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Los Godó buscan oportunidades para crecer en Madrid ante la incertidumbre en Cataluña

Javier Godó
El conde Javier Godó

Nuevos tiempos en el Grupo Godó, comandado por Carlos, hijo del conde. La compañía editora de La Vanguardia y Mundo Deportivo ha iniciado maniobras para deslocalizar el negocio e incrementar su huella en Madrid, ante la evidencia de que la compleja situación que se vive en Cataluña podría afectar a los cimientos de su imperio mediático. Según ha podido saber Vozpópuli a través de fuentes conocedoras de las conversaciones, los Godó han realizado durante las últimas semanas varios movimientos significativos en la capital de España con un objetivo claro: crecer más allá de Barcelona.

Aunque oficialmente el grupo se niega a hacer comentarios sobre este asunto, este periódico ha podido saber que sus responsables han mantenido recientemente contactos con los propietarios de El Economista para intentar la entrada en el accionariado de su editora, Ecoprensa. Las conversaciones, sin embargo, no llegaron a buen puerto -según estas fuentes- por las altas pretensiones del vendedor, que, por cierto, se encuentra a la búsqueda de un nuevo primer ejecutivo que sustituya a Alfonso de Salas.

Los Godó también han preguntado recientemente por uno de los medios nativos digitales de referencia, si bien descartaron la operación por la misma razón: la elevada tasación de las acciones que realizaron sus propietarios.

Estos movimientos confirman que la familia de editores ha iniciado una estrategia de expansión hacia Madrid. Son varias las razones que explican este viraje y la primera es la más obvia: la inestabilidad existente en Cataluña, que supone un riesgo para el negocio. Desde el Grupo Godó han reiterado por activa y por pasiva que sus medios no defienden el independentismo, pero la última etapa al frente de La Vanguardia de José Antich -hoy propietario de un diario digital claramente alineado con el soberanismo- llevó al periódico a posiciones muy cercanas a las tesis de Artur Mas. Y algunos de sus columnistas de más peso se han alineado con los secesionistas.

Eso ha salpicado a la imagen de Javier Godó, que llegó a ser acusado por algunos miembros de la Diputación de la Grandeza de España de actuar con “notoria villanía” con respecto al proceso soberanista. Lo cierto es que, desde que Màrius Carol es director de La Vanguardia, el segundo periódico más leído de España ha defendido la unidad del país -a partir de su mejor 'encaje'- y ha sido muy crítico con el procès, lo que le ha valido fuertes críticas por parte de los partidos independentistas.

En este sentido, llama la atención que, pese a ser el diario más leído en Cataluña, el año pasado recibiera menos publicidad institucional que el gran aliado de la Generalitat, El Punt Avui, que ingresó 2,52 millones de euros, frente a los 1,9 de La Vanguardia. Su televisión privada, 8 TV, percibió el 40% menos en esta partida que en 2016.

Asesores en Madrid

Para tratar de cambiar la percepción que se tiene en Madrid del grupo, los Godó impulsaron el pasado mayo un Consejo Asesor que se reúne en la capital de España; y que en el momento de su nacimiento estaba conformado por Enric Juliana, Josep Piqué, Carles Casajuana, Carlos Godó, Javier Godó, Santiago de Torres, Jaime Carvajal y Màrius Carol. Unas semanas después, se unieron María Benjumea y Rocío Martínez Sampere.

Sus movimientos para deslocalizar su negocio se han producido en un momento en el que la familia Asensio ha puesto en venta el Grupo Zeta, entre otras cosas, por las presiones de la banca acreedora, capitaneada por CaixaBank. Esto podría implicar la llegada de un nuevo competidor a Cataluña, como Vocento -interesado en El Periódico de Catalunya- y una alteración del actual statu quo de la prensa en papel en esta comunidad autónoma.

Por otra parte, entre los proyectos que puso en marcha Zeta hace unos meses se encuentra el de lanzar una edición de su cabecera generalista en Madrid. La previsión inicial era hacerlo el pasado agosto, aunque fuentes del grupo reconocen que el proceso se encuentra paralizado. Principalmente, por la incertidumbre que reina en la compañía ante su posible venta, que esperan que se cierre en los próximos meses.

En este contexto, los Godó han realizado algunos movimientos para tratar de expandir su huella a Madrid. Su situación económica es mejor que la de sus competidores, dado que no posee la elevada deuda de grupos como Zeta y Prisa, como se puede observar en su última memoria anual de cuentas (2017), en la que se especifica que sus deudas con entidades de crédito y pasivos financieros ascienden a 7,3 millones.

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