Quantcast

Ciencia

La ciencia en 2021, un año en el purgatorio

Se cierra un año científico de transición, en el que la pandemia siguió acaparando la atención y los recursos, y en el que investigar en otros campos se hizo un poco más difícil.

Ilustración de Gustave Doré del Infierno de Dante Wikimedia Commons

Para miles de investigadores de todo el mundo el año 2021 ha sido una especie de purgatorio científico. Es obvio que ya no estamos en el “infierno” de 2020, pero tampoco hemos terminado de remontar la situación a pesar del éxito de las vacunas (en el primer mundo).

Volvió la vida en el laboratorio, así como los congresos y las reuniones presenciales, pero todo funcionó un poco a medio gas, a expensas de las nuevas oleadas de contagios y la aparición de nuevas variantes. El final del año se presenta mejor que el anterior, pero debido a la expansión de la variante ómicron continúa la incertidumbre.

Estos son algunos de los principales hitos y transformaciones en el campo de la investigación científica durante el año que cerramos.

De los aplausos al odio

2021 fue el año en que una buena parte de los sanitarios y los investigadores pasaron de recibir aplausos a ser víctimas de una oleada de odio sin precedentes, con amenazas de muerte incluidas. 

También fue el año en el que se consolidó el impacto de la pandemia en el sistema de investigación: supimos que los científicos que no realizaron investigaciones relacionadas con COVID-19 iniciaron un 36% menos de proyectos nuevos en 2020 en comparación con 2019. En general, de cara a conseguir fondos para proyectos, no fue el mejor año para quien no investiga en temas biosanitarios. 

De Delta a Ómicron 

Visto con perspectiva, el año se nos ha ido pasando de letra griega en letra griega. En primavera se manifestó con fuerza la variante delta en India y a finales de año la variante ómicron, con sus múltiples mutaciones en la espícula, tiene al mundo en vilo por su increíble capacidad de transmisión.  

De la primera a la tercera dosis

En 2021 se produjo el esfuerzo sin precedentes de vacunar a millones de personas en pocos meses, pero el entusiasmo de los primeros meses se fue disipando a medida que se conocía que la inmunidad tenía fecha de caducidad y eran necesarias nuevas dosis. 

El año comenzó con la vacunación de los más mayores y se cierra con el inicio de la vacunación de los más pequeños. Y todo parece indicar que este ciclo se repetirá de nuevo en 2022, mientras el coronavirus vaya encontrando nichos en los que prosperar y no se tome en serio la necesidad de vacunar a todo el planeta, no solo a la población de los países desarrollados.

De Duque a Morant

En 2021 también se fue el ministro Pedro Duque dejando a medias su labor y pasando el testigo a la nueva ministra de Ciencia, Diana Morant, con un perfil mucho menos cercano al mundo de la investigación. De momento, el panorama para los investigadores más jóvenes sigue siendo desolador, a pesar de los anuncios publicitarios del ministerio.

Otra escena de La Divina Comedia de Dante ilustrada por Gustave Doré |Wikimedia Commons

De Filomena a Cumbre Vieja

Fuera del universo pandémico, 2021 fue también un nuevo año de los desastres naturales. El año se inició con la nevada sin precedentes de la borrasca Filomena y se cerró con inundaciones en el norte por las crecidas de los ríos. 

También fue el año en el que los expertos en vulcanología dieron temporalmente el relevo a los expertos en epidemiología tras la prologada erupción del volcán de La Palma, que dejó miles de damnificados y que ha apurado hasta el último momento del año antes de cesar su actividad.

El año de la resignación climática 

En 2020 conocimos también el sexto informe sobre el Cambio Climático del IPCC (ONU) y se celebró la Cumbre Climática de Glasgow sin acordar las medidas necesarias para frenar los peores impactos del cambio climático. 

La falta de decisión política y los intereses cruzados apuntan a que, tal y como expresan los expertos del IPCC en privado, nos enfrentamos a una subida de temperaturas por encima de 1,5 ºC y a una serie de cambios catastróficos que harán cada día más difícil la vida en el planeta Tierra.

En 2021 tuvimos nuevos datos sobre la ralentización de la circulación del Atlántico, conocimos que el Ártico se está calentando a un ritmo cuatro veces mayor que el resto del planeta y que está recibiendo inyecciones de agua caliente del Pacífico que aceleran el deshielo. También supimos que nuestro ruido está ensordeciendo a las especies marinas y que ya hay más objetos fabricados por los humanos que biomasa

Por si fuera poco, el parón de las emisiones de gases de efecto invernadero durante los primeros meses de pandemia fue un espejismo, y los millones de mascarillas que estamos desechando están llegando a la naturaleza y alterando la vida animal

Superbien todo.

El año de la salud mental

Con este panorama, no es extraño que se dispararan los casos de ansiedad y depresión, así como los suicidios. En noviembre supimos que las llamadas a líneas telefónicas de ayuda aumentaron un 35 % en todo el mundo y que uno de cada tres españoles lloró durante la pandemia.

2021 fue el año en que la salud mental se convirtió en el centro del debate y en el que decenas de figuras populares- desde Simon Biles a Camila Cabello o Lady Gaga contaron al mundo sus problemas. En España, personas como el humorista y presentador de televisión Ángel Martín contribuyeron a que se hablara abiertamente de los problemas mentales en los medios. El suicidio de la actriz Verónica Forqué días antes de que acabe el año también ha servido para recordar las dimensiones de este problema, del que los políticos hablan mucho pero al que dedican pocos presupuestos.

El año que volamos en Marte

Como en una metáfora de lo “quemados” que estamos, 2021 se cierra con la sonda Solar Probe ‘tocando’ por primera vez el Sol. En la parte más positiva fue el año en el que descubrimos que la NASA es realmente buena jugando a los dardos - con el aterrizaje de Perseverante - y en el que jugamos con nuestro propio dron-helicóptero (Ingenuity) en la superficie de otro planeta.

También descubrimos que la Vía Láctea se mueve como una peonza, que hay nubes kilométricas en Marte, y que Betelguese no va a estallar en mil pedazos en el cielo nocturno - para desgracia de los fans del rollo apocalíptico, que los hay, y se dedican incluso a comprar bastoncillos (de lo mejor del año).

Y terminamos el año con los ojos puestos en el lanzamiento del telescopio espacial James Webb, una buena metáfora de nuestra esperanza en el futuro.

Proteínas y metaversos

Por último, en el terreno de la biomedicina hubo grandes avances. Por primera vez la Inteligencia Artificial descifró la estructura de las proteínas (el avance del año para la revista Science), se produjeron algunas intervenciones exitosas con la técnica CRISPR, y se descubrió la progresión de la enfermedad de Alzheimer en el cerebro

Y fue el año en que Mark Zuckerberg anunció que se muda al Metaverso.

Esperemos que en 2022 continúe allí y nosotros podamos dar muchas otras buenas noticias como esta.

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.