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La ruina de los famosos entre fogones

Los negocios de Ana Rosa Quintana multiplican sus beneficios en el año más difícil
La periodista Ana Rosa Quintana.

De poco les ha servido a Javier Merino y a su mujer, Mar Flores, gozar de tanta popularidad y codearse con lo más granado de la jet set española. Últimamente la pareja no parece levantar cabeza con los diferentes negocios que regenta. Según las últimas informaciones, el empresario se ha visto obligado a cerrar hace unos días, debido a los supuestos problemas económicos por los que dicen que atraviesa, dos locales de referencia en Madrid, el Orange Café, muy frecuentado por público joven universitario, y el bar de copas La Sal, un clásico dentro de la noche madrileña durante los últimos 30 años. Ya en 2008, el marido de Mar Flores tuvo que vender diecinueve franquicias de Dibocca, restaurantes especializados en comida italiana, a la cadena de Telepizza.

Por si esto no fuera suficiente, Javier Merino está inmerso en algunas causas judiciales; por abuso de información privilegiada en la venta de acciones de Occidental Hoteles, ya que era consejero de Cartera Hotelera, e imputado en 2008 por la jueza del caso Astapa, relacionado con irregularidades en la financiación del ayuntamiento de Estepona. Además, Hacienda hace unos días que le precintaba su yate por falta de pago en los impuestos correspondientes. El marido de la ex modelo sigue guardando silencio, mientras que Mar Flores, defensora a ultranza de su marido en las últimas apariciones públicas, parece ser que ha rechazado ya varias invitaciones a fiestas en los últimos días con el fin de evitar preguntas comprometidas.

No es de extrañar que Javier Merino, ante el futuro incierto que se le presenta en España, haya fijado su residencia en Punta Cana, lugar donde también tiene varios negocios.

Actores, cantantes y presentadores

Hace cuatro meses echó el cierre también, por acusar pérdidas en los últimos años, La Bardemcilla, restaurante muy conocido en Madrid por ser propiedad del clan Bardem y regentado por Mónica, hermana de Javier Bardem. Un cierre no falto de polémica, como todo lo que acontece en torno a esta familia. A los empleados se les comunicó un ERE que días después fue retirado debido a la repercusión mediática que tuvo tal medida por parte de una de las familias que siempre actúa como abanderada en defensa de los trabajadores. A pesar de intentar lavar su imagen con esta rectificación, la familia Bardem no ha quedado en muy buen lugar. Primero, porque los empleados dicen sentirse engañados al ser informados de que “no hay dinero” para pagarles ni las últimas nóminas, y tras todas las críticas recibidas, no solo les pagan las indemnizaciones que prevé la ley (20 días) sino, según ellos, un plus para que mantengan la boca cerrada. Cuesta tan poco quedar como un señor o señora, pero claro eso es algo que, como el éxito en los negocios, tampoco te lo da el dinero.

El internacional Antonio Banderas, intentando imitar a sus colegas americanos Bruce Willis, Sylvester Stallone, Demi Moore y Arnold Schwarzenegger con la apertura de los restaurantes de cocina americana Planet Hollywood –actualmente muchos cerrados también-, decidió abrir en Málaga La Posada de Antonio en 1995, restaurante especializado en cocina andaluza. Cuando a finales de los 90 decide expandirse y crear franquicias, empieza la caída en picado. Desde los inicios su ambición era desmesurada, diez restaurantes propios y más de 110 en régimen de franquicia, según comentó en alguna aparición pública uno de sus socios. Pretendía llevar la marca a Latinoamérica y EE.UU. El sueño duró apenas unos años. Detrás de tal fracaso, un grupo de socios, con el actor a la cabeza, sin ninguna experiencia en el sector de la restauración.

La popular presentadora, Ana Rosa Quintana, también quiso probar suerte en los fogones, abriendo con su amigo Antonio Hidalgo La Escaleta. Un restaurante de cocina tradicional con toques modernos, que tiene nuevos dueños desde hace ya tiempo. Sería interminable la lista de famosos que quisieron emular a los mejores chefs y se encontraron con el peor de los fracasos, como también Isabel Pantoja y su Pollo a la Cantora, Isabel Gemio y su ex, Nilo Manrique, que quisieron ofrecer lo mejor de la cocina cubana, Santiago Segura con Minabo, o Claudia Schiffer, Naomi Campbell y Elle McPherson, con Fashion Café, que cerró en Barcelona al año y medio de su inauguración.

Últimos ‘mesoneros famosos’ en sumarse al negocio

El hijo pequeño de Carmina Ordóñez, Julián Contreras, ha sido uno de los últimos rostros populares en abrir las puertas de un nuevo local en Madrid, Pura Gula, un buffet libre de pizzas en la calle Silvano, muy cerca de su domicilio. Inaugurado hace aproximadamente un mes, al hermano pequeño de Francisco y Cayetano Rivera, se le puede ver a diario detrás de la barra atendiendo a los clientes. Esperemos que le dure el entusiasmo porque, sin duda, será parte del éxito.

Álvaro Muñoz Escassi, uno de los mejores jinetes de saltos de España, aunque últimamente es más conocido por otro tipo de saltos, desnudos y demás aventuras amorosas, también ha querido probar fortuna en la cocina, abriendo en Madrid El Coso de las Brasas. Una apuesta por un tipo de cocina con la que llegar al gran público con precios ajustados. No sabemos cuánto tiempo le durará la aventura al jinete porque, a pesar de las fiestas que monta en el restaurante con sus amigos de la farándula para dar a conocer el negocio, las críticas no son muy buenas.

Smash, es un restaurante de moda en la capital, muy cerca del Santiago Bernabéu, que fue inaugurado a finales de pasado año, y que tiene como propietarios, entre otros, al popular cantaor Juan Peña y al ex corredor de motos, ahora DJ, Fonsi Nieto. Smash es lugar de encuentro de modelos, actores, y la beatiful people madrileña.

Todos ellos tienen en común su gran implicación durante los primeros meses del proyecto, y la buena voluntad de que su imagen acompañe al restaurante durante toda su andadura. La realidad es otra bien diferente: el furor de los primeros meses desaparece, vuelven a sus carreras cinematográficas o musicales, y como en toda buena relación, la falta de interés produce un progresivo deterioro del negocio. El restaurante pierde la imagen que le ha dado un éxito fugaz, la falta de profesionalidad de sus propietarios, en muchos casos, y el traspaso de la gestión a manos de terceras personas hace que las pérdidas en estos negocios sean más que millonarias.

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