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Prisa prepara un bonus millonario para Cebrián y su guardia pretoriana, pese a su débil economía

El presidente ejecutivo del Grupo Prisa, Juan Luis Cebrián

El pasado 1 de enero, en las dependencias de Prisa volvió a activarse una señal de alarma. Ese día, se iniciaba el plazo estipulado para el pago del siguiente tramo de su deuda financiera, que deberá reducirse en 956 millones de euros antes del 31 de diciembre de 2018, lo que presumiblemente obligará a la compañía a deshacerse de la editorial Santillana y a realizar duros ajustes en algunos de sus medios de comunicación. Pese a la complicada coyuntura económica en la que está inmerso el grupo -sus beneficios cayeron un 67% a finales del tercer trimestre-, existen algunos programas vigentes para recompensar con jugosos bonus la labor de sus altos directivos.

Basta un mero vistazo a los informes de cuentas de la compañía para encontrar información sobre los 'variables' que percibirán sus directivos próximamente. Quien mayores réditos obtendrá de este reparto será Juan Luis Cebrián, para quien la compañía concederá en 2017 un premio de 1,2 millones de euros como reconocimiento a la labor que ha realizado en la empresa durante las últimas cuatro décadas.

Este retirement bonus fue aprobado por los accionistas de Prisa en 2014 y prevé un pago de 6 millones de euros al presidente del grupo cuando deje la compañía, en principio, en 2020. Este periodista “tiene derecho por cada uno de los ejercicios 2014, 2015, 2016, 2017 y 2018 a una aportación anual de 1,2 millones de euros en concepto de complemento de jubilación (…) y será consolidable incluso en caso de extinción anticipada del contrato”, precisan los informes de la dueña de El País y la Cadena SER.

La jubilación de Juan Luis Cebrián, prevista en 2020, le 'costará' a Prisa 6 millones de euros.

Esta recompensa fue aprobada después de que se aprobara la refinanciación de la deuda del grupo -con los sacrificios que conllevó para los acreedores-, y tras haber perdido 648 millones de euros durante el ejercicio anterior.

A casa de los Polanco

Otro de los beneficiarios de estas bonificaciones será Manuel Polanco, vicepresidente de la compañía e hijo de su fundador. En el último resumen anual de cuentas de la sociedad se especifica que este consejero es el único con derecho a recibir el incentivo a largo plazo (ILP) aprobado en 2014. Esta cantidad “se liquidará en el ejercicio 2017 en acciones de la Sociedad y en metálico, en función de su nivel de responsabilidad y de la contribución a los resultados del Grupo, en concepto de retribución variable ligada al cumplimiento de objetivos”. Sólo en 2015, la compañía acopió 75.000 euros para el pago de este incentivo.

El consejero delegado de Prisa, José Luis Sainz, también recibirá en 2017 un 'variable', en acciones del grupo, por el “cumplimiento de los planes estratégicos del grupo y su desempeño” en el cargo. De momento, la empresa ha reservado 167.000 euros para premiar a este ejecutivo.

Cabe precisar que en el último informe de cuentas que entregó Prisa a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), se especifica que su deuda asciende a 1.697 millones de euros. Es decir, a aproximadamente la mitad de su valor en 2013, cuando acordó su refinanciación con los acreedores. En los próximos 24 meses deberá amortizar más del 55% de esa cantidad, lo que ha obligado a poner a la venta la joya de la corona de la compañía: Santillana.

Prisa ha valorado Santillana -de la que posee el 75% de las acciones- en 2.000 millones de euros.

El valor de mercado de la empresa -de la que Prisa posee el 75%- es de 2.000 millones de euros. Si alguno de los interesados desembolsara esa cantidad, es evidente que se solucionarían los problemas financieros que arrastra el grupo desde hace más de una década, aunque a costa de lo que Juan Luis Cebrián descartó ante sus accionistas en 2013: vender activos estratégicos.

En esta situación de incertidumbre, sus altos directivos volverán a recibir cuantiosas bonificaciones por la labor que han desempeñado en el grupo durante los ejercicios anteriores, algo que en el pasado generó una gran polémica y que previsiblemente volverá a ocasionarla si, como ya avisado, decide meter la tijera en alguno de sus medios de comunicación.

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