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De enclenques a machitos: así han cambiado los actores

Chris Pratt, de actor de serie a protagonista de blockbusters gracias a nos buenos abdominales (Gtres).

Habrán observado si se han parado a analizar las fotografías de las webs y revistas de actualidad -llámese moda, tendencias, cine, o lo que quiera que signifique ‘actualidad’- que vivimos en una época de exaltación desaforada del músculo. Para que un hombre reúna los requisitos indispensables para convertirse en la próxima estrella de moda necesita un contorno pectoral capaz de hacer añicos la mejor de las camisas. Los actores han pasado de mantenerse más o menos delgados y de peinarse con más o menos gracia, a invertir horas y sudor en el gimnasio, esperando que esos bíceps de tamaño anormal les garanticen un buen contrato laboral. Y en esas nos encontramos.

La evolución más que evidente del prototipo físico que se exige -sea quien sea el que lo pida- para obtener el carnet de ‘chulazo’ ha sido meteórica. A día de hoy, sex symbols que reinaron cómodamente durante la década de los ochenta, como el tan deseado Harrison Ford, pasarían sin pena ni gloria, obligados a tomarse unos cuantos batidos de proteínas antes de ponerse delante de la cámara. Y no es que Ford lo necesitara, ni mucho menos, pero ahora somos así de exigentes -y exagerados-. Lo mismo pasa con las barbas, los peinados o la depilación corporal. Son modas, sí, pero que larga se hace la espera. ¿No va siendo el momento, en pleno 2015, de recuperar un poco la cordura?

Antes de que se lleven las manos a la cabeza y empecen a lanzar improperios a la pantalla de su dispositivo móvil, ya sea por su fanatismo por los ‘chulazos’ de ahora o por los de antes, déjennos echar la vista atrás y hacer un poco de recapitulación de las últimas décadas. Luego ya, elijan a sus mitos favoritos y renieguen de todos los demás. Esa es la base de gran parte del periodismo de hoy, por otro lado. Así ha sido la evolución de los iconos masculinos:

Los 70: caras aniñadas y poca definición física

¿Quién no cayó rendido a los pies -y al tupé- de John Travolta? Gracias a Fiebre del sábado noche y Grease, se convirtió en uno de los hombres más deseados, y no era precisamente por sus músculos. Travolta podía presumir de muchas cosas pero no tenía nada que ver con el prototipo de ‘actor de Hollywood’ que conocemos ahora. Como tampoco tenía nada que ver Alain Delon y enarboló la bandera de sex symbol europeo durante mucho tiempo. Durante los 70, el peinado lo era todo, y combinado con una cara aniñada conseguía abrir todas las puertas. Poco duró el asunto.

Los 80: llega el macho

Si la década anterior se caracterizó por estrellas más bien imberbes, los 80 iban a dar un vuelco de 180º. Llegaba 'el hombre', con su bigote poblado, su pecho hirsuto y su masculinidad que traspasaba la pantalla. Desde el Tom Selleck de Magnum P.I. -sueño erótico televisivo por excelencia-, pasando por el Bruce Willis de Luz de luna o el cantante Bon Jovi y su melena leonina, para terminar en Harrison Ford, héroe y sex symbol ya atemporal. Si algo tenían todos en común era la poca afición por la depilación y como en todo cambio de corriente estética, este fue el punto que delimitó el fin de la década.

Los 90: rizos dorados y excesos en tecnicolor

¿Cómo evidenciar que 'lo viejo' ya no se lleva y 'lo nuevo' es lo que toca? Pues desterrando el símbolo de la década anterior. En los 90, la depilación masculina se hizo extrema. Aparecieron los metrosexuales -progresivamente a lo largo de la década- y los hombres asumieron todas las tiranías estéticas de las mujeres. Si antes nos pirrábamos por el pectoral de Harrison Ford, ahora nos iba más la delgadez de Leo DiCaprio o la melena larga y rizada de Brad Pitt -que continúa siendo un sex symbol a pesar de los años-. Johnny Depp o un ya canoso -pero no tanto- George Clooney vinieron a completar el elenco. Mucho color, mucho tinte y muy poca barba y bigote.

Los 00: la década perdida

El efecto 'dos mil' también tuvo su repercusión en la sociedad. Una década que no tiene un nombre oficial -¿los doble cero?-, no puede tener un look oficial. Si tenemos que resumir la influencia estilística masculina por excelencia en la década pasada es, sin duda, David Beckham. En la figura del futbolista podemos ver el poco criterio con el que conseguimos sobrevivir. Tan pronto llevaba cresta como melena mohicana, rubio platino como tostado, rapado como engominado. Beckham tuvo todos los estilismos y no tuvo ninguno. Así pasó la década sin nombre. No queríamos volver a lo de antes, pero tampoco teníamos nada diferente que ofrecer.

Los 10: ciclarse es el nuevo negro

Si algo hemos aprendido de los nuevos ritmos de internet es que todo cambia a una velocidad de vértigo. Lo que antes duraba fácilmente dos años -¿durante cuánto tiempo sonaba un single de Madonna?-, ahora dura dos semanas, como mucho. De ahí que hemos adoptado algunas tendencias propias de décadas pasadas y las hemos fusionado con un toque que nos da un aire de futurismo, de superhombre. Los sex symbols de ahora son hombres de acero, actores con cuerpos imposibles, como invulnerables a cualquier ataque. Piensen en el cambio de Chris Pratt, de actor de serie a protagonista de blockbusters gracias a nos buenos abdominales. Él será la imagen de los 10. Ténganlo por seguro.

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