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Gente

Los españoles no creemos en la Marca España

Tiene bigotes que seamos los propios españoles los que menos confiamos en la Marca España y que haya gente en el país que luche denodadamente por la digresión.

Antes de hablar nadie, el alto comisionado para la Marca España, Carlos Espinosa de los Monteros, faltó a la verdad al decir que iba a ser breve e incluso amenazó con volver a tomar la palabra si la charla derivaba por cauces que a él no le gustaran. Don Carlos está inmerso en la elaboración del libro, 110 razones para sentirse orgulloso de ser español (confío en que sea un best seller, por lo revolucionario de la temática) y dijo que nos llevan prestando dinero fuera desde las guerras de Carlos V.

Por este motivo, dijo, es importante ayudar a que las empresas extranjeras se instalen en nuestro país, pues son los mejores embajadores y ahora representan el 15% del PIB, además de 1.200.000 empleos. Además, como ya la he regañado muchas veces, ahora el señor Espinosa ha decidido jubilar la corbata azul y hacerse con una verde que también lleva como estampado los colores de la enseña nacional. 

La presidenta de Siemens, Rosa García, criticó el ruido mediático que hacen otros colegas para desacreditar al país. Bajo el influjo germano afirmó que estamos mejor considerados fuera de lo que nosotros mismos nos creemos, pues cuando España se pone a trabajar no hay quien la pare. 
Rafael Prieto, presidente de Anfac y vicepresidente de Peugeot, aclaró que hemos pasado de la admiración al pánico pero que España sigue siendo el lugar favorito para ser expatriado. Criticó al gobierno al no ser capaz de rebajar con más firmeza la administración pública y destacó la Educación como la mayor reforma que debe abordar España, pues es la mejor forma de mejorar nuestra competencia y productividad.

El valor de la cultura hispana

En igual sintonía se manifestó Marcos de Quinto, presidente de Coca-Cola, que pidió al gobierno que contrate a las grandes auditoras para que hagan un estudio real de la administración que se requiere en la actualidad y reduzca lo sobrante. También pidió que se incluyera más a los presidentes de las multinacionales extranjeras en los comités gubernamentales (también llamados de sabios, aunque en ellos se puedan encontrar tontos solemnes) a la hora de tomar decisiones y vender la marca país, pues su visión y la gente con la que tratan les convierten en auténticos embajadores. También recordó que el español es el segundo idioma en Estados Unidos y lo mucho que se debería potenciar la cultura hispana a través de elementos como el Instituto Cervantes, TVE o la Agencia EFE para ser verdaderos players en un mundo globalizado.

John Scott, presidente de KPMG España y vicepresidente mundial de la aseguradora, comentó que tampoco debemos caer en la euforia, pues hay mucho trecho todavía por recorrer y muchas cuestiones que arreglar en nuestro país. Tuvo gracia que él, que es escocés, fuera el más crítico al abordar el tema del secesionismo catalán. Una cosa son los sentimientos y otra son las pelas, llegó a decir. De esta forma quiso expresar que ni Escocia renunciará a pertenecer al Reino Unido ni ve posible que Cataluña se separe de España. Asunto este que sólo preocupará en los headquarters internacionales cuando del terreno político (ideas) pase a la calle (hechos).

Entre los asistentes estaba el presidente de Iberia, que parece que no está ayudando mucho a nuestro país.

Escuchando a los participantes se veía a las claras que estamos mejor de lo que pensamos y de cómo nos perciben, pero el riesgo está en abandonarnos al gozo ahora que todavía no hemos terminado de limpiar la casa. Entre los asistentes vimos a Antonio Vázquez, el presidente de Iberia que parece que no está ayudando mucho a nuestro país al entregarse a los dulces brazos de la pérfida albión, al Marqués de Cubas, que como buen consejero que es acude a todos los foros en los que se cuentan cosas de interés, y a Ingemar Naeve, sueco y experto en el mercado de la telefonía que aprovechó una llamada para abandonar antes el salón. También a José Luis Olazábal, que fue muchos años director general del Banco Espirito Santo, y a Bieito Rubido, director de Abc y que como buen gallego sabe bien de las debilidades de los castellanos antiguos y nuevos.

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