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¡Guerras familiares! Los Borbón y otros clanes enfrentados

Los Borbón y otros clanes enfrentados (Gtres)

La sociedad nos ha hecho creer que las familias tienen que ser estupendas. Llevarse bien, contárselo todo, charlar sin parar, pasar tiempo juntos y no tener ningún conflicto más allá de que a alguien no le gusten las espinacas. Una ficción que, a estas alturas, no se cree nadie. Menos mal que la crónica social siempre ha optado por lavar los trapos sucios en público y dejarnos claro que odiar a los cuñados es lo mínimo que puede pasar en una guerra familiar. Que se lo digan, si no, a Isabel Pantoja y los líos que tiene montados en el interior de Cantora. 

Los grandes clanes de nuestro país llevan años de lucha encarnizada a los ojos de todos. Reproches, enfados, reconciliaciones -algunas muy poco creíbles- y todo a golpe de exclusiva. ¿Hay algún negocio mejor que ser pariente de famoso? Empezamos a dudarlo. Y por si no nos creen, repasamos algunas de nuestras familias favoritas: 

Los Matamoros

El culebrón Matamoros ocupa cada semana todas las portadas de las revistas. El enfrentamiento entre Kiko, su hijo Diego y su mujer Makoke no termina nunca y parece que, a este ritmo, nunca lo va a hacer. No sabemos si, al final, protagonizarán un emotivo reencuentro o si se verán en los juzgados, pero las polémicas les vienen muy bien para sanear la economía familiar. En cuanto salga Laura Matamoros de GH VIP tendremos una más opinando de todo. 

Los Rivera

La relación de los hermanos y hermanastros Rivera es muy complicada. Mientras Fran y Cayetano parece que se llevan a las mil maravillas, los otros dos implicados, Kiko Rivera y Julián Contreras, no deben opinar lo mismo. Están unidos cuando quieren y tremendamente peleados cuando se les antoja. Tanto el hijo de Isabel Pantoja como el pequeño de Carmina Ordóñez han pasado por platós de televisión a criticar a los demás. Así, claro, es difícil tener una buena relación familiar. 

Los Mohedano

La guerra entre Rosa Benito y Amador Mohedano cubrió muchos meses de Sálvame. Pero no fue el único enfrentamiento. La relación entre Rocío Carrasco y Ortega Cano también ha sido de lo más comentada. Igual que las apariciones de Gloria Camila y José Fernando. Al final, lo único que nos queda claro es que no podrían sentarse todos en la misma mesa. Y eso que a Rocío Jurado seguro que le hubiese encantado. 

Los Flores

Nunca nos ha quedado muy claro si Lolita y Rosario Flores tienen una relación muy cercana. Alejadas, desde luego, no están, y como todos los hermanos, habrán tenido épocas mejores que otras. La que no parece tan contenta es Carmen Flores, hermana de la desaparecida Lola. Por mucho que diga que quiere a sus sobrinas -y seguro que lo hace-, también les recrimina haberla dejado un poco apartada. Nada que no se solucione con una merienda. 

Los Pantoja

Si hay un clan complicado en España ese es el de los Pantoja. La madre y la hija tienen una relación difícil, los hermanos se critican en público, aunque luego se reconcilian de vez en cuando, la hija no se habla con el tío, la niñera no se puede ver con la madre y de las amigas de visitan la casa no se fía nadie. ¿Se imaginan el estrés que debe sufrir esta pobre gente? Seguro que todo les iría mejor si no ganaran dinero por hablar de sus intimidades. 

Los Dúrcal

El fallecimiento de Rocío Dúrcal fue el punto de partida a un enfrentamiento que duró más de lo que nadie esperaba. Los hijos de Junior le reclamaron parte de la herencia que el cantante les había ocultado y las relaciones, claro, se enfriaron. Le tocó a Shaila mediar entre sus hermanos y su padre para que no llegase la sangre al río. Al final, lo solucionaron, se perdonaron y todo ocurrió antes de la muerte del cantante. 

Los Borbón

¿No son una familia como otra cualquiera? Bueno, con algún que otro privilegio, claro, pero conflictos, los mismos. Los padres hace tiempo que no tienen una relación muy fluida, el hijo no se habla con su hermana, la otra, pobre, ya tiene bastante con la rebeldía de sus hijos, y a la cuñada periodista parece que no la soporta nadie. Eso sí, en público, todos muy correctos, guardan la compostura y aquí no ha pasado nada. Ay, el día que se animen a soltarse la melena y sentarse en el Deluxe. ¡Más vale que Conchita vaya sacando el polígrafo!

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