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Ni Beckham ni Cristiano: yo soy de Turan

Arda Turan en un reciente partido (Gtresonline).

Arda decidió, por una apuesta personal -ganar al Real Madrid en la Copa del Rey del año pasado, ahí va eso-, eliminar su melena y pasarse al rapado. Sin ningún miedo a perder su fuerza, decidió innovar con una barba larga, espesa y tan negra como los rizos que enloquecían a los más acérrimos. Y volvió a acertar. Su estilismo barberil ha descubierto a un centrocampista seguro de su físico y de su estilo. Y ha conquistado a más seguidores, si cabe.

Turán no sobresale por tener la estatura de Courtois o de Piqué, por ejemplo, ni el poderío físico de Cristiano. Mide 1,76 y pesa 76 kilos. Su fuerte ha sido el conquistar un estilo propio y no perder nunca la sonrisa. Como en su día hizo el danés Michael Laudrup...Su fuerte es la estética

¿Y cómo acierta de esa manera este Beckham turco, que así le llaman ya en su Turquía natal? Ah, claro, que detrás asoma Sinem Kobal, una modelo con quien comparte vida desde hace 5 años. Ambos son celebrities en Turquía y perseguidos por fotógrafos y paparazzi. De hecho, esta fue una de las razones por las que Turan se vino al Atleti, para disfrutar de una vida tranquila en la que el fútbol es una fiesta.

Sueño cumplido

“Mi fútbol es como el de una calle de Estambul”. Así define su manera de jugar, porque Arda se crio en el barrio humilde de Bayrampasa, en el lado occidental de Estambul. Me imagino yo que escuchando los cantos del muecín mientras diseñaba pases de gol con el balón, porque a Arda, lo que más le gusta, es dar pases de gol a sus compañeros.

Arda es Esparta, pero con sonrisa. El año pasado le eligieron mejor jugador de Turquía y no se cansa de decir que hasta en una final se puede jugar sonriendo. Le gustan los coches (el primero que tuvo entre las manos fue un Aston Martin DB9), como a todos los jugadores, pero tiene claras sus prioridades: su familia y su futuro.

Huye de la pose, del protagonismo, de los grandes sueños de otros, porque el suyo ya lo ha cumplido: ponerle una gasolinera a su padre en cuanto tuvo dinero para hacerlo. Ahora le queda cumplir otro, que no sabemos si será o no el suyo, pero que resulta ser de toda una gran afición: ganar la liga española con su equipo, el Atlético de Madrid. ¡Vamos, Ardaaa!

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