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Por qué los yonquis del deporte salen ganando con el coronavirus

Imagen de la final del Mundial de 1970 que disputaron Brasil e Italia.

En el diario familiar que asombrosamente todavía me dejan publicar en este periódico ya lo tengo dicho y redicho: el confinamiento es un tiempo de paradojas. Existe una que conviene repetir porque nos va la vida en ello: la gente consume más información que nunca pero los medios lo pasan aún peor que siempre. Su principal fuente de ingresos se desmorona. Las marcas no se anuncian porque la gente apenas puede comprar. No entra pasta por la vía de la publicidad. Y eso, como siempre, lo acabarán pagando los periodistas.

Muchos españoles se han dado cuenta por fin de que el periodismo y los periodistas sí servimos para algo. La gente demanda información sobre este delirio que estamos viviendo y para conseguirla ve más los telediarios, lee muchísimo más los periódicos en internet (¿alguien va al quiosco?) y con la radio existen dudas razonables, porque muchas personas la oyen en sus trabajos que ahora, si no son "esenciales", están cerrados. Aunque, eso sí, parece que al Gobierno solo le importan las televisiones, a las que como desveló Vozpópuli, ya ha inyectado dinero para que no se hundan.

El periodismo es un oficio para cínicos que siempre estará en crisis. Y que siempre arrojará contradicciones, además de multitud de trending topics. Esta reflexión tan sesuda como corporativa viene a cuento porque los nubarrones que se avecinan para el gremio también contrastan con el mayor consumo de programas de entretenimiento de la televisión que se está registrando estos días. El público pasa más horas en casa y, por tanto, ve la tele durante más tiempo.  

El problema publicitario antes mencionado afecta más, si cabe, a los programas de entretenimiento. Algunos tan intrascendentes como Operación Triunfo 2020 ya se han cancelado y otros muchos se han pospuesto sine die. Pura selección natural: solo sobrevive lo que pueda grabarse y/o emitirse. Esto ha provocado, de rebote, que vuelva a la televisión un género que siempre se agradece, y más en estos tiempos propicios para pasar horas frente al televisor: los programas guardados en la videoteca.

El confinamiento también tiene cosas positivas. Y esta es sin duda alguna una de ellas. La verdad es que estas emisiones vintage son un auténtico lujo para los amantes del deporte

Las redifusiones se agradecen en algunos casos pero sobre todo en dos. Porque como el deporte está paralizado también por el coronavirus, los canales deportivos no tienen otra opción que emitir contenidos del pasado. Tanto Teledeporte como Gol TV están emitiendo grandes momentos de la historia del fútbol y de otras disciplinas deportivas. Así, los yonquis del deporte, en general, y del fútbol, en particular, salimos ganando en estos días oscuros. 

Este miércoles, sin ir más lejos, uno podía ver en el canal de RTVE la final de la Copa del Rey de 1987 entre el Atlético de Madrid y la Real Sociedad, la final del Eurobasket de 1985 entre la URSS y Checoslovaquia o la final de la Copa Federación de tenis de 1998 que disputaron Suiza y España. En el canal de Roures se centran en esa "pasión de multitudes" que es el fútbol en feliz definición del añorado Andrés Montes, de manera que este miércoles uno podía encontrarse contenidos tan dispares como un Barça-Madrid de 2015 o la final del Mundial de fútbol de 1966 que disputaron en Wembley Inglaterra y Alemania.  

El confinamiento también tiene cosas positivas. Y esta es sin duda alguna una de ellas. La verdad es que estas emisiones vintage son un auténtico lujo para los amantes del deporte. Viendo esos contenidos uno disfruta más que con muchos de los que se podían ver en los mismos canales o en otros antes de que se declarase el estado de alarma. Esto te hace pensar cosas varias sobre la televisión que habitualmente soportamos, como que por ejemplo en la RTVE de Rosa María Mateo, tan desastrosa, ha tenido que pasar esto para que acierten en algo, pero esas son otras historias. 

Sentarse a contemplar una final de Roland Garros de los noventa (no solo Rafa Nadal lo ha ganado) o un partido mítico de la liga te transporta en el tiempo, te reconforta, te pone a prueba la memoria y, de paso y más importante, te permite olvidarte un rato del virus. Los locos del deporte ya lo sabemos. Pero si tienen dudas, háganlo y me lo agradecerán.  

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