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Hollande, Trierweiler y las relaciones peligrosas del siglo XXI

Valerie Trierweiler y François Hollande se besan durante la campaña electoral (Gtresonline).

En Francia se ha armado gorda y hay dos bandos divididos: los fans y los abucheadores públicos. Sin embargo, aunque contrarios, coinciden en una cosa: todos lo leen con avidez. Valérie tiene algo de Glenn Close en Las Amistades Peligrosas, no en vano el autor del libro de misivas -Las Relaciones peligrosas- es francés, Choderlos de Laclos, y la única diferencia es que lo que en aquel entonces eran cartas, hoy son SMS, tweets y mensajes de Whatsapp, cuyo poder de difusión es estrastosféricamente más potente que un libro. Valérie  tiene más semajanzas de las que creemos con la condesa de Merteuil; del mismo modo que Hollande las tiene con el conde de Valmont. En el libro, el aristócrata puede hacer alarde de su comportamiento en público, que además le granjea cierta reputación,  mientras la condesa se ve obligada a disimular no solo por su condición de mujer casada sino para librarse del papel social que le han adjudicado en esa constreñida moral del siglo XVIII (Valérie y su internamiento en la clínica por depresión al conocer la doble relación de Hollande).

A los franceses les fascina el tema de las alcobas, y si se adereza con síntomas de revolución social, todavía más.

El derecho al secreto, la división entre vida pública y privada... es una frontera cuyos límites están cada vez menos delimitados. En Francia acudimos constantemente a la revelación pública de affaires de este tipo: desde Sarkozy con su supermodelo-primera dama Bruni, hasta el de Strauss-Kahn y sus escándalos sexuales... A los franceses les fascina el tema de las alcobas, pero si se adereza además con síntomas de revolución social, todavía más, y Valérie tiene el síntoma: habla directamente al pueblo porque procede del mismo sitio y ha sido repudiada.

Despecho y humillación pública

Gracias por este momento es el título del libro de Valérie, aunque ese “Gracias” sea uno de los más venenosos que ha vivido la república francesa en forma de vodevil estos últimos años. 29 mensajes en un solo día le envió Hollande suplicándole volver, pero el despecho y la humillación pública le impidieron a Valérie continuar con su amor. Lo que parece desvelar este nuevo Las amistades peligrosas es un Hollande normal, un hombre algo débil y mentiroso, que es capaz de simultanear dos relaciones y además gobernar una república. ¿Que es capaz? A juzgar por cómo ha terminado la historia, no parece ser así.

Si la pregunta es si esto es literatura, la contestación hay que pensarla dos veces. ¿Es literatura sublimar la vida cotidiana conviertiéndola en una historia universal? Sí, claro. Otro asunto es si el lenguaje empleado alcanza la categoría artística, pero ¿cuántas novelas lo hacen? Y si entonces estamos de acuerdo... ¿Por qué Valérie ha sido tan criticada por su exitosa novela/relato/carta...? Ella tiene una sola verdad: la emoción desde la que habla, desde la que nos narra una serie de humillaciones, de engaños y de vapuleos públicos como consecuencia del enamoramiento al que se sometió voluntariamente con un hombre que, probablemente, no estaba enamorado de ella de la misma forma.

Valérie desvela en su libro que en las alcobas de los presidentes las bajas pasiones son las mismas.

¿Cuántas veces hemos leído esta historia? ¿Cuántos guiones de cine, series de televisión, telefilmes se han realizado con esta temática? Aplicarle este hecho mortal a un presidente de Gobierno eleva el interés a la máxima potencia. No es lo mismo que tu vecina se vea en la calle porque su marido le ha engañado con otra a que fuera Ana Botella, por ejemplo, la que saliera por la puerta de la Moncloa ante semejante desengaño.

Resulta difícil comprender la sorpresa por la aventura literaria de Valérie. Belén Esteban, sin ir más lejos, ha publicado otro libro de la mano de Boris Izaguirre y ella sólo fue novia de un torero. Valérie desvela que en las alcobas de los presidentes las bajas pasiones son las mismas, y eso, sin duda, vende mucho más.

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