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José Manuel Soria es Aznar con una hora menos

Foto: EP.

El maestro Luis Ángel de la Viuda se sentó a mi lado y se acercó el plato de churros para decirme que en Andalucía se llaman calentitos y que me despidiera de ellos pues iba a darles certera muerta.Tengo que decirles que el ministro de Industria tiene un tono soporífero roto sólo por algunos gallitos que de su boca se escapaban. Dijo que su preocupación pasa por acabar con el déficit tarifario aunque le pueda caer una lluvia de demandas al retirar las subvenciones. Confía en que la Justicia le dará la razón, pues entenderá que de no quitarse estas ayudas el sistema eléctrico iría a la quiebra.

Ni un chiste, ni una gracia, ni una sonrisa entre el público provocó este señor.

Pero es que el ministro monocorde tenía más recaditos que pasar, como por ejemplo que el Gobierno debe hacer todo lo posible para que Adelson se quede en España, que no le gusta en qué se ha convertido Iberia tras la fusión, ni tampoco el uso que le está dando Fomento al aeropuerto de Barajas, que si hay petróleo y gas en aguas canarias se perforará para reducir la dependencia energética española y ello a pesar del follón que tiene a costa de la planta de Castor y el fracking, al que es tan aficionado. También las teles se llevaron un palo al decirles que les quitarán 9 canales de TDT que el PSOE dio sin concurso. Puestos a atizar recordó, tras el reciente cónclave socialista, que no sabe cómo anuncian que darán luz y gas gratis a la gente  pues siempre alguien paga las cosas y confía en que lleguen al poder lo más tarde posible por el bien de España.

Ni un chiste, ni una gracia, ni una sonrisa entre el público provocó este señor que carece de la maldad de Aznar (quizá porque es mucho más alto, les aclara un bajito). Entre el público sí pude ver a gente acostumbrada a la lucha cuerpo a cuerpo como pueden ser los presidentes de Renta 4, Juan Carlos Ureta, o el de Repsol, Antonio Brufau: “Si le ofreces en el desayuno un mate es capaz de apuñalarte”, le dijo un camarero a otro. La ministra Ana Pastor quiso celebrar su cumpleaños con todos nosotros pero no sacaron tarta, ni siquiera un cronut de esos que ahora tan de moda están. Hacía tiempo que no veía juntos al titular de Defensa Pedro Morenés y su secretario de Estado Pedro Argüelles, que son un verdadero regalo para nuestros sufridos militares. El que no tiene pinta de sufrir mucho es Eduardo Zaplana al que siempre acompañan a los actos públicos bellas señoras y señoritas.

No hay acto que se precie en el que Ana Botella esté llegando para luego salir corriendo la primera.    

Graciosa fue la imagen a la salida de todo un presidente de DKV, Javier Vega de Seoane, conduciendo un Smart que le permite aparcar en cualquier sitio. María Garaña era lisonjeada por Florentino Pérez, al que acaba de garantizar Microsoft un patrocinio para el Santiago Bernabéu; y Esperanza Aguirre acudía muy entera al encuentro a pesar de la entrevista del domingo noche en la Sexta. Ana Pastor es una buena periodista pero para mí tiene la mala costumbre de interrumpir y de tratar de que los entrevistados digan lo que ella quiere, algo muy extendido en su cadena. Por último decirles que no hay acto que se precie en el que la alcaldesa de Madrid, Ana Botella esté llegando para luego salir corriendo la primera.

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