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Jennifer Lawrence se desnuda para hablar de sus desnudos

Portada de la edición estadounidense de Vanity Fair con el desnudo de Jennifer Lawrence.

Por mucho que la lista de famosas que han visto cómo sus fotografías más íntimas eran expuesta a la opinión pública supere ampliamente el centenar, tan sólo ha habido una verdadera protagonista, la actriz Jennifer Lawrence. La mujer más buscada de Hollywood, tanto a nivel profesional como personal, se convertía en el estandarte de una vulneración del derecho a la intimidad sin precedentes. Decenas de celebrities exigían responsabilidades, la intervención de las autoridades y la retirada inmediata de las imágenes, pero hasta ahora no habíamos conocido la opinión de la última ganadora del Oscar. Lawrence se ha mantenido en un segundo plano, a la espera, suponemos, del momento y la oportunidad, y la ha encontrado en un posado con entrevista para la versión americana de Vanity Fair. Pero no un posado cualquiera, sino uno con muy poca ropa. ¿Queréis desnudos? Aquí los tenéis.

“No es un escándalo. Es un delito”, comenta sobre la filtración de sus fotografías íntimas.

La entrevista con la actriz ya estaba pactada y concedida semanas antes del ataque de los hackers, comenta la propia revista, pero ante tal circunstancia decidieron darle la oportunidad de aprovechar el reportaje y manifestar sus emociones y pensamientos acerca de las filtraciones. “Es mi cuerpo y debería ser mi elección, y el hecho de que no lo sea es totalmente asqueroso. No puedo creer que vivamos en esta clase de mundo”, se lamenta la actriz, que pide más medidas ante este tipo de acciones. “No es un escándalo. Es un delito”, comenta. “Las leyes tienen que cambiar, nosotros tenemos que cambiar. Solo el hecho de que alguien pueda ser explotado y violado, y lo primero que pase por la mente de cualquiera sea tratar de obtener un beneficio económico, está muy por encima de mí. Nunca hubiera imaginado estar tan desapegada de la humanidad”.

Comunicado imposible

La actriz trató de redactar un comunicado público para pedir perdón por la situación pero no pudo. “Cada cosa que escribía me hacía llorar o enfadarme. Empecé a escribir una disculpa, pero no tenía nada por lo que pedir perdón. Llevaba cuatro años viviendo una estupenda relación. Era a distancia y o tu novio se dedica a ver porno, o te ve a ti”, confiesa la actriz. Pero Lawrence no se acobarda. “Cada persona que ha visto las fotos, ha contribuido al delito. Deberían encogerse de miedo y vergüenza. Incluso gente que conozco y que me dice: 'Sí, he visto las fotos'. No me quiero enfadar, pero a la vez pienso: 'No te he dado permiso para que veas mi cuerpo desnudo'”. Ahora ha sido ella la que se ha desnudado en público -a través de una revista- y porque ha querido. “No por ser un personaje público, no por ser una actriz, quiere decir que haya pedido esto”.

¿Desde cuándo la víctima es la responsable del delito?

¿Se trata de las consecuencias de la fama? En un primer momento resulta sencillo, incluso lógico, pensar que si se trata de una persona mundialmente conocida, con millones de fans y que acapara noticias y portadas, debería ser más cuidadosa con su imagen y no arriesgarse a estos niveles, pero, ¿acaso tiene culpa el propietario de una casa de que unos ladrones entren a robar en ella? ¿Le diríamos que eso le pasa por tener una casa? ¿Desde cuándo la víctima es la responsable del delito? Efectivamente, de no tener fotografías desnuda, nada de esto hubiera ocurrido, ¿pero por qué tiene que pedir perdón Jennifer Lawrence? Tan solo el hecho de que la actriz considerara que debía emitir un comunicado de disculpa debería hacernos reflexionar. Además, quién esté libre de pecado, que tire la primera piedra.

La actriz no solo habla sobre el Celebgate, sino que también aprovecha para sincerarse sobre sus relaciones, su trabajo e incluso sus preferencias televisivas. ¿Conseguirá sobreponerse al escándalo? Sin duda. Si algo caracteriza el momento en que vivimos es la celeridad de la información. Dentro de dos meses, para bien o para mal, ya nadie se acordará de las fotografías. Y si no que se lo pregunten a Kim Kardashian, que de protagonista de una sex tape ha escalado hasta aparecer en portada de Vogue. Así es nuestro tiempo.

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