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Isabel Pantoja entra en trance y los audímetros explotan

Isabel Pantoja rompió a llorar este lunes en 'Idol kids'.

Pasaban pocos minutos de las once y media de la noche. Y entonces ocurrió. Isabel Pantoja, líder del jurado de Idol kids, nuevo programa de Telecinco, entró en trance porque un joven de nombre Antonio interpretó "Marinero de luces". Los recuerdos de Francisco Rivera, alias Paquirri, anegaron de lágrimas el rostro de la tonadillera. Al otro lado de la pantalla, miles de españoles lloraron con ella. La emoción de La Pantoja reventó los audímetros. No en vano, el formato fue lo más visto de ese día, con un 17,9% de share.

En principio Idol kids solo es un talent show más centrado en los más pequeños. Jóvenes que aspiran a ganarse la vida cantando acuden a un programa para hacerse de oro y, de paso, arreglar la existencia a sus progenitores. Todo son ilusiones para que el menor de turno cumpla sus sueños y alcance el éxito que por naturaleza será fugaz y pronto quedará ensombrecido por la cruda realidad. Nada que no se haya visto ya unas cuantas veces en nuestras pantallas. 

Este programa, sin embargo, tiene una peculiaridad respecto a otros similares. La estrella es Isabel Pantoja. El jurado que decide sobre las esperanzas de los niños está compuesto por la tonadillera, la cantante Edurne y y el músico Carlos Jean. Pero estos dos últimos son algo así como convidados de piedra en el asunto. El epicentro del programa es La Pantoja, que dirige el cotarro y se crece y se gusta y se luce. Ni el presentador, el carismático Jesús Vázquez, puede hacerle sombra. 

La finalidad del programa es encumbrar a esa cantante que tantos momentos de gloria, primero como enemiga y luego como aliada, ha dado a Mediaset

La finalidad del programa es encumbrar a esa cantante que tantos momentos de gloria, primero como enemiga y luego como aliada, ha dado a Mediaset. Esta primera entrega de Idol kids dejó clara esa intención. Y también evidenció que ella disfruta con el papel que le han otorgado como líder del jurado. Pero las diosas televisivas tienen sus debilidades. Ella no estaba preparada para que el joven sevillano Antonio cantase "Marinero de luces". 

Su reacción fue derramar tristeza sin consuelo posible. En la primera estrofa que cantó el joven, ella ya estaba emocionada. Telecinco mostró el rostro herido de la tonadillera incluso más que la actuación del muchacho. Al final, rota, explicaba al joven que "resulta que esa es mi vida, mi vida plasmada en un disco. Y toda esa pena que yo llevaba en aquel entonces, y aun la llevo, porque eso va por dentro. Yo tuve que dejarla de cantar y cuando he vuelto a escucharla… era mi vida él". El trance terminaba con una frase mirando al cielo, como recreándose en la suerte: "Él era la luz"

No encontrarán aquí burlas o desprecios a esa España tal vez entre idiotizada y grotesca que llora con estas cosas, porque lo que se vio este miércoles en la sesión de control del Congreso de los Diputados es aún más lamentable

Este éxtasis pantojil está sirviendo para llenar horas y horas de programación y, de paso, catapultar el programa. Media familia de la cantante opina sobre lo sucedido. Tertulias y análisis sesudos se repiten como si estas cosas fueran relevantes. Sin duda, el próximo lunes aumentará la audiencia de este espacio que consigue sus objetivos por absurdos que nos parezcan. La rueda sigue girando. Las ilusiones de los niños vuelven a utilizarse. Los anunciantes se frotan las manos. El negocio continúa viento en popa.  

No estamos, ni mucho menos, ante un ejemplo de contenido televisivo de calidad. Pero, por extraño que pueda parecerles, sufridos lectores, no encontrarán aquí burlas o desprecios a esa España tal vez entre idiotizada y grotesca que llora con estas cosas, sencillamente porque lo que se vio este miércoles en la sesión de control del Congreso de los Diputados es aún más lamentable, provoca incluso más tristeza y cada vez interesa menos al personal. Nada para por casualidad.  

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