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Mémesis

El día que mi hijo se manifestó contra mi teléfono móvil

Montaje traducido del cartel para la manifestación del pasado sábado

Quizás no fue más que otra maniobra de sus padres para que el niño los dejase un rato más ante sus teléfonos inteligentes -quizás no- pero aquel día Emil Rustige consiguió que sus padres siguiesen mirando sus teléfonos y publicasen un evento en la red social Facebook: su deseo de hacer una manifestación de niños contra el uso que muchos padres hacen de sus móviles cuando están con ellos.

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Y así fue como sus padres lanzaron el 19 de agosto la publicación en sus perfiles personales con la convocatoria para el sábado 8 de septiembre a las 11.00 h en las calles del popular barrio de Sankt Pauli en Hamburgo además de una frase: "Mein Sohn Emil geht auf die Straße!" (Mi hijo tomará la calle)

"Jugad conmigo, no con vuestros móviles"

Los días posteriores a la publicación del evento fueron un ir y venir de preguntas y respuestas para conocer más acerca de la manifestación, de muestras de apoyo de padres e hijos a través de sus comentarios y de periodistas tratando de conseguir un entrevista con el pequeño Emil sumido en un mar de emociones.

Emil en la portada del "Hamburger Morgen Post"

Está emocionado, estamos muy emocionados y les esperamos a todos el sábado

Las horas previas no quedaron exentas de agitación, nerviosismo y responsabilidad ante un acto que él había organizado con lo que el joven Emil centró todos sus esfuerzos en lograr que su reivindicación se pareciese al máximo a la que había visto hacer a los mayores con lo que no dejó de preparar sus propios carteles y pensar qué lemas emplearía durante su toma de las calles de Hamburgo.

Carteles preparados por Emil los días previos a la manifestación

"Wir sind laut weil ihr nur auf's Handy shaut"  (Hacemos ruido porque solo estás mirando el móvil)  |  "Kind da = Handy weg" (Niño aquí = Móvil fuera)

Y, por fin, llegó el gran día y aunque Emil y sus padres no consiguieron los 200 participantes que se habían propuesto no quedaron muy lejos de sus previsiones y algo más de 150 personas participaron y se hicieron eco de las demandas y proclamas de Emil y sus jóvenes camaradas: "¡Modo vuelo activado, ahora es mi turno!"

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Su inspiración: una manifestación antifascista

Para Emil acudir a una manifestación no era algo nuevo dado que en el pasado mes de mayo acudió con algunos familiares a una concentración antifascista y quedó impresionado al ver como su tía tomaba el megáfono y lanzaba consignas contra grupos nazis.  De ahí surgió su inspiración.

Pero faltaba el motivo, así que pocas semanas más tarde viajaba con su padre en el metro y observó que todos los adultos viajaban absortos ante sus teléfonos móviles, incluso su padre, que no escuchó como su hijo le pedía atención en un momento dado del trayecto.  Al llegar a casa Emil lo contó a su madre y pidió salir a la calle para pedir que papás y mamás dejen a un lado sus smartphones y atiendan de forma efectiva a sus hijos.

Las investigaciones dan la razón a Emil

Un reciente estudio presentado por los investigadores Brandon T. McDaniel de la Universidad Estatal de Illinois,  y Jenny S. Radesky, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Michigan en la revista "Pediatric Research" concluye que el uso abusivo de la tecnología durante las actividades propias de la familia puede influir en las relaciones futuras con los hijos y llevar a los más pequeños a mostrar de forma más marcada hiperactividad, frustración, mal humor y comportamientos anormales dado el daño emocional que se inflinge a los hijos cuando se mira de forma constante el móvil.

Las conclusiones se basaron en el estudio de 172 parejas con un niño de 5 o menos años en los que los padres indicaron la frecuencia con la que diferentes dispositivos electrónicos habían podido interrumpir  conversaciones o actividades habituales con los hijos.  Además los progenitores también calificaron las conductas de sus hijos y propias lo que permitió a estos investigadores estadounidenses publicar sus conclusiones: "Los resultados respaldan la idea de que las relaciones entre la tecnología de los padres y el comportamiento de las emociones infantiles son transaccionales e influyen entre sí con el tiempo", concluyó McDaniel.

Este investigador, Brandon T. McDaniel, acuñó en el año 2016 el término "Technoference" en uno de sus estudios sobre la interferencia de la tecnología en las relaciones de pareja y en sus implicaciones para el bienestar personal y las relaciones de pareja dado que, según sus investigaciones, conlleva la aparición síntomas depresivos y de conflictos, así como una menor satisfacción en la relación y en la vida.

El perjuicio de dicha 'technoference' en las relaciones con nuestros hijos e hijas también son más que palpables en nuestra sociedad.  Esperemos que Emil nos haya abiertos los ojos.

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