Quantcast

Gente

El drama de Raquel Sánchez Silva

Raquel Sánchez Silva (Gtresonline).

Posiblemente, Raquel Sánchez Silva no haya hecho las cosas bien durante los últimos tiempos. Ha tenido declaraciones desafortunadas, decisiones cuestionables y errores que podía haber evitado, pero, ¿alguien piensa que se le puede pedir coherencia a una persona que ha perdido a su marido hace pocos meses? Parece que la presentadora ya no tiene derecho ni a trabajar, ni a intentar rehacer su vida, ni siquiera a guardar silencio ante las preguntas que le formulan constantemente los periodistas. Hace pocos días, acudía a la entrega de premios AD acompañada de un amigo. A la puerta la esperaba, según cuentan los asistentes, la periodista María Eugenia Yagüe, muy crítica con los comportamientos de la presentadora. Yagüe le pidió a Sánchez Silva que posara para una fotografía pero ésta le dijo educadamente que no, que estaba molesta por unas cosas que había escrito y que no pensaba pararse. A la periodista no le gustó la respuesta y se enzarzó en una discusión que terminó con la presentadora abandonando la fiesta para no crear más tensión.

Todos deberíamos entender que para una presentadora, una periodista que trabaja en televisión, aparecer frente al público es un trabajo. Y si ésta es profesional, sabrá dejar sus problemas en casa y actuar como si no hubiese pasado nada. ¿Cuánta gente tiene que regresar a su puesto de trabajo a los pocos días de una tragedia familiar? ¿A esa gente también lA criticaríamos si estuviese demasiado sonriente? ¿Y si, encima, su trabajo dependiera de que la decisión del público, de las personas que están en su casa? ¿Vamos a pedirle a alguien que abandone su trabajo para podamos criticar a gusto? Eso, desde luego, no significa que Raquel Sánchez Silva no se haya equivocado en muchas ocasiones. Trató de reincorporarse al trabajo demasiado pronto y el subconsciente le jugó una mala pasada en una conexión en directo con El programa de AR -la presentadora estaba haciendo una campaña de publicidad de una marca de teléfonos móviles y dijo que gracias a la cobertura de dicho teléfono había podido recibir los mensajes de pésame por la muerte de su marido-. Cosas peores habremos visto, sin duda, pero de entrada, me cuesta pensar que a alguien se tome a la ligera la muerte de un ser querido. Porque hasta donde sabemos, Mario Biondo era un ser querido para la presentadora. Preferimos pensar que se trató de un lapsus desafortunado.

¿Volverá a contar con el favor de la audiencia como en la última edición del reality? ¿Pesará más el trabajo delante de las cámaras o los dramas de su vida privada? ¿Podrá pasar página Raquel Sánchez Silva?

Las circunstancias de la muerte de Biondo han avivado más todavía las sombras alrededor de Sánchez Silva. Salidas nocturnas, consumo de sustancias y juegos sexuales arriesgados terminaron en una tragedia que nadie esperaba. Ni su mujer, ni la familia del italiano, que desde su país natal reclama justicia y trata de desacreditar a la ahora viuda de cualquier forma posible. Que si se ha dedicado a vender las propiedades del marido en lugar de dárselas a la familia, que si ha obstaculizado el caso, que si no está lo suficientemente triste. Posiblemente ambas partes tengan razón y el comportamiento de todos los implicados no ha estado a la altura, pero conceder entrevistas incendiarias arremetiendo contra alguien que ha permanecido en silencio todo este tiempo, no es la mejor forma de arreglar las cosas. La investigación, mientras tanto, continúa su ritmo y la presentadora ha retomado su actividad profesional -más de seis meses después, cuando los demás mortales apenas tenemos unos días para tratar de recuperar la normalidad-.

Ahora, Raquel Sánchez Silva vuelve a Supervivientes, el reality donde conoció a su marido -este trabajaba como cámara en el equipo desplazado a Honduras-, rodeada de polémica. La familia de Biondo la acusa de no colaborar con la justicia italiana -cosa que ya ha desmentido el abogado de la presentadora- y lamenta que el viaje de tres meses a Honduras retrase todo el procedimiento. Además, quedan pocos días para que se conozca el resultado de la segunda autopsia. Y, por si faltaba algo, unas fotografías han hecho saltar la alarma. La presentadora podría estar rehaciendo su vida con el argentino Matías Dumont, diez años más joven que ella y director de una productora audiovisual. Y, tras todo esto, ¿qué opinará el público? ¿Volverá a contar con el favor de la audiencia como en la última edición del reality? ¿Pesará más el trabajo delante de las cámaras o los dramas de su vida privada? ¿Podrá pasar página Raquel Sánchez Silva?

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.