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Famosos solidarios: ¿altruismo o cosa de marketing?

El actor Liam Neeson apoyando la campaña #WakeUpCall / Imagen de Twitter.

Un acto altruista siempre es bien recibido. No importa la forma, ni la cuantía, ni el sentimiento que se encuentre detrás de dicha acción, lo importante es contribuir desinteresadamente a una causa con tal de hacer de este mundo uno mejor. No obstante, cuando el altruismo empieza a mezclarse con otras intenciones, no nos queda otra que desconfiar. ¿No se han preguntado últimamente por qué tenemos la sensación de que nos están tomando el pelo? Vivimos acosados por una serie de campañas promovidas por personajes populares que nos invitan -nos retan- a donar dinero, pero ¿se trata de altruismo o de marketing personal? ¿Es más importante la imagen que se ofrece que la causa a la que se contribuye? ¿Todo vale con tal de subir un selfie?

Este verano hemos asistido impasibles a la proliferación casi infinita del reto del cubo de agua helada. Ya saben -es imposible que quede alguien que no lo sepa-, un famoso reta a algunos de sus amigos populares a que se echen un cubo de agua helada -que en un principio era de hielo- por encima y donen diez euros para la investigación de la esclerosis lateral amiotrófica -ELA-, y en el caso de que no lo hagan, compensen su cobardía con una donación de 100 euros. Como pasmarotes fuimos compartiendo y aplaudiendo la buena voluntad de todos los famosos que decidieron aceptar el reto y grabarse mientras se mojaban de pies a cabeza, cuando lo lógico hubiera sido vitorear a los que no quisieron pasar por el trance a cambio de donar diez veces más a la asociación. Pero ¿y renunciar al placer de mostrar al mundo cuán solidario eres y cuán comprometido con la causa? En la cultura del 'me gusta', la imagen que proyectamos a los demás es lo primero.

¿Es necesario una cara famosa para concienciar?

Ante el éxito de la campaña, no es de extrañar que otras asociaciones y ONGs hayan decidido explotar el poder de convocatoria de los famosos. Estos días hemos asistido al nacimiento del #WakeUpCall, un movimiento que consiste en hacerse un selfie recién despertado, compartirlo en Internet y donar 5 libras -unos 6 euros- a UNICEF. La incitadora de la campaña ha sido la periodista Jemima Khan, embajadora de la asociación en Reino Unido, que pretende ayudar a los niños que sufren en Siria. Por el momento, se han unido a la iniciativa los actores Hugh Grant y Tom Hiddleston, la actriz Keeley Hawes y la modelo Naomi Campbell, entre otros.

 
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Pero no ha sido la única iniciativa. Paralelamente, algunos famosos, como Hugh Jackman, Neil Patrick Harris o el cocinero Jamie Oliver, han decidido unirse a la campaña #FeelingNuts, para apoyar la lucha contra el cáncer de testículos. Tan sencillo como hacerse una fotografía cogiéndose el paquete, compartirla en las redes sociales y nominar a otras celebrities. En este caso no hay recolecta de dinero, tan solo concienciar a los hombres de la necesidad de prevenir esta enfermedad.

Pero ¿realmente es necesario? ¿Debemos asistir a una nueva ronda de selfies de famosos presumiendo de su compromiso social? ¿No hay otras formas de incidir en la conciencia de la gente? A todo el mundo le gusta subir fotos a sus perfiles y más si van acompañados de un mensaje positivo, pero ¿dónde han quedado las donaciones por el hecho de donar? ¿Si no nos lo dice un famoso no somos capaces de rascarnos el bolsillo?

No todo en esta vida debe ser entretenido. Debería bastar una explicación de los problemas que acarrean las enfermedades y de la necesidad de investigación científica para que la población tomara conciencia de la situación -y todo sin entrar en el parche que suponen estas donaciones privadas ante la pasividad de los organismos públicos-. ¿Es motivo de alegría que un personaje popular, con ganancias que superar los varios millones de euros al año, donde 10 escasos a una buena causa? Algo no acaba de funcionar bien. Ahora, si cada pequeña contribución supone un alivio en la situación de personas que estén pasándolo mal, bienvenida sea.

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