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¿Y si Sophia Loren y Brigitte Bardot hubiesen intercambiado sus vidas?

Brigitte Bardot en los años 60 por las calles de París (Gtresonline).

Imaginar a Sophia Loren cantando a dúo con Serge Gainsbourg resulta tan chocante como suponer que Brigitte Bardot hubiese estado interesada en desgarrarse por dentro para interpretar Dos mujeres. Ambas actrices consiguieron situarse en lo más alto del cine europeo, dieron el salto a Hollywood, protagonizaron decenas de sueños húmedos, se convirtieron en iconos de moda y hasta coordinaron, involuntariamente, sus comienzos, pero ahí terminaron sus similitudes. Mientras Loren conseguía un Oscar, Bardot optaba por retirarse de la gran pantalla con tan solo 40 años. La francesa estaba harta de una vida vacía y superficial. La italiana, en cambio, continúa en la cresta de la ola. Tan cerca y tan lejos a la vez.

Nuestros veranos se hubiesen convertido en un espectáculo distinto. No sabemos si mejor, pero distinto.

De haber nacido en una acomodada familia parisina, Sophia Loren no hubiese tenido que sufrir las consecuencias de la guerra, ni haberse trasladado a Nápoles para evitar males mayores, ni, desde luego, haber trabajado desde niña junto a su familia para poder salir a delante. Tampoco imaginamos a la italiana protagonizando Y Dios creó a la mujer, el film que consagró a Brigitte Bardot como sex symbol universal. No obstante, años después sí protagonizó un sonado striptease junto a Marcelo Mastroianni en Ayer, hoy y mañana, con lo que igual nos hubiese sorprendido, enfundándose el bikini y dejando que su curvilíneo cuerpo se tostara al sol. Lo que sí estamos seguros es que, de haber sido así, la historia del bikini habría cambiado mucho. Ni las famosas bailarinas que popularizó Bardot, ni sus camisetas con los hombros al aire, ni sus trajes de baño hubiesen sentado igual en el rotundo cuerpo de la Loren. Nuestros veranos se hubiesen convertido en un espectáculo distinto. No sabemos si mejor, pero distinto.

Musas cohibidas

La italiana no hubiese tenido ningún problema para trabajar con Godard, ni para quitarle el protagonismo a Anna Karina como musa de la nouvelle vague -¿se imaginan a Sophia Loren con las pelucas cortitas de Bardot mirando desganada a la cámara? Pura poesía-, pero el episodio Gainsbourg ya hubiese sido más complicado. La italiana siempre ha sido mucho más cohibida y respetuosa que la francesa. No nos la imaginamos gimiendo mientras sonaba aquello de “Je t'aime... moi non plus”, por mucho que la leyenda cuenta que la grabaron en dos estudios separados, no en la cama, como podría suponerse. De hecho, ¿se hubiese atrevido Gainsbourg a proponerse semejante atrevimiento a la Loren? Posiblemente, ya que para el francés había muy pocos límites. Por fortuna.

Nos cuesta imaginar a Brigitte Bardot en el club de ‘mammas’ italianas.

Tal vez porque a Sophia Loren la hemos visto adaptándose mejor a todo tipo de situaciones, pero nos cuesta pensar que Brigitte Bardot pudiera haber salido victoriosa de haber pasado por una existencia como la de la italiana. Nos cuesta creer que la francesa hubiera podido colgar sus zapatillas de ballet y cambiar su apartamento parisino por una abarrotada casa en Nápoles. Tampoco la hubiésemos visto demasiado integrada en el club de mammas italianas, junto a Gina Lollobrigida o Lucía Bosé -muchas curvas para la delgadez de la Bardot-, aunque sí hubiese salido triunfadora de los primeros papeles de la italiana, más basados en su belleza física que en su talento. Y otra cosa no, pero Brigitte Bardot de belleza física sabía un rato.

A la francesa nunca le interesó demasiado trabajar en Hollywood -tampoco es que le diera mucho tiempo-, así que no creemos que hubiese podido soportar el ritmo de rodaje de la Loren, capaz de filmar varias películas cada año -solo se relajó a partir de la década de los 90, cuando recogió su Oscar honorífico por toda su carrera-. Aunque lo que de verdad nos resulta imposible imaginar es a la italiana anunciado su retiro de la gran pantalla. Ni incluso ahora, con los 80 recién cumplidos. La italiana ha publicado autobiografía para hacer balance de su vida, continúa planteándose nuevos proyectos y ha hecho un pacto con el destino para no envejecer ni un ápice. Todo lo contrario que la francesa, que ha pasado su cumpleaños retirada en su finca de La Madrague, aunque ha abierto las puertas a la televisión para conceder una pequeña entrevista. Qué efectos tan caprichosos tiene el tiempo sobre las personas y qué difícil es escapar de sus consecuencias. ¿Se imaginan que ahora, a los 80, le diera por volver a Brigitte Bardot? Cosas más extrañas hemos visto.

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