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Los 'rebeldes' de Prisa presionan para que la venta de Santillana sirva para saldar toda la deuda

Juan Luis Cebrián y Felipe González

La Guerra Fría que se vive en Prisa desde hace más de un año sigue deparando episodios de tensión. Los responsables de la compañía, con Juan Luis Cebrián -presidente- y Manuel Mirat -consejero delegado- a la cabeza, trabajan durante estos días para tratar de cerrar cuanto antes la venta de la editorial Santillana. Frente a ellos, se encuentran los 'accionistas rebeldes', capitaneados por Amber Capital (19,2% de las acciones), que tratan de forjar alianzas para que el Consejo de Administración rechace cualquier oferta que no permita liquidar prácticamente la totalidad de la deuda del grupo, que asciende a 1.543 millones de euros.

La pretensión de los fondos buitre es que la compañía quede saneada después de esta operación, algo que ayudaría a recuperar la confianza del mercado en la editora de El País y les permitiría obtener más rentabilidad de su inversión, han precisado fuentes cercanas al Consejo de Administración del grupo.

'El Confidencial' publicó el pasado 6 de septiembre que el principal interesado en la compra de Santillana es el fondo de inversión estadounidense Rhône Capital. Ese día, Prisa remitió un hecho relevante a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) en el que reconoció las conversaciones con esta empresa. Desde entonces, el precio de sus acciones ha aumentado un 10%, un claro síntoma de que la perspectiva de que culmine con éxito este “proceso de desapalancamiento financiero” es interpretada de forma positiva por los mercados.

El precio que Goldman Sachs solicita por la participación de Prisa en Santillana (75%) es de 1.500 millones de euros. Es decir, prácticamente el equivalente al montante de la deuda del grupo.

Durante los últimos meses, han sido varios los fondos de inversión que han preguntado por la editorial, pero las ofertas recibidas han sido inferiores a esa cuantía. Y Amber Capital y el resto de los rebeldes no están dispuestos a aceptar la venta en cualquier precio, dado que no quieren que el endeudamiento siga condicionando su futuro del grupo después de deshacerse de su división de educación.

La gran importancia de Santillana

Un mero vistazo a sus informes de cuentas de Prisa basta para comprobar el peso que tiene Santillana en su balance. Durante los seis primeros meses del año, la editorial facturó 328 millones de euros, lo que equivale al 50,6% de los ingresos del grupo. Con su venta, el gigante mediático construido por Jesús de Polanco quedaría reducido a sus negocios de medios de comunicación de prensa y radio.

Pese a todo, en su Consejo de Administración hay unanimidad en que esta operación es necesaria, ante la asfixiante crisis financiera que vive la compañía. No hay que olvidar que antes de que finalice 2018 tendrá que haber amortizado un total de 956,5 millones de deuda. Evidentemente, no podrá hacerlo a través de los beneficios que generan sus negocios, dado que resultan insuficientes.

El precio que Goldman Sachs solicita por la participación de Prisa en Santillana (75%) es de 1.500 millones de euros.

El pasado 14 de julio, comunicó la venta de su filial portuguesa, Media Capital, a la multinacional francesa de medios y telecomunicaciones Altice NV. La operación ascendió a 440 millones de euros, que se destinarán mayoritariamente a para reducir sus obligaciones con sus acreedores.

La siguiente desinversión será con toda probabilidad la de Santillana. Ahora bien, no podrá completarse a cualquier precio, dado que, por un lado, los accionistas rebeldes rechazarían una 'venta a la baja' y, por otro, los titulares de la deuda de Prisa -en su mayoría, fondos buitre- podrían vetar esta operación si no resultara satisfactoria para sus intereses.

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