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El declive de la mascota televisiva

Trancas y Barrancas, las últimas supervivientes (por ahora). Imagen: Gtresonline.

Cuando se emitieron las primeras entregas de Un, dos, tres, una calabaza aún sin nombre representaba el peor de los regalos que los concursantes podían llevarse. Poco después, los estudios Moro (de cuya imaginación nació también la familia Telerín) crearon un personaje llamado inicialmente Doña Ruperta que se convirtió en el emblema del programa:  un extraño ser cucurbitáceo de nombre femenino al que el propio Chicho daba voz en la música de los créditos. En una época en la que solo había una cadena de televisión, Ruperta se convirtió en un éxito que aparecería en decenas de productos de merchandising: juegos de mesa y puzzles, muñecos, peluches, huchas, llaveros y casi cualquier cosa que se pueda uno imaginar.

En ‘Los Sabios’, MIM era un personaje que representaba “el espíritu de la ciencia”.

A medida que el programa evolucionaba, Ruperta dejó paso a otras mascotas undostreseras. La primera en llegar sería la bota Botilde, que también propició diversos productos, siendo por diferencia la botibota la más recordada. Tras ella llegarían el Chollo y el Antichollo (que incluso tuvieron su propia colección de cuentos infantiles) y el Boom y el Crack, que volverían años después a dejar paso a la pionera Ruperta. El concurso que fue presentado por Kiko Ledgard inicialmente y que Mayra Gómez Kemp convirtió en mítico creó escuela en eso de instaurar y mimar una mascota con la que poder generar ingresos adicionales.

Ruperta es la más conocida pero no la única mascota de la tele nacional. Por ejemplo, el programa infantil Los sabios tenía un personaje rosa llamado MIM (Mi Inteligente Muñeco), que presumía ser “el espíritu de la ciencia” y que intentaba promover la sabiduría entre los más pequeños de la casa. Aquel espacio lo presentaba Andrés Caparrós y una joven extremeña llamada Isabel Garbí, y que años después se cambiaría el apellido artístico, siendo conocida desde entonces como Isabel Gemio. MIM, que como característica principal tenía la ausencia de brazos, apareció en carpetas escolares, barajas de cartas y hasta en catalejos.

Vacas, conejas, orangutanes y hasta un gallifante

Si nos vamos al terreno de los animales, encontraremos también varios entre las mascotas televisivas. Algunas están casi olvidadas, como la vaca Clotilde que le enseñaban a los concursantes de Ding-Dong lo que habían perdido (con voz de Paloma Hurtado), la coneja Vicky de Pero esto ¿qué es? (que protagonizaba un pequeño serial para jugar a los detectives con el espectador), el orangután naranja y los perros Nicolasillos de Waku Waku, y el más recordado, el Gallifante. No era un animal propiamente dicho, sino la mezcla de una gallina y un elefante, y que era el emblema (y el trofeo) de aquel Juego de niños que Televisión Española emitió a finales de los 80 y que tuvo varios presentadores, siendo Xavier Sardá el más recordado.

Jim Henson fue el creador de Pepe Soplillo, el muñeco que salía en ‘El kiosko’.

No era un animalito sino un robot la mascota Leo que acompañó a Rita Irasema en Leo contra todos, el único formato que no ha presentado junto a su padre Miliki, al que secundó en La guardería o El gran circo de TVE. Un juego de preguntas y respuestas y que también estaba enfocado al público juvenil.

Jim Henson fue el creador de los teleñecos, y también de Pepe Soplillo, el muñeco que acompañaba a Verónica Mengod en el programa El kiosko y al que ponía la voz el actor Pepe Carabias. Su popularidad también fue notoria como para que se hiciesen juguetes con su imagen, alguno de los cuales están muy bien pagados en el mercado del coleccionismo a día de hoy.

Pero más popular que Pepe fue Horacio Pinchadiscos, de Sabadabadá. El presentador-marioneta se hacía cargo de la sección musical del programa infantil, y su éxito fue tal que llegó a aparecer en varios discos y libros, acompañados por niños prodigio de la época como ‘Parchís’. En este programa también apareció otra mascotilla catódica, Paco Micro, y que también contaba con la voz de Pepe Carabias, como Soplillo. La lista la cierra el perro Don Pelanas, que acompañaba a Torrebruno cuando el programa no se emitía en sábados sino en jueves bajo el título de Dabadabadá.

De Naranjito a Fluvi

También existe el caso contrario: mascotas que tuvieron tal éxito que llegaron a la televisión. Así le ocurrió a Naranjito, del Mundial de fútbol de 1982 que tuvo su propia serie, Fútbol en acción. Lo mismo se puede decir de Cobi, de las Olimpiadas de 1992 (The Cobi troupe) y que compartía andanzas con Petra, una réplica femenina sin brazos que era la mascota de los Juegos Paralímpicos. Y aunque nadie le recuerde, Fluvi, la gota de agua que fue mascota de la Expo de Zaragoza de 2008, también llegó a tener una serie que se emitió en Televisión Española y que caló poco entre la audiencia.

En los años 90 se vivió un boom de mascotas publicitarias televisivas.

Pero con la llegada de los años 90, eso de tener una mascota televisiva se fue perdiendo. Xuxa rescató en Telecinco al ratón Topo Giggio, que ya había aparecido en Televisión Española en Amigos del martes junto a Ana María Salsona, y que incluso a grabar una canción junto a Enrique y Ana.  El Un, dos, tres recuperó en 1991 a Ruperta, que reinó los tres años de esta década que duró el programa, apareciendo en huevos de chocolate, gominolas, lápices, cepillos de dientes, rompecabezas y un sinfín más de productos más. Si acaso, la lista noventera podría cerrarla la oca de El Gran Juego de la Oca fue lo único parecido a una mascota que tuvo popularidad suficiente como para aparecer en algo de merchandising.  

Sin embargo, en esta misma década lo que se vive es un boom de mascotas publicitarias televisivas, especialmente en el sector de la banca. Así, el Central Hispano se sacó de la chistera un canguro que protagonizaba un spot con Raffaella Carrá, el BBVA asoció su imagen a la de un cerdito ahorrador, y el Santander a unos elefantes que cantaban en los spots.

El regreso de Ruperta

En 2004, el Un, dos, tres volvería y Ruperta intentó recuperar su hegemonía de antaño, con muñecos y gominolas incluidas, pero la cosa no cuajó igual. El público ya no era el mismo y sus gustos, tampoco. De hecho, el programa se canceló de un día para otro y de malas maneras, comunicándoselo al equipo durante la grabación de una entrega, que resultó ser la última.

Solo Trancas y Barrancas son triunfadoras de una TV en la que ya no hay sitio para las mascotas.

Desde entonces, poca mascota se ha conocido, ni siquiera en programas infantiles. ¿Alguien recuerda al alien Máximo de Megatrix o al perro Guay de La merienda? ¿Se puede llamar mascota quizá al toro del Grand Prix?

Un par de programas que se emiten actualmente intentaron tener una nueva Ruperta o un nuevo Horacio Pinchadiscos.  ¡Ahora caigo!, el programa de Arturo Valls, hizo un intento con una gallina que fue imagen de peluches, y lo mismo ocurrió con el Nachete de Pasapalabra, cuyos muñecos a día de hoy se pueden comprar a precio rebajado en los outlets de algunos grandes centros comerciales. De hecho, en los últimos años, sólo las gamberras Trancas y Barrancas de El Hormiguero se pueden considerar triunfadoras en una televisión en la que parece que ya no hay sitio para las mascotas.

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