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ZP y Rubalcaba en un libro sobre cárceles

Foto: Efe.

Cuando este lunes asistí a la presentación de su libro Penas y personas, 2.810 días en las prisiones españolas y le escuché decir que los ricos que delinquen tienen menos formas de ser castigados que los pobres entendí parte del sufrimiento de mi engominado amigo. Otra cosa que me sorprendió fue el gran poder de convocatoria de la persona que ha estado al frente de las cárceles españolas casi una década. Alfredo Pérez Rubalcaba y el enigmático Antonio Camacho, acudieron (fueron ministros del Interior, con lo que estaba más o menos en el guión) pero la presencia del mismísimo Zapatero acompañado de su mujer Sonsoles descolocó a propios y extraños. Sobre todo porque todos los antes mencionados acudieron en calidad de clá, aunque fuera de lujo.

No se oyó ni un abucheo ni nada contra la expresidencial pareja.

Como estábamos en el Círculo de Bellas Artes no se oyó ni un abucheo ni nada contra la expresidencial pareja, y ello a pesar de que a José Luis se le cerraban los ojitos porque él es muy de estar pronto en casa, pero les sigo contando. Entre el público asistente también se encontraba el expresidente manchego, José María Barreda, que portaba un cinturón de Hermés como los que llevan los ganaderos tejanos. Ya saben ustedes que era muy buen amigo de Audis blindados y de repartir dinero alegremente. Sin embargo, a Rubalcaba no le mostró un saludo nada cortés. 

La chupa de Soraya

La portavoz parlamentaria Soraya Rodríguez, con una chupa del estilo Trini pero en rojo (¡cómo no!) y Diego López Garrido cerraban un ala de la sala en el que se ubicaba el exfiscal general del Estado Cándido Conde Pumpido. La exministra Carmen Alborch tiene una tonalidad capilar que la hace difícil de esconder por lo que fue saludada por el periodista José Mari Calleja.

El jesuita Jaime Garralda, fundador de Horizontes Abiertos, organización dedicada a ayudar a las familias de los presos comunes, afirmó que a diferencia de la costumbre en España, que es dar sardinas al sediento, cuando fue nombrada Gallizo preguntó las necesidades que tenían las cárceles españolas y trabajó en solucionarlas. Aunque no siempre vocalizaba todo lo que debería, aplaudió la labor de miles de funcionarios de prisiones que ya no son carceleros a la antigua usanza.

Gómez Bermúdez se dedicó a hablar de sí mismo, su tema favorito.

Entre los presentadores del libro estaba el juez Javier Gómez Bermúdez, que se dedicó a hablar de sí mismo -es su tema favorito- y recordó que aunque hay gente que tiene que estar en prisión no debemos olvidar que siguen siendo seres humanos. Por este motivo, este firme defensor de la doctrina Parot cree que es positivo que haya piscinas en las prisiones, pues tiene funciones médicas y psicológicas, y asegura que a los presos no se les debe almacenar esperando que pase el tiempo de condena.

El acierto de Gallizo

La que fuera vocal del CGPJ Manuela Carmela hizo una conferencia paralela hablando de sus inquietudes, para acabar concluyendo que hay que encontrar alternativas a las cárceles, pues la letra con sangre no entra. 

Entre los aciertos de Gallizo está que los hijos de las presas puedan estar junto a ellas en módulos especiales los tres primeros años de su vida, cuando según los psicólogos se conforma la personalidad de los humanos. Hablando del libro: la obra, según nos contó la periodista Pepa Bueno, es un compendio de las más de 10.000 cartas de reclusos que ha recibido Mercedes y que expresan muy bien los problemas dentro de prisión; y que muchos de los internos eran carne de cañón y estaban abocados al delito. Pepa, que es una gran periodista, no oculta su proximidad a la izquierda política, lo que según algunos, no siempre bien informados, fue lo que aceleró su salida de TVE cuando llegaron las hordas populares.  

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