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Mercadillos alemanes: los tópicos tienen vida propia

Kornmarkt (flickr |HDValentin - imagen con licencia CC BY-SA 2.0).

Lübeck

 El mercadillo de Lübeck permite disfrutar de la Navidad... y no sólo a los niños. Estamos ante el mercadillo teutónico por excelencia, el más tradicional y antiguo de todos. Su origen documentado se retrotrae al siglo XVII, pero pese a sus más de 300 años de edad muestra una salud envidiable. No sólo se extiende a lo largo y ancho de toda la ciudad, un laberinto de cabañas ideales que utilizan las iglesias como si fueran centros neurálgicos, sino que el abanico de actividades que propone van mucho más allá de comprar.

Música y folclore teutón se mezcla con productos de artesanía, golosinas de lujo y los vinos tradicionales del lugar (atención a los puestos de la Iglesia de San Jacobo, dedicados al ponche) y también con escenografías y representaciones de cuentos tradicionales aptos para toda la familia, como los que tienen en el templo de Santa María. Esta ciudad sabe guardar la esencia del gran norte.

Hamburgo

 El mercadillo de Hamburgo es amplísimo y se extiende por toda la ciudad, hasta en siete puntos clave con centenares de puestos entre los que destaca el que tiene lugar en la Plaza del Ayuntamiento que el mismísimo Papá Noel sobrevuela causando sensación en los más pequeños, o el de la calle Mönckebergstrasse, de naturaleza abiertamente comercial.

La ciudad se convierte en una atracción desde finales de noviembre, cuando comienza la actividad de sus mercados con un alarde de diseños y creatividad en el que, como si de un parque de atracciones se tratase. Su nueva Opera y su renovación arquitectónica continua la convierten en la ciudad más dinámica del territorio Merkel.

Escenografías excepcionales e impresionantes hasta el puro exceso, conciertos, delicias culinarias, dulces y bebida tradicional, desfiles con motivos de Pascua... Ni siquiera falta el mercadillo alternativo de la zona ‘okupa’, en la zona del puerto que roba protagonismo a St. Pauli.

Frankfurt

 El dinero también sabe de fiestas. Presidido por un gigantesco árbol de navidad, el mercadillo de Frankfurt es otra de las citas destacadas en la navidad alemana, extendiéndose también a lo largo y ancho de todo el casco antiguo de la ciudad, uno de los auténticos centros culturales y financieros teutones y europeos.

Precisamente el contraste entre esa modernidad y la tradición que se desprende de las plazas de Römerberg y Paulsplatz en época de Navidad, es lo que otorga valor renovado a la tradición del mercadillo de Frankfurt. ¡Incluso está permitido regatear! Toda una licencia fiscal.

Heidelberg

 Situada a orillas del río Neckar, en la ciudad universitaria y palaciega de Heidelberg prima la calidad de vida sobre todas las cosas. Su mercadillo navideño, dividido en cuatro zonas, es por ello el más recogido y acogedor de todos los nombrados. Las cinco zonas que lo dividen están marcadas por las principales plazas de la ciudad, todas con ese aliento entre romántico y antiguo que convierte el lugar en un cuento de hadas que, sin embargo, tiene un pasado histórico evidente.

Bismarckplatz, Universitätsplatz, Kornmarkt, Anatomiegarten y Marktplatz son las cinco plazas, en las cuales se distribuyen las sorpresas de un mercado de adviento coronado por el gran árbol de Navidad y un castillo bajo el que se disponen los espectáculos y un ingente número de puestos de artesanía y vino caliente. Una de esas ciudades que hay que conocer para entender mejor lo que pasa en Europa. 

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