de Lindqvist, la ciencia puede ser una herramienta útil para explorar las raíces de los mitos sobre criaturas misteriosas y gigantes. Destaca que en África, investigadores británicos descubrieron y describieron al okapi como animal de carne y hueso, acabando con la leyenda del “unicornio africano”. Y en Australia – donde la gente ha avistado animales que podrían haber coexistido hace miles de años – algunos académicos han especulado que las referencias a una criatura gigante en la mitología aborigen podría haber surgido de encuentros antiguos con megafauna real o con sus restos, conocidos hoy gracias al registro de fósiles de Australia. Pero mientras que estas conexiones siguen sin demostrarse, el trabajo de Lindvist –como el descubrimiento del okapi – es directo. “Claramente, una gran parte de la leyenda del yeti tiene que ver con osos”, afirma.

Tras las huellas del oso tibetano

Además de rastrear los orígenes de la leyenda del Yeti, el trabajo de Lindqvist está descubriendo información sobre la historia evolutiva de los osos asiáticos. “Los osos en esta región o son vulnerables o están en un peligro crítico desde la perspectiva de su conservación, pero no se sabe mucho sobre su pasado”, afirma, “Los osos pardos del Himalaya, por ejemplo, están en vías de extinción. Aclarar la estructura de su población y su diversidad genética puede ayudar a estimar el tamaño de población y desarrollar estrategias de gestión”.

Una muestra de pelo obtenida en 1950 por un jesuita de un supuesto yeti

Los científicos secuenciaron el ADN mitocondrial de 23 osos asiáticos (incluyendo los supuestos yetis) y compararon estos datos con los de otros osos del mundo. El análisis mostró que mientras que los osos pardos tibetanos comparten un ancestro común con sus parientes de Norteamérica y Eurasia, los osos pardos del Himalaya pertenecen a una línea evolutiva distinta que se separó pronto del resto de osos pardos. 

Los científicos secuenciaron el ADN mitocondrial de 23 osos asiáticos, incluyendo los supuestos yetis

La ruptura ocurrió hace unos 650.000 años, durante un periodo de glaciación, según los científicos. El dato sugiere que los glaciares que se expandían y la geografía montañosa de la región podrían haber hecho que estos osos se separaran del resto, lo que les llevó a un prolongado periodo de aislamiento y a un camino evolutivo distinto.

“Investigar más sobre la genética de estos raros y escurridizos animales podría ayudar a iluminar la historia ambiental de la región, así como la historia evolutiva de los osos a nivel mundial – y otras muestras de “yeti” podrían contribuir a este trabajo”, afirma Lindqvist .

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