Quantcast

Medios

El discurso del Rey, otros bodrios de Nochebuena y los que vienen en Nochevieja

Roberto Leal y Miriam Díaz-Aroca en 'Telepasión' la pasada Nochebuena.

Todas las familias, más felices o más desdichadas, deberían prohibir dos cosas en Nochebuena: utilizar los teléfonos móviles y encender la televisión. Aunque ambas cosas sirvan para ahuyentar las discusiones, que no es poca cosa en días familiares, tienen efectos perversos para quienes no pueden despegarse del Whatsapp y para quienes no pueden retirar la mirada de la tele. 

Andaba un servidor sumergido en este pensamiento, sin duda avivado por la tristeza de estos días grises con sabor a ausencia, cuando sonó el teléfono. Esta vez no tenía dudas. Solo podía ser ella. Porque es su tradición llamar para comentar los programas de Nochebuena. 

-¿Viste el discurso de Felipe VI?

-Claro, es casi una obligación laboral. 

-¿Y qué te pareció? -inquirió mi amiga enfurecida.  

-Bueno, dijo quizás lo que podía decir sobre Cataluña. Con los discursos del Rey pasa como con los partidos de fútbol: cada uno ve una realidad diferente que está más allá de los hechos. A unos siempre les va a parecer que se queda corto y a otros que se pasa de largo

-A mí me pareció un bodrio infumable. No me extraña que sea el discurso menos visto en los últimos años

-Era interesante escuchar al jefe del Estado con la que está cayendo. 

-Nada, un bodrio, palabras enlatadas y demasiado medidas. Además, dicen que estos discursos los revisa el Gobierno, por lo que ya se ocuparía Pedrito de que la cosa sirviera para quedar bien con todo el mundo. 

-Si tú lo dices... En todo caso, es demasiado llamarlo bodrio. Bodrios fueron los que emitieron en todas las cadenas. Qué horror. 

-Por una vez estamos de acuerdo, querido. Es que no sabía ni qué poner. En Telecinco un montón de locos en casa de Bertín Osborne. En Antena 3, zapping. Y en Televisión Española, como siempre, la guinda: un artefacto llamado Telepasión para el que no hay explicación racional. ¿Sabes que aparecían Máxim Huerta, Anne Igartiburu y Miriam Díaz-Aroca

-Sí, por eso aguanté treinta segundos en La 1. 

-Yo entiendo que las privadas no se esfuercen mucho en días así. Pero no puedo entender lo de Televisión Española, que es la del servicio público. ¿No podían emitir, aunque fuera grabado, un programa sobre cómo viven la noche personas con problemas? ¿O un programa sobre cómo es la Navidad en diferentes lugares del mundo? ¿O entrevistas a famosos para que cuenten cómo viven esa noche? ¿O reportajes en profundidad sobre la historia y el origen de estas fiestas? ¿O un formato de entretenimiento diferente? ¿O aunque sea un par de películas navideñas? ¿Algo diferente al show horrendo de cada Nochebuena?  

-Todos los años tenemos la misma conversación. La realidad es que las cadenas de televisión siguen sin encontrar la tecla para atraer al espectador en la noche más familiar. Son contenidos repetitivos, absurdos y sin originalidad ni gracia algunas. Precisamente estaba pensando, cuando has llamado, que las familias deberían tener los televisores apagados en un día así. 

-No es mala idea. Pero lo peor está por llegar. ¡Aún nos queda Nochevieja!

-Sí, todo puede empeorar, está claro. 

-¿Leíste que Cristina Pedroche dijo que quizás salga vestida con vaqueros en las campanadas de Antena 3? ¿Sabes que en TVE Igartiburu vuelve a repetir y esta vez le acompaña Roberto Leal, el de Operación Triunfo, que por cierto conducía Telepasión

-En España hemos pasado de la capa de Ramón García al vestido de Pedroche. Y eso lo dice todo. Creo que al menos hay programa de José Mota.

-Así es, a mí me hace gracia. 

-Para mí no es que sea el mejor humorista de la historia, pero en el país de los ciegos, el tuerto es el rey. Creo que lo veré. Y para las campanadas, tal vez sea mejor poner la radio.

-No seas antiguo. Pon cualquier canal y quitas el volumen hasta que empiecen los cuartos, que suele ser justo cuando el plano que enfoca la cámara es solo el reloj de la Puerta del Sol. Te lo digo porque es lo que hacemos en mi casa. 

-No es mala idea. Feliz Navidad y que entres bien en 2020. 

-Igualmente. 

Bien mirado, quizás la afirmación taxativa del principio sea errónea por desmesurada. Porque en Nochebuena enviar mensajes de Whastapp sí puede ser saludable. 

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.