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El conde de Godó: un grande de España que hace negocio con una radio separatista

Artur Mas y el conde de Godó

El Rey Padre se reunió con el conde de Godó pocas semanas después de la Diada de 2012 y le recriminó la deriva independentista en la que había caído su periódico de cabecera, La Vanguardia. Le recordó que era un grande de España y que, por tanto, lo que hacía no era propio de un hombre poseedor de esos honores. En esa época, el diario más influyente de Cataluña era un leal vasallo de Artur Mas y de una Generalidad que le cebaba con jugosas subvenciones directas o indirectas. No se escribía al dictado, como se hace en la prensa local más dócil, pero en sus despachos no se tenían muchas dudas sobre el camino que debía seguirse. Pero hacia finales de ese año, al conde le advirtieron de que el levantisco presidente autonómico había sufrido un cierto desgaste. También observó algunas grietas en el vínculo entre Convergencia Democrática y Unió, lo que, unido al poder que acaparaba el Partido Popular en las instituciones españolas, le impulsó a orientar a su rotativo hacia una posición más moderada. De ahí que ofreciera a Moncloa la cabeza de su director, José Antich, y abriera la puerta a que, con cierta frecuencia, se publicaran artículos que cuestionaban la idoneidad del proceso soberanista. Eso sí, esos aires renovadores no llegaron a su radio, RAC1, líder de audiencia en esta comunidad autónoma y defensora a ultranza del separatismo.

La radio más escuchada de Cataluña le reporta a Javier Godó unos beneficios de alrededor de dos millones de euros anuales que no está dispuesto a comprometer por un cambio de línea editorial, precisan fuentes cercanas al Grupo Godó. Por eso no se entromete en el discurso claramente secesionista por la que apuestan sus locutores (con el programa de Jordi Basté a la cabeza) y hace la vista gorda ante las actuaciones más incisivas de sus contertulios y sus humoristas que, curiosamente, casi siempre afectan a los partidos o cargos políticos que no comulgan con la independencia. Que se lo pregunten a Ciudadanos, una formación política que vio -y denunció- cómo uno de los cómicos de este programa afirmaba que el concepto de inteligencia y el partido de Albert Rivera eran incompatibles.

RAC1 es la radio líder en Cataluña, con 770.000 oyentes diarios de media

La capacidad de generar opinión de esta radio se puede deducir al observar que es escuchada cada día por casi 770.000 oyentes, según el Estudio General de Medios (EGM), algo que le convierte en líder y en uno de los actores mediáticos con un papel protagonista en la próxima campaña electoral de las elecciones catalanas.

Su dueño es consciente de la parcialidad de los contenidos de RAC1 y de los continuos ataques a España que se transmiten a través de sus emisoras. Pero el negocio es el negocio y no parece dispuesto a mover un dedo para apaciguar este tipo de manifestaciones. A cambio, la Generalidad mima a esta empresa, como se demuestra en el generoso dinero público que recibe (Radiocat XXI consiguió 150.000 euros en 2014) y en el buen trato que le dispensa el Consejo Audiovisual de Cataluña (CAC), cautivo de Mas y de sus intereses y el cual concedió a Godó nueve licencias de emisión hace un año.

El periódico del régimen

Otra cosa es La Vanguardia. Para entender su posición ideológica hay que tener claro un aspecto: salvo en breves periodos de tiempo, siempre ha estado del lado del poder. A Franco le proclamó “caudillo victorioso” cuando el diario aún no se había borrado la coletilla 'de España' de su nombre. Durante el 'pujolismo', se situó “a la derecha del Padre”, sin renunciar a guiñar el ojo de vez en cuando al Madrid felipista. Y a Artur Mas le coronó como el pope de un proceso soberanista que culminaría con la Cataluña independiente. Su posición ha variado a lo largo de su historia en función de la dirección desde la que pegara el sol a cada momento. Porque los Godó siempre lo han tenido claro: el negocio es el negocio.

Con esta última frase se explica el abrazo que le dio al independentismo en la última etapa de Antich, quien ascendió a su puesto en el año 2000 por recomendación de Josep Piqué y con el beneplácito de José María Aznar, pero que no dudó en alinearse con los secesionistas cuando la situación así lo reclamó. ¿Y qué llevó a dicha situación? Básicamente, la generosidad del Gobierno catalán a la hora de conceder ayudas económicas al Grupo Godó, bien directamente a través de una partida presupuestaria específica, bien a través de la contratación de publicidad en todos sus medios o bien a partir de subvenciones para la realización de actuaciones de carácter privado, como la ampliación de su planta de impresión (5,5 millones de euros).

La Vanguardia estaba presente en todos los vagones de los trenes, en todos los colegios, universidades, centros de salud y administraciones públicas de Cataluña. Allá donde mirabas, había un ejemplar. Sus dueños recibieron ingentes cantidades de dinero público por esta vía. ¿Cómo iban a renunciar a apoyar a Mas?”, reconocen los mismos informantes próximos al Grupo.

"'La Vanguardia' estaba presente en todos los vagones de los trenes, colegios, universidades, centros de salud y administraciones públicas"

Las mismas fuentes reconocen que actualmente es posible leer de forma habitual artículos contrarios a los postulados de CiU y ERC en el periódico, así como editoriales más relacionadas con el nacionalismo que con el independentismo. Sin embargo, aseguran que entre sus firmas de referencia se encuentran reconocidos simpatizantes del secesionismo, como Quim Monzó (“que pasó de descreído a convencido para la causa separatista en un abrir y cerrar de ojos”) o Pilar Rahola. Eso, sin olvidar a uno de los pesos pesados del periódico, Enric Juliana, siempre mordaz con Moncloa, con el modelo autonómico o con el reparto de competencias.

La televisión del conde de Godó

El medio menos beligerante de Javier de Godó es 8TV. La mayor parte de sus contenidos son de entretenimiento y su programa más relacionado con la política, presentado por Josep Cuní, es “relativamente moderado” desde el punto de vista editorial. Hace unas semanas, se confirmó la entrada en su accionariado de Mediaset, lo que hace aún más inofensivo -desde el punto de vista político- el contenido de su parrilla de programación.

La gran pregunta que les surge a los conocedores de la realidad mediática catalana con los que ha hablado Vozpópuli es cómo reaccionará Godó tras el 27-S, en el que se espera una atomización del Parlamento. Ninguno de ellos duda de que el conde sabrá adaptarse a esta nueva realidad y acercarse al nuevo Gobierno, sea del color que sea. Eso sí, como siempre ha ocurrido, los cambios en La Vanguardia no serán instantáneos. “Tardarán un tiempo en aplicarse, como siempre ha ocurrido. Pero llegarán. De eso no hay duda”, concluyen.

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