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Mémesis

Ojalá no seáis nunca protagonistas de un vídeo viral

Ojalá no seas nunca protagonista de un vídeo viral

Ocurrió el pasado 4 de julio en un vuelo de Virgin Airlines de Londres a Miami. El pasajero sentado cerca del aseo del avión se percató de que una pareja entraba en el baño al mismo tiempo. Preparó su móvil y esperó a grabar su salida cual paparazzi. Primero salió ella. Al fondo se puede apreciar la cara de su pareja con una leve sonrisa. Al rato salió él con la mueca aún mayor. Toda la escena queda inmortalizada en el smartphone del pasajero, que la publica al rato en Facebook. Algunos medios virales añadieron efectos cómicos a su vídeo para generar más risas enlatadas. El mal estaba hecho. 

El vídeo en uno de los canales viralizados

Casi 10 millones de reproducciones después —solo en uno de los canales virales— con decenas de piezas en otros tantos telediarios y medios virales de todo el mundo el vídeo sigue circulando sin ninguna censura. Las risas y chascarrillos han barrido del mapa el derecho a la intimidad de la pareja. Carnaza para el periodismo viral sin derecho al honor o a salvaguardar su legítima imagen. Cada vez es más normal y nadie se queja. El daño a tu intimidad es el impuesto que tienes que pagar por que yo consiga millones de likes.

"El daño a tu intimidad es el impuesto que tienes que pagar por que yo consiga millones de likes"

Imaginemos que la pareja que entra en el baño no era 'pareja oficial'. Imaginemos que querían ocultar su historia a terceros en otro lugar del mundo fuera del avión. Están en su derecho. Nadie puede hacerte fotos reconocibles y colgarlas en sus redes sin tu permiso. NADIE. Aunque tú estés en un espacio público. La única excepción es si eres un cargo público y el acto es relevante. Y un polvo privado no lo es.

“Tendrán la consideración de intromisiones ilegítimas: La captación, reproducción o publicación por fotografía, filme, o cualquier otro procedimiento, de la imagen de una persona en lugares o momentos de su vida privada o fuera de ellos”. artículo 7.5 de la Ley Orgánica 1/1982,

En España La Sexta, Mundo Deportivo, Huffington Post, Okdiario, La Razón, Marca, playgroundmag,... han publicado el vídeo sin censurar en ningún momento y obviando la ley vigente. Incluso ha sido portada en informativos. Parece que pilla demasiado lejos como para preocuparse por esas gilipolleces cuando hay que cumplir con los clics o la audiencia. ¿Y si ella era de origen Español? Viajaban a Miami, recuerden.

El autor del vídeo ha licenciado el material. Si quieres publicarlo sin insertar el código de Facebook probablemente tengas que pagar por ello. Otro aprovechamiento más de la imagen ajena.

Lo peor. La misma aerolínea ha participado del escarnio público sin atenerse a la normativa, comentando al vídeo original y republicándolo en sus redes. Todavía hoy, tras el maremoto viral, sigue colgado en su página de Facebook. La razón es clara, la propaganda gratuita es más valiosa que el riego a una demanda por romper el derecho a la intimidad de sus pasajeros.

Respuesta de Virgin Atlantic. 

El caso es que la Ley SIEMPRE protegería a los protagonistas en caso de denuncia. Y si esta pareja lo hiciera se haría de oro. Como nos recuerda Borja Adsuara Varela, abogado y experto en derecho digital:

"En España lo normal es la vía civil. Esta es la ley que nos protege, del 82. No estaba pensada para las TICs. Pero los casos más graves pueden ser delitos si menoscaban gravemente la intimidad de alguien, según el artículo 197 del Código Penal.

En EEUU también se puede denunciar. Allí se denuncia todo. Y se intenta pactar. Es una demanda civil y tú puedes valorar los daños y perjuicios morales, aparte de poder aportar elementos objetivos, como la pérdida del trabajo o de contratos, etc. Por no hablar de la responsabilidad de los medios que redifunden el vídeo."

La ley protege el derecho a la intimidad

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¿Y por qué no han denunciado?

En el mejor de los casos el viral les hace gracia y no les importa, pero esto no vaporiza sus derechos ni los de nadie. En el peor de los casos las consecuencias de un litigio —también viral— por daños a su imagen no les compensaría por dilatar aún más su exposición pública. También están en su derecho. 

En cualquier caso nuestro papel no es jugar a adivinar sus intenciones sino solo respetar sus derechos antes de que sea imposible hacerlo.

No es la primera vez que un viral destroza una vida. Cada vez hay más casos de anónimos hundidos por ser estrellas efímeras de las redes sociales. El viral mató a la estrella de Internet, recuerden.

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