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Estilo

Los hombres detrás de las mujeres de Dior

(Gtresonline).

Acaba de lanzarse la nueva campaña de Dior Homme y es el pálido Pattinson el elegido para ser la nueva imagen de la casa francesa. Si Jude Law nos dejaba el año pasado un hombre elegante, enigmático y sensual donde los haya, el pequeño vampiro y actor de culto en ciernes trae aires más rebeldes, urbanos y calientes a la icónica fragancia de Dior. La fotógrafa neoyorquina Nan Goldin, famosa por capturar el Manhattan de los 90 y el realizador Romain Gavras, hijo de Costa Gavras, ayudan a Pattinson y a su mirada estrábica a construir la nueva identidad de Dior Homme.

Christian Dior parecía y era un hombre sencillo, “un amable cura rural con cabeza de huevo”, como lo definía su amigo el fotógrafo Cecil Beaton que, sin embargo, creó una de las casas con más glamour y estilo de la moda francesa. Él mismo confiesa que, después de su éxito en las pasarelas de los años 50 intentó ser más extravagante, se puso flores en el ojal, encargó trajes a medida y se puso  en manos de masajistas, pero no funcionó. Entre él y el mundo que había creado, había un abismo. En 1947 revolucionó la figura femenina y creo el mítico new look, una mujer-flor con hombreras anchas, cintura de avispa y faldas de vuelo que devolvía toda la feminidad perdida en la Segunda Guerra Mundial. Tan solo fue una década la que Dior pudo disfrutar de su éxito, en 1957 moría de un ataque al corazón y la continuidad de la firma parecía peligrar, pero fue otro hombre, y su discípulo favorito, Yves Saint-Laurent el que tomó las riendas de la casa. Con la colección Trapèze, Saint-Laurent consolidó a la casa Dior como una de las grandes del lujo. Después vinieron otros hombres, Marc Bohan y Gianfranco Ferré continuaron hasta 1996 con la línea clásica y elegante que creara monsieur Dior. 

La Revolución Dior de Galliano

Pero los tiempos cambiaron y el excéntrico gibraltareño John Galliano aterrizó en la firma. Era el primer británico que dirigía una casa francesa de alta costura y, como no, la revolucionó. Recuperó el new look y lo mezcló con inspiraciones eduardianas, con mujeres masai, princesas amerindias, raperos y homeless, y Dior se volvió Galliano.

El barroquismo que siempre le faltó a Dior, Galliano lo vomitó en los 14 años que le dio a la firma. Pero en 2011 Dior perdió a Galliano y Galliano se perdió a sí mismo. Sus insultos antisemitas en plena borrachera a una pareja de judíos dieron al traste con una relación que parecía indestructible.

En 2000 otro hombre visionario llegó a Dior Homme, Hedi Slimane. El diseñador francés revolucionó la silueta masculina, la estilizó e hizo adelgazar hasta al propio Lagerfeld para poder enfundarse uno de sus trajes. Fue tan novedosa su propuesta que un montón de celebrities femeninas empezaron a usar los trajes masculinos de Dior.

Hoy son Raf Simons, el heredero de Galliano y Kris Van Assche, al frente de Dior Homme, los nuevos hombres Dior. El primero pertenece a la facción más intelectual de la industria de la moda y le ha dado una vuelta futurista al romanticismo que dejó Galliano. Es difícil llegar a la genialidad de su antecesor, pero el chico lo intenta. Su primera colección crucero para 2013/2014 luce tripillas entre transparencias y encajes, y tuvo cierto éxito de crítica en su presentación de Montecarlo, nada del otro mundo. El segundo, tiene claras tendencias góticas, le acusan de repetitivo y ha transformado la androginia del Dior anterior en looks más siniestros. Su última colección, The Players, muestra un hombre uniformado, misterioso y que da cierta grima, la verdad.

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