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Mémesis

Confirmado: los libros escritos por mujeres cuestan menos que los escritos por hombres

Confirmado: Los libros escritos por mujeres cuestan menos que los escritos por hombres

Es conocido que la autora de la saga Harry Potter utilizó un pseudónimo para evitar el sexismo editorial. J.K. Rowling es, en realidad, Joanne Rowling y siempre ha contado que sus editores le animaron a utilizar solo las iniciales porque: "Pensamos que este es un libro que atraerá a muchos niños y niñas." y disfrazar el género ayudaría a mejorar la acogida de la saga. 

La autora con más olfato editorial de la historia no se equivocaba, ahora tiene certezas para apoyar sus indicios. El mundo editorial, como espejo de una realidad atrofiada, también es tremendamente sexista.

El estudio ha sido publicado en la revista PLOS ONE hace 10 días y ha sido auspiciado por la Universidad de Nueva York, Se basa en la interpretación estadística de un gran número de datos editoriales analizados por Dana B. WeinbergAdam Kapelner; del departamento de Sociología y Matemáticas de dicha universidad.

La muestra incluye el análisis de hasta dos millones de publicaciones editadas en Estados Unidos durante 10 años. Entre 2002 y 2012. 

Algunos datos del informe

El resumen de los datos es descorazonador. Los títulos de autores con nombres masculinos representan el 45% del total, el 26% sona femeninos y el 29% restantes pertenecen a autores de género no identificado o que utilizan pseudónimos.

Según un estudio norteamericano los títulos de las autoras tienen un precio 14,70€ más bajo que los de los autores

En promedio, los títulos de las autoras tienen un precio de $17.92 (14,70€) más bajo que los de los autores masculinos. El precio medio de los libros firmados por mujeres es $ 37.45 (30,68€), mientras que el de los autores masculinos es $55.37 (45,36€). [Por cierto, qué caros son los libros allí; pero esa es otra historia]

No solo eso, según el mismo estudio los libros firmados por mujeres reciben, por lo general, una inversión menor a la hora de editarlos. Corroborando que la discriminación se produce antes incluso de que se confirme con las ventas. Los editores, como en el caso de los de Joanne Rowling, conocen el problema y en vez de luchar contra él, se protegen. Otro dato del estudio que confirma la corresponsabilidad editorial es que estos pagaron a los autores con nombres femeninos un 9% menos que a los autores con nombres masculinos.

La amplitud de la muestra tumba también el argumento de la calidad. Algún misógino podría suponer que los autores masculinos venden más, mejor y más caro porque ofrecen mayor calidad a sus lectores. Que se lo pregunten a Joanne Rowling.

El trabajo también intuye la raíz del problema en las estructuras tradicionales de edición. Dentro del genero independiente, allí donde los precios se autorregulan mejor, la diferencia de precios es mucho menor, del 7% frente al 45% entre los editores tradicionales.

En España tenemos datos de sobra para confirmar esta desigualdad de género en cualquier estamento literario. Recientemente el colectivo "Las mujeres del libro" sacaron un manifiesto para reivindicar los derechos que tumben esta brecha. Desde el acceso a los puestos de responsabilidad: la proporción media en cualquier editorial está entre un 70/30 y un 80/20); hasta la representación en los galardones: las mujeres solo ganan el 20% de los premios literarios. Todo ello chirría en un sector donde el 80% de los trabajadores de las editoriales son mujeres.

Las novelas escritas por mujeres siguen considerándose como literatura femenina sin embrago las obras de los hombres no tienen que soportar esa carga de género. Por eso muchas autoras deciden tirar de pseudónimo para evitar los prejuicios. 

Otro ejemplo: un reciente estudio señala que entre 1923 y 2016, el 82% de los galardones de poesía fueron concedidos a hombres. O más mirando hacia los contenidos: el 75% de los personajes utilizados para explicar conceptos en los libros de texto son masculinos.

Sin embargo no existe un estudio estadístico tan significativo como el americano, fundamentalmente porque los editores españoles se niegan a facilitar estos datos. El único documento público que ofrece cifras es la 'Panorámica de la edición Española' del Ministerio de Educación pero ninguno desde la perspectiva de género.

Por algo será.

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