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Jesús Castro, la nueva (y atractiva) promesa del cine español

Jesús Castro durante la promoción de la película `El Niño´(Gtresonline)

El Niño ha sido, como era de esperar, la revelación de la temporada -una vez más, la agresiva promoción de los canales de televisión parece que ha dado resultado-, pero no crean que el interés del público se ha centrado en el argumento, la acción o el buen trabajo de los actores. No señores, aquí lo que importa es 'el guapo de la película' y ese es Jesús Castro. Y no es de extrañar, ya que el joven acumula todos los clichés necesarios para convertirse en un fenómeno de masas. Es guapo -arrebatadoramente guapo-, desconocido, tiene un pasado modesto, una familia acogedora, nunca pensó en ser actor y acabó en el casting de la película por casualidad. Solo le falta declarar que duerme ocho horas al día y bebe dos litros de agua para mantener su atractivo. Aunque, claro, con 21 años, tampoco le hace falta.

Uno entre tres mil

Sus intensos ojos azules y su descaro le convirtieron en el canditado ideal.

Castro estaba en el instituto -estudiando un módulo de electrónica- cuando se enteró de que muchos de sus compañeros se habían apuntado a un casting para una película con tal de saltarse un par de horas de clase y él no quiso ser menos. Se presentó a las pruebas para El Niño y encandiló a los responsables. Sus intensos ojos azules -a los que no han tardado en comparar con los de Paul Newman-, su físico y su descaro le convirtieron en el candidato ideal entre más de 3.000 aspirantes. Todo un hito para alguien que nunca había pensado dedicarse a la interpretación.

Castro ejercía de electricista, camarero, albañil, relaciones públicas de discotecas y ayudaba a su padre en el negocio familiar -una churrería en Vejer de la Frontera-, un pasado al que dice que volvería sin caérsele los anillos, pero que, evidentemente, se ha quedado en eso, en pasado.

Nueva esperanza para el cine español

Castro asegura que su sex symbol confesable es Grace Kelly.

Ahora Jesús Castro es el chico de moda. Sus entrevistas se cuentan por decenas, le han nombrado 'Hombre del momento' en revistas y canales de televisión y se pasea por los platós ya casi como un profesional. Detrás de él, suponemos una maquinaria de asesores perfectamente engrasada. Los mismos que le dicen que potencie sus cualidades de chico de barrio, mientras asegura que su sex symbol confesable es Grace Kelly. ¿De verdad estamos ante un chico de 21 años que declara que una de sus películas favoritas es Scarface? Entiendan nuestra sorpresa y nuestro alivio al comprobar que hay vida más allá de los concursantes de Mujeres y Hombres y Viceversa. A ver si Jesús Castro va a ser, definitivamente, la nueva esperanza del cine español...

El chico, desde luego, está alimentando su leyenda. “La verdad que no me gusta [que me comparen con Miguel Ángel Silvestre]. Me halaga porque Miguel Ángel Silvestre es un gran actor y yo le admiro mucho, pero yo soy Jesús Castro y me gustaría que la gente me viera como Jesús Castro”, ha declarado el actor. “No soy ni el Duque, ni Paul Newman, ni Steve McQueen, ni Rubén Cortada, ni Mario Casas... Soy yo y ya está”. Y hace bien. Vivimos obsesionados con las comparaciones, con anunciar que fulano es el nuevo mengano, cuando la realidad nos evidencia que cada día perdemos ídolos pero nos cuesta mucho ganar nuevos aspirantes. Puede que Jesús Castro sea el hombre del momento, pero ¿lo será en el futuro? ¿Y si dentro de cinco años ya no nos acordamos de este chico de ojos azules? ¿Y si Rubén Cortada desaparece después de El Príncipe? ¿Y si toda esta ingente cantidad de textos no sirve para nada? ¡Qué vértigo!

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