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La Vuelta no es el Tour: la crisis de RTVE y las tensiones internas 'enfangan' su cobertura

Pedro Delgado y Carlos de Andrés

A ningún aficionado al ciclismo se le escapa que la realización de La Vuelta está muy por debajo de la del Tour de Francia. Son varios los factores deportivos y extradeportivos que explican que la ronda gala tenga una mejor imagen y sea más rentable que la española, pero en lo que respecta a su retransmisión televisiva hay un gran factor diferenciador: el presupuesto. Eso hace que en España se movilicen menos medios, se programen menos horas de retransmisión y se ofrezcan menos planos aéreos en cada etapa, lo que no ayuda a atraer nuevos patrocinadores ni a convencer a los regidores de los distintos municipios para que desembolsen la suma que exigen los organizadores por acoger la línea de meta.

Ahora bien, la diferencia entre la retransmisión que se realiza en España y en Francia no sólo estriba en el dinero. En el caso de RTVE, el plan de cobertura también está condicionado por la relación que mantiene ASO –propietaria de la carrera- con la corporación y por las rencillas que existen entre los propios sindicatos de la cadena.

Este periódico ha hablado durante los últimos días con varias personas involucradas en la realización de La Vuelta y todas coinciden, fundamentalmente, en dos puntos: ni los organizadores de La Vuelta han cuidado especialmente la imagen de la carrera durante los últimos años, ni desde RTVE se ha podido realizar un especial esfuerzo por mejorar la retransmisión.

El grupo Amaury Sport Organisation (ASO) adquirió en 2014 el 100% de las acciones de Unipublic. Desde entonces, ha transmitido a RTVE en algunas ocasiones la necesidad de realizar una cobertura más atractiva de la carrera ciclista. El problema es que RTVE no dispone de los medios económicos necesarios para movilizar más vehículos y equipos técnicos para esta cita de tres semanas. Y ASO tampoco ha mostrado una especial predisposición a invertir para que puedan contratarse más medios aéreos, han explicado a Vozpópuli fuentes de la televisión pública.

Las restricciones presupuestarias que el Estado aplica a la televisión pública desde hace un lustro no han permitido introducir las suficientes mejoras tecnológicas en la cobertura.

Cabe recordar que RTVE cuenta este año con un presupuesto de alrededor de 950 millones de euros, que es significativamente inferior al que percibió durante los primeros años de vigencia de su actual Ley de Financiación, de 1.200 millones. Eso ha provocado -además del consabido descenso de su audiencia- que en los últimos tiempos haya tenido que renunciar a la mayoría de los derechos deportivos, hasta el punto de que La Vuelta es el único gran acontecimiento de este tipo que conserva.

Los derechos audiovisuales de esta carrera supusieron en 2012, 2013 y 2014 un desembolso aproximado de 4,5 millones de euros. A esta cantidad hay que sumar el coste de producción que fluctúa entre los 2 y los 3 millones de euros. También el valor del medio millar de inserciones publicitarias que se facilita a la organización de La Vuelta, cuyo valor estimado de mercado no es menor de 3 ó 4 millones, explican fuentes internas.

Vozpópuli ha solicitado a RTVE información acerca del coste de los derechos de retransmisión, el número de acreditados y los gastos de producción. Sin embargo, no ha recibido una respuesta al respecto.

Patrocinadores y ciudades

Una de las personas con más experiencia en RTVE en la organización de esta carrera ciclista lamenta que la cobertura de La Vuelta se haya cuidado tan poco durante los últimos años. “Tradicionalmente, la diferencia entre la ronda francesa y la española es que los patrocinadores y las ciudades llaman a la puerta del Tour, pero a La Vuelta le suele costar mucho esfuerzo atraerlos. Evidentemente, esa situación no va a mejorar si la retransmisión no se cuida y en el último puerto de muchas etapas sólo se ofrece la imagen desde la cámara de una o dos motocicletas”.

En este sentido, añade: “Esto condiciona la carrera mucho más de lo que parece. Si hay pocas horas de retransmisión o se ofrecen pocos planos aéreos, habrá ciudades que no quieran pagar por acoger un final de etapa. Y eso dificultará a los organizadores la tarea de trazar un recorrido atractivo”.

Esto tampoco seducirá a los grandes patrocinadores, que rehusarán invertir en la cita ciclista, al considerar que su imagen no se cuida todo lo que se debería. “No deja de ser un reflejo de la situación de La Vuelta el que, durante la etapa, se introduzcan faldones con publicidad de empresas casi desconocidas. Eso no pasa en casi ningún gran evento deportivo”, añaden.

RTVE destina cada año a esta carrera ciclista a más de 100 personas. Evidentemente, las restricciones presupuestarias que el Estado aplica a la televisión pública desde hace un lustro no han permitido introducir las suficientes mejoras tecnológicas en la cobertura, lo que ha incrementado el agravio comparativo con respecto al Tour de Francia, el hermano rico.

Radiotelevisión Española establece una bolsa de 38.167 euros que se reparten entre todos los integrantes del equipo.

Dentro de la corporación, existen voces que critican que no se sigan criterios “estrictamente profesionales” para seleccionar a los efectivos que acuden a La Vuelta. Los representantes de los trabajadores advierten de la “falta de transparencia” con la que los responsables de la corporación elaboran la relación de acreditados. De hecho, los sindicatos minoritarios de la corporación acusan a los mayoritarios de “trampear” esta lista para introducir en ella a sus representantes.

“Eso pasa aquí y en otras coberturas, desde la de los Juegos Olímpicos hasta la de San Fermín. Un clásico en la casa que surge de la rivalidad entre los sindicatos y que tradicionalmente ha aprovechado la dirección de la casa (TVE) para alcanzar pactos con el Comité de Empresa”, reconocen fuentes de los representantes de los trabajadores. Desde los sindicatos mayoritarios, niegan tajantemente este punto y aseguran que este tipo de coberturas se planean a partir de criterios objetivos.

Las cuotas sindicales

El ‘pacto de trabajo’ para la cobertura de La Vuelta a España 2017 incluye una compensación para cada empleado de 12,47 euros por cada día de cobertura. A esto hay que sumar una contraprestación de 63,32 euros por jornada, siempre que trabaje, al menos, 7 horas y media. Si lo hace durante más de 10 horas, la retribución sube hasta los 100,74 euros.

Dadas las especiales circunstancias de La Vuelta –obliga a trabajar 21 días seguidos-, Radiotelevisión Española establece una bolsa de 38.167 euros que se reparten entre todos los integrantes del equipo. Esta cantidad se distribuye en función del número de horas dedicadas, de la responsabilidad adquirida o de la “penosidad” de la función. Algunas de las fuentes consultadas ponen en duda que el reparto sea objetivo, puesto que consideran ilógico que un coordinador técnico (694,38 euros) perciba menos dinero que un técnico de sonido (1.388,76). En este sentido, también responsabilizan a los sindicatos mayoritarios.

Algunos de los participantes en la cobertura de esta edición reconocen que durante el mes de septiembre percibirán un sueldo “más de dos veces mayor” al habitual gracias a esta cobertura. Esto explica, a su juicio, la rivalidad que existe entre algunos sindicatos –y responsables de área- por introducir en el equipo de La Vuelta al mayor número posible de simpatizantes.

“No hay que engañarse: una buena parte de los periodistas y los técnicos repiten cada año. Y eso es normal y hasta positivo. Pero en Televisión Española todo el mundo tiene la certeza de que en este tipo de coberturas los miembros de los grupos de presión, o de los que son cercanos a la dirección, siempre salen beneficiados. Eso ha pasado tradicionalmente y eso resta profesionalidad a la retransmisión. Y eso lo nota La Vuelta”, incide un veterano en este tipo de eventos.

Y añade: "las pequeñas corruptelas son habituales en este tipo de coberturas. Lo sabe todo el mundo en RTVE. Y lo han sabido todos los presidentes, pero han preferido siempre mirar para otro lado". ¿Lo peor? Que eso ha supuesto "un gasto innecesario de dinero público".

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