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¡Para amantes del ciclismo! El mejor fin de semana se esconde en la comarca de Sobrarbe (Huesca)

Sus rutas recorren los parajes naturales más hermosos. Nosotros, desde ‘Marabilias’, pudimos visitar solo una de sus rutas, la del cañón de Añísclo (Boltaña) cuyo río pirenaico se deja entrever en el fondo, como el susurro de uno de los secretos mejor guardados por su naturaleza.

Esta ruta, como todas las de la región, es apta para todo tipo de turistas, pero especialmente para los amantes del ciclismo. Y no es la única. Las cuencas de los ríos Cinca y Ara envuelven hasta 60 rutas en todo el Pirineo Aragonés y en el enotrno del parque Natural de Ordesa y del Monte Perdido.

Enduro, variantes, light, cicloalpinismo…. “La dificultad técnica de la Zona Zero es mayor que en otros lugares y el gran número de senderos hace que la velocidad de los ciclistas pueda tomar los 7 u 8 kilómetros por hora”, nos cuenta Raúl Villacampa, socio fundador de la empresa Bikefriendly, especializada en este tipo de turismo de aventura.

Paisaje en Parque natural de Ordesa

Otro punto a su favor desde que se creó la Zona Zero, es la afluencia turística. “Antes nuestro turismo era en periodos estivales, pero desde que se ha potenciado el turismo ciclista, la región se ha convertido en sitio de referencia para ciclistas de todo el mundo, y nosotros lo hemos notado mucho, ya que ahora la afluencia turística es todo el año”, nos cuenta a ‘Marabilias’ Enrique Pueyo, alcalde de Aínsa.

¡Pero que no cunda el pánico! No hay que ser profesional para recorrer las rutas de la zona. En función del nivel de cada uno, existen pruebas de nivel y rutas adaptadas para familias. Guías, alquileres de bicicletas y visitas culturales, gastronómicas y naturales completan el mejor plan para disfrutar del Parque Nacional de Ordesa, el Monte Perdido o el Parque Natural de Posets Maladeta, a través de los valles de Bielsa y Chistau, en el Sobrarbe.

Tourmalet, Col d’Azet o el ya mencionado cañón de Añísclo son algunas de las joyas mejor guardadas y que te esperan para ser conquistadas, bien en coche, haciendo senderismo o en bici.

El Monasterio de Boltaña, un refugio lleno de magia

En torno a los pueblos de Boltaña y de Aínsa, de recomendación turística obligatoria, se encuentra el Monasterio de Boltaña, hoy un hotel Barceló que mantiene la estructura de este viejo refugio de los monjes de mediados del siglo XVII. Sobre una vieja ermita, la Orden de los Carmelitas Descalzos se asentaron por ser un lugar tranquilo y de tierras fértiles, donde aún a día de hoy, este hotel eco-friendly tiene su propio huerto –donde enseñar a familias y niños a sembrar sus propias cosechas-. “El hotel está pensado para aventureros pero también para gente que busque un poco de paz y para padres que deseen disfrutar de sus vacaciones con sus hijos de manera diferente”, nos relata Xavier Marsal, director adjunto del hotel.

El núcleo antiguo sobre el que se construyó este convento era la ermita del Espíritu Santo, donde se ubicó la iglesia, justo encima, de época barroca. De planta de cruz latina, con bóveda de cañón y serie de capillas de entrada de la nave principal, su estructura de arcos curvos aún mantiene intacto el secreto de la cripta, “donde solo puede entrar la guardia civil. La cripta está sellada y ni los miembros del hotel tenemos acceso a ella”, reconoce Xavier.

El hotel, que reabrió sus puertas en julio de 2005 como tal, está ubicado en la Comarca de Sobrarbe, situado a orillas del río Ara –al noreste de la provincia de Huesca a 672 metros de altitud- y cuenta con habitaciones de todo tipo –Superiores, Villas, Villas familiares, Junior Siute…), varios restaurantes (Marboré y Somontano, el restaurante de los desayunos buffet), piscina exterior, Gimnasio, Spa de 1,100 metros cuadrados con saunas y circuito de chorros para todo el cuerpo, salas de reuniones con capacidad para 360 personas, y su mejor joya histórica: la iglesia del S.XVII con capacidad para 220 personas.

La mejor gastronomía

Sus cocinas esperan la llegada de los paladares más exquisitos, con platos como el entrecot de Boltaña, las croquetas de ternasco, el bacalao bizcaíno o el tartar de salmón y aguacate, entre otros manjares.

Un plan perfecto para un fin de semana que estará lleno de apasionantes rutas en bici, pero también de mucha historia, buena gastronomía y los más bellos parajes naturales. 

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