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Vargas Llosa posa en casa de Isabel, habla de ella y del sexo a los 80

Mario Vargas Llosa habla del sexo a los 80, de su novia Isabel Preysler, de boda y de su novela en XL Semanal.

Mario Vargas Llosa ha posado para la portada de XL Semanal donde aparece posando en la biblioteca de la casa de su pareja, Isabel Preysler, con una imagen de ella de fondo. La publicación entrevista al Nobel con motivo de la promoción de su última novela titulada Cinco Esquinas.

Su última obra comienza con una escena de fuerte contenido lésbico y sexual. Un tema del que también ha hablado en la entrevista porque considera que no se trata de un tema tabú: “Muchas veces el sexo es la tabla de salvación”, dejando entrever que es lo que le ha ocurrido en su relación con Isabel.

Sin embargo, el escritor no ha hablado sólo de su libro sino también de su relación con Isabel Preysler: “Que a los 80 vuelva a tener una ilusión tan grande como esta es una inyección maravillosa, ¿no? Creo que la ilusión es lo que más puede enriquecer la vida de una persona y yo siento que mi relación con Isabel ha contribuido muchísimo a este estado de ánimo: puedo enfrentarme a mis 80 años sin temor”.

Vargas Llosa: “Todas las decisiones importantes las toma ella”

El escritor asegura que lo que más le gusta hacer con su pareja es ver películas y hablar mucho: “Yo la escucho a ella enormemente y con muchísimo interés porque es una gran narradora” aunque su novia tiene un inconveniente: “Yo soy un gran madrugador y ella una gran noctámbula” y explica: “¡Ahí es donde nos desencontramos mucho! Estamos intentando hallar un punto en común”. Aun así el asunto tiene solución y es él mismo quien dice que pese a ello “nos encontramos, nos encontramos”.

Además, Vargas Llosa reconoce que es Isabel la que cuida de su alimentación y respecto a la boda, prefiere que sea ella la que hable: “Eso se lo tienes que preguntar a Isabel. Todas las decisiones importantes las toma ella”.

El Nobel ha hablado de populismo y del independentismo en España

El escritor también ha opinado sobre la situación actual de España y la dificultad para formar Gobierno, que para nadie pasa desapercibida: “Pues con bastante preocupación. El populismo es muy destructor. Esa es una deriva muy peligrosa, como los movimientos separatistas. El independentismo catalán ha cobrado unas proporciones sorprendentes. Yo viví cinco años en Barcelona y jamás hubiese imaginado que podía cobrar esa presencia. El independentismo es una forma de populismo extremadamente peligrosa, quizá la peor. El nacionalismo es en este momento completamente antihistórico, es una regresión a la forma más primitiva, cavernaria... Y, sin embargo, ahí está; aunque yo no creo que vaya a ser nunca mayoritario”, concluye.

Vargas asegura que no le gusta aparecer en 'c'

A estas declaraciones hay que sumarle otras en las que el escritor ha asegurado que no le gusta salir en la revista de cabecera de su novia a pesar de que han posado juntos: “A mí no me gusta aparecer en Hola. Si yo pudiera, no aparecería en 'Hola'. Me gustaría aparecer siempre en las revistas literarias o culturales. No crea que me gusta aparecer en las revistas sociales. Hay gente a la que le gusta. A mí no, porque me hace perder muchísimo tiempo”, publica LOC

El escritor ha hablado más acerca de la revista ¡Hola! y de las personas que salen en ella: "Hay mucha gente que quiere ese tipo material que Hola le ofrece con enorme talento. La vida en rosa. Todo son felices, todos viven muy bien, todos son ricos, todos asisten sólo a actividades que producen placer y que hacen soñar a la gente. Antes esa era la función de las novelas y la poesía. Hoy es función de las revistas sociales y del corazón. Es un problema cultural muy, muy serio, de nuestro tiempo. Es un problema que deberíamos enfrentar de una manera más creativa, más responsable y más seria que haciendo bromas o tomándole el pelo a la gente que busca o que es víctima de esa publicidad de ese tipo de periodismo".

Además, Vargas Llosa asegura que desde que sale con Preysler su vida ha dado un giro y ya no puede hacer cosas cotidianas: “Es muy incómodo levantarse y tener a fotógrafos en la puerta de su casa. Eso coarta muchísimo la libertad. Dan ganas de no salir a la calle, porque uno se siente vigilado. Yo soy una persona a la que le gusta mucho salir y tomar un café. Esas cosas ya no las puedo hacer ahora, porque hay fotógrafos que me persiguen y no sé para qué. Toman fotos... ¿y para qué? Para salir en esas revistas que normalmente yo no leo, porque tampoco hay mucho qué leer”.

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