Salma Hayek cuenta cómo se enamoró de François-Henri Pinault

Salma Hayek sigue manteniendo un cuerpo escultural a sus 48 años, como se puede ver en la sesión de fotos que ha hecho para la revista estadounidense Allure. En ella ha mostrado que sigue teniendo esa sensualidad que la caracteriza a pesar de que no es una mujer a la que le guste seguir la moda o salir a la calle arreglada en todo momento: “Nunca he sido una ‘fashionista’, una chica que se preocupe por la moda. Estaba rodeada de ‘fashionistas’ que se burlaban de mí porque no me importaba en absoluto. Y cuando empecé a salir con François me decían: ‘¿Cómo es posible que hayas sido tú entre todas las personas quien haya acabado con ese hombre? No te importa nada la moda’. Y yo respondía: ‘¿Sabes qué? Probablemente eso le resultó muy interesante’”.

Sin embargo su hija Valentina, de 7 años, no piensa lo mismo y es la primera en reprenderla por ello, a diferencia de su marido: “Mi esposo François siempre intenta convencerme de que lleve el pelo rizado. Si de él dependiera, siempre lo llevaría suelto y rizado. Dice que así es como mejor me queda. Pero mi hija Valentina por el contrario me dice a veces: ‘Mamá, podrías cepillarte el pelo cuando vienes a buscarme al colegio’”.

Salma Hayek confiesa cómo conquistó a su marido

Pero sin duda la mejor de las confesiones que ha realizado para la revista es que fue ella la que conquistó a su marido, el empresario de moda francés François-Henri Pinault, actual presidente de un conglomerado de marcas de lujo, e hijo y heredero de François Pinault. A pesar de la belleza de la mexicana y de su fama, ésta relata que lo tuvo difícil para encontrar al hombre de su vida y que ya estaba “desesperada” por encontrarlo a pesar de que aún era joven. También declara que tuvo varias historias de amor que fueron un verdadero fiasco y que incluso estaba “preocupada porque creía que no se enamoraría” aunque todo cambió cuando conoció a su marido, con el que se casó en el día de San Valentín en el año 2009.

Su desesperación por encontrar a su alma gemela era tal que confiesa que empezó “a ver cosas maravillosas en las personas equivocadas” aunque también encontró “algunos bastante buenos”. Echando la vista atrás declara: "Me gustaría haber sabido [cuando era más joven] que iba a caer locamente enamorada del hombre perfecto. Yo estaba muy preocupada por ello y salí con personas que no debería haber salido. Me gustaría poder decirme a mí misma: ‘Hey, relájate, vas a conseguir un gran marido que va a adorarte’. Me hubiera ahorrado mucho drama personal”.

A pesar de su apretada agenda, Salma señala que la maternidad está por encima de todo y asegura que nunca ha estado sin su hija más de dos semanas. Lo mismo le pasa con su marido François: “Nunca nos separamos durante largos períodos de tiempo. Nunca”. Está tan unida a su familia que incluso se planteó el renunciar a su carrera después de dar a luz a su hija Valentina. Sin embargo, cuando lo habló con su marido, éste le insistió para que no dejara el trabajo y le dijo algo que a ella le pareció muy bonito: “Yo no quiero que te prives de tu trabajo. Quiero verlo, también. Y el mundo no ha visto lo mejor de ti todavía. Así que no puedes parar hasta que algo de esto se lleve a cabo”.

Incluso bromeaba diciéndola que parecía que había una chica perezosa en casa y esa no era la mujer con la que él se había casado. Salma ha declarado que a pesar de la enorme riqueza de su marido ella le dejó claro cuando le conoció que quería seguir siendo independiente económicamente y que cada uno tuviera su dinero. Esto fue lo que llevó a su marido a decidirse para pedirle matrimonio ya que le respondió con un "lo sé. Es por eso que quiero casarme contigo”.

Además de ser actriz, Salma fundó su propia línea de belleza llamada Nuance. Sin embargo ha revelado que nunca ha usado rellenos ni se ha sometido a cirugía plástica para mantenerse más joven. Incluso está agradecida de no haber sucumbido a la presión de usar bótox: "Cuando yo era joven, intentaron venderme en la idea: ‘Si lo haces ahora, entonces note saldrán arrugas’. Pero gracias a Dios que no hice eso”.

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