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La metamorfosis de Pablo Iglesias: de tertuliano juicioso a político de gatillo fácil

Pablo Iglesias

Pablo Iglesias entró por los ojos de los españoles a través de la televisión, como tantos otros personajes con proyección pública o aspiraciones de poseerla. En sus primeras apariciones en las cadenas privadas se presentó como un lenguaraz enemigo del sistema con una cierta aura mesiánica y, una vez que creó Podemos, como un líder que estaba dispuesto a encabezar el cambio sistémico más grande desde la llegada de la democracia. En su primera etapa de contertulio de primer nivel destacó por su templanza, su tono de voz sosegado y su capacidad para salir airoso de casi cualquier ataque. Pero su partido germinó, la prensa comenzó a fiscalizarlo y sus primeros espadas se vieron envueltos en algunos asuntos, cuanto menos, de dudosa ética y legalidad, lo que hizo que Iglesias pasara de pedir explicaciones a tener que ofrecerlas. Desde entonces, ha protagonizado algunos encontronazos con periodistas que han empañado su cuidada imagen de ciudadano dialogante y político de nuevo cuño. Esta misma semana, ha mantenido sonadas polémicas en medios de comunicación como Televisión Española, la Cadena SER o el diario Público.

El más llamativo de estos combates es el que le enfrentó este jueves por la noche a Àngels Barceló, que durante una entrevista en el programa Hora 25 le preguntó por las declaraciones sobre Izquierda Unida que había realizado unas horas antes al diario Público. En este artículo, firmado por Sergi Picazo y Marià de Delàs, Iglesias definía como "cenizos" y "conformistas" a los líderes de esta formación y les pedía que se alejaran de Podemos, cuyas miras son mucho más altas. Barceló le preguntó por estas declaraciones, a lo que el político respondió: "En ningún caso yo me estoy refiriendo al conjunto de la organización o a la trayectoria de la organización. Creo que hacer esa interpretación de la entrevista es hacer un flaco favor al periodismo de calidad. Te lo digo a ti, una de las periodistas que más admiro en este país".

Pablo Iglesias ha vetado a medios de comunicación críticos con Podemos, como la Cadena COPE

No es la primera vez que Iglesias juzga con severidad la labor de los periodistas. Basta con recordar las batallas -algunas con descalificaciones- que ha mantenido con algunos compañeros de tertulias por su actitud incisiva hacia Podemos. O los desprecios que ha hecho a los trabajadores de los medios de comunicación "convencionales", sobre los que, por ejemplo, aseguró hace unos meses que resulta "extremadamente sencillo" responder sus preguntas, puesto que, como todos se documentan mediante búsquedas de Google, "hacen exactamente las mismas" cuestiones.

Con las empresas de medios ha mostrado siempre una actitud vacilante, pues mientras denunciaba el supuesto veto de Televisión Española hacia su partido, se negaba a conceder entrevistas a determinados medios conservadores. Sin ir más lejos, fuentes de la Cadena COPE criticaron hace unas semanas que Iglesias rechazara por sistema sus propuestas para ser entrevistado en La Mañana, de Ángel Expósito, pero no dudara en aceptar "a la primera" una aparición en El partido de las doce, el programa nocturno de deportes que se emite en la radio de la Conferencia Episcopal, en el que le invitaron para hablar de sus preferencias deportivas.

La polémica con María Casado

Esta semana, tras un largo historial de quejas sobre la censura a la que le sometía Televisión Española, Pablo Iglesias al fin acudía en calidad de invitado estrella a Las mañanas de La 1. Semanas antes, había denunciado que este programa sólo le concediera 3 minutos para explicar el programa de Podemos para las elecciones municipales y autonómicas del 24 de mayo. Y el pasado noviembre rechazó acudir porque los responsables de los informativos de Televisión Española le invitaron al programa con pocas horas de antelación. La alternativa fue una entrevista en el Canal 24 Horas, por la noche y en vísperas de un puente, en la que una pregunta fuera de tono de Sergio Martín sobre ETA causó una gran polémica dentro y fuera de TVE; y eclipsó el resto del encuentro. “Hemos visto a Pablo Iglesias defender la salida de los presos de ETA de las cárceles. Esta semana está usted de enhorabuena entonces”, afirmó el presentador y director de la cadena.

En esta ocasión, María Casado no quiso dejar pasar este tema y le preguntó si condenaba el terrorismo de ETA, días después de que Iglesias hablara a la revista británica New Left Review sobre el conflicto vasco y el medio millar de presos de la banda terrorista que están encarcelados "a cientos de kilómetros de sus casas". Pues bien, el líder de Podemos, visiblemente enfadado, recriminó a la conductora del programa la cuestión que le había trasladado: "¿Que si condeno el terrorismo? La pregunta ofende", afirmó.

En ese mismo encuentro, también la tomó con la colaboradora Curry Valenzuela, a la que atacó de esta forma: “Me preocupa que haya periodistas en este país que digan que no les preocupa que un ministro homenajee a la División Azul con dinero público”.

Esta "semana negra" de Iglesias con los medios de comunicación no puede considerarse como excepcional, pues al líder de Podemos le anteceden otras polémicas más o menos recientes con varios periodistas. Es el caso de Javier Gallego, director del programa radiofónico Carne Cruda, que al preguntarle por la legalidad de los trabajos de Juan Carlos Monedero para Venezuela, recibió la siguiente contestación: "Ya está bien, Javier, de sembrar dudas sobre la honestidad de personas que han demostrado tener más honestidad que personas que han estado mandando en este país". La frase, la remató con un juicio de valor. Con otra opinión sobre la labor de un informador: "Te tengo un enorme respeto como periodista". Similar a la que hace unas horas le ha dicho a Àngels Barceló. Eso sí, al menos en este caso no se aventuró a definir algún rasgo de su personalidad, como cuando a una periodista le llamó "machista" en noviembre de 2014 tras preguntarle por Tania Sánchez, su exnovia.

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